CISEN: ¿POR LA SEGURIDAD NACIONAL?
En
el marco del foro "Los nuevos retos y amenazas a la paz y a la seguridad
nacional", organizado por la Secretaría de Relaciones Exteriores,
el director del Centro de Investigación y Seguridad Nacional, Eduardo
Medina Mora, emitió opiniones que no pueden pasarse por alto. El
funcionario dio por buena la imputación --aún no probada--
del gobierno estadunidense contra la agrupación fundamentalista
Al Qaeda, a la que Washington atribuye los atentados terroristas del 11
de septiembre, y estimó que esa organización podría
lanzar, desde territorio mexicano, "nuevos ataques" contra Estados Unidos.
En la lógica de Medina Mora, "Al Qaeda pudo haber previsto el fracaso
de sus aviones (sic) y haber desarrollado varias unidades de ataques alternativos,
listos para actuar dentro de Estados Unidos o de otros países",
entre los cuales podría estar el nuestro.
Lo dicho ayer por el actual encargado del organismo de
seguridad nacional es, desde varios puntos de vista, asombrosamente torpe,
inoportuno y hasta peligroso.
Por principio de cuentas, los jefes de las instituciones
nacionales de seguridad carecen, hasta donde se sabe, de elementos de juicio
para determinar si la versión oficial estadunidense en torno a los
ataques del 11 de septiembre es verdadera o falsa. La información
disponible hasta ahora hace pensar que Osama Bin Laden y su grupo de fanáticos
pudieron estar involucrados en esas repudiables acciones, pero no hay margen
para afirmarlo de manera categórica; otros datos indican que Al
Qaeda y los talibán recibían, hasta hace no mucho tiempo,
apoyo de Washington, y que las familias Bush y Bin Laden se han asociado
en diversos negocios. En ese complejo y embrollado contexto, cabría
esperar más prudencia, por parte de los funcionarios mexicanos,
cuando emiten declaraciones sobre la actual crisis.
En otro sentido, las palabras de Medina Mora son desafortunadas,
tanto si surgieron de un análisis documentado como si fueron resultado
de una mera especulación carente de fundamentos. En el primer caso,
es decir, si el titular del Cisen supiera de manera fehaciente que Al Qaeda
cuenta con infraestructura en México o Canadá para lanzar
"ataques alternativos", no tendría por qué hacer público
tal conocimiento; en cambio, si se tratara de una mera ocurrencia, ésta
podría resultar inspiradora para esa u otra organización
terrorista con interés en atacar al país vecino y convertirse,
de esa forma, en una suerte de profecía autocumplida.
Desde otra perspectiva, los señalamientos de Medina
Mora otorgan al gobierno de Estados Unidos un margen --a todas luces indeseable--
para emprender nuevas presiones e injerencias contra nuestro país,
esta vez con el pretexto de "la lucha contra el terrorismo".
En suma, por donde quiera que se les vea, las declaraciones
de ayer del director del Cisen no contribuyen a robustecer la seguridad
nacional y sí, por el contrario, a debilitarla.
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