JUEVES Ť 25 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť Con un libro acerca del pintor empieza la serie editorial Plástica iberoamericana
Primera exposición de Gabriel Ramírez en el MAM luego de cuatro décadas de trabajo
Ť La OEI dará a conocer la obra de artistas reconocidos con escasa difusión
MERRY MAC MASTERS
La Organización de Estados Iberoamericanos (OEI), con sede en Madrid, comienza su serie editorial Plástica iberoamericana con el libro Gabriel Ramírez, pintor. Su propósito es dar a conocer la obra de artistas reconocidos en el medio, pero que no han tenido la difusión debida.
Dentro de ese contexto se ha organizado una retrospectiva del artista abstracto yucateco recién inaugurada en el Museo de Arte Moderno (MAM), para la cual el volumen mencionado servirá de catálogo. Es la primera muestra individual de Ramírez (Mérida, 1938) en dicho recinto.
Primer contacto con Van Gogh
Identificado con el grupo de la ''ruptura'', Ramírez asegura que eso fue ''casual'', ya que esos artistas también conocidos como ''los pintores de la Juan Martín'' nunca se manifestaron como agrupación. El entrevistado, a pesar de su gusto por el dibujo, jamás pensó en ser pintor, ''ni el día de hoy''. Reconoce, sin embargo, que ''el agua estaba lista para el guisado''.
El proceso se inició al ver en 1957 una película sobre Van Gogh, a quien desconocía aunque era un apasionado del cine. Instalado ya en la ciudad de México con su familia, Ramírez empezó a leer sobre Cezanne, Lautrec, Van Gogh, Utrillo y Modigliani; quería sufrir ''igual que ellos''.
De formación autodidacta, en sus años mozos Ramírez trabajó de publicista. En uno de sus empleos coincidió con Jomi García Ascot, quien al enterarse de que pintaba le pidió ver unas transparencias de su obra y, como le gustaron, le habló al galerista Juan Martín, quien le dio una cita: ''Era muy mal humorado, gruñón, pesado, antipático. Ya lo conocía, por eso siempre tuve temor de esa primera entrevista. Me aclaró que sólo me recibía por amistad con García Ascot. Vio mi obra de lejos y dijo: 'esto para mí no significa nada. Si me intereso, te hablaré'. Salí de la galería respirando, qué bueno que se acabó esta entrevista tan desagradable''.
El hecho de que Juan Martín se haya fijado en su obra, Ramírez lo atribuye a Vicente Rojo, a quien ''seguramente'' le enseñó su trabajo y en quien el galerista ''confiaba para opinar''. De nuevo, por medio de García Ascot, supo que el galerista quería ver sus cuadros en su taller.
Apunta: ''No tenía taller. Vivía en la Narvarte en un departamentito con mi mamá, mí tía y mi hermana. Pintaba en mi cuarto, era un rincón.
''Me dijeron que iban a ir Vicente Rojo, su esposa y Juan Martín. Entonces me puse más nervioso todavía porque a mi casa jamás iba de visita nadie, ni familiares. Mi madre era muy especial respecto de eso.''
Obra reciente en la Galería Pecanins
Gabriel Ramírez realizó, en 1965, su primera exposición en la Galería Juan Martín. Al respecto señala: ''No hubo en particular ningún elogio. Sólo recuerdo que me dijeron que tenía que cambiar el apellido, que utilizara el segundo que es Aznar'', algo que le fue imposible en ese momento.
-ƑPor qué el arte abstracto y no otro tipo de pintura?
-El abstracto siempre me presenta problemas de solución. No es particularmente abstracto, es una mezcla. Hay todavía muchas reminiscencias figurativas. Una pintura figurativa hay que elaborarla más; hacer bocetos; hay un tiempo que tal vez no quiera utilizar. Siempre, cuando uno pinta -por lo menos en mi caso- hay una urgencia. Entonces, pienso que algo figurativo me detendría esta paciencia.
Ramírez ha hecho dibujos figurativos, ''esos desnudos que las Pecanins me han exhibido en varias ocasiones porque me piden, por favor, 'hazte unos desnudos'. Luego, la gente me lo critica mucho''. El 13 de noviembre, por cierto, el pintor abrirá una muestra de obra reciente en la Galería Pecanins.