JUEVES Ť 25 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť Pueden surgir fanáticos "como los de Waco", alerta
Una guerra global supondría la derrota de todos: Umberto Eco
Ť El Islam, menos monolítico de lo que se piensa, pero la cristiandad podría verse "fragmentada y neurótica", dice
DE LA REDACCION
"En la era de la globalización, la guerra global es imposible" porque supondría "la derrota de todos", concluyó el escritor y semiólogo italiano Umberto Eco en su más reciente ensayo sobre el conflicto en Afganistán, publicado en el periódico español El País.
El autor de Apocalípticos e Integrados refuta la tesis de una guerra o choque de civilizaciones entre Occidente y Oriente, entre el mundo cristiano y el islámico, y expone la imposibilidad de los escenarios que, aclara, se inspiran en la ciencia ficción, pero que podrían ser reales:
"Por un lado -afirma Eco- las operaciones de guerra pueden empujar en Oriente a las masas fundamentalistas a tomar el poder en los diferentes Estados musulmanes, incluso en algunos de los que apoyan a Estados Unidos; por el otro, la intensificación de atentados insostenibles puede llevar a las masas occidentales a considerar al Islam en su conjunto como el enemigo. Tras lo cual tendríamos un enfrentamiento frontal, el Armagedón decisivo, el choque final entre las fuerzas del bien y las del mal (y cada parte consideraría mal a la parte contraria). No es un escenario imposible. Por ello, como todos los escenarios debe dibujarse hasta sus últimas consecuencias". Hoy, el enfrentamiento podía asumir dos formas: el ataque o la contención.
Sólo una cruzada fue exitosa
Bajo esta hipótesis, el experto en la era medieval expone que el único momento frontal de ataque entre Occidente y Oriente fue durante la época de las cruzadas y "la única cruzada que llevó a una conquista efectiva (con la instalación de los reinos francos en Oriente Próximo) fue la primera. Después, durante siglo y medio (con Jerusalén de nuevo en manos de los musulmanes) hubo otras siete, sin contar otras expediciones fanáticas e insensatas como la llamada cruzada de los niños. En todas ella, la respuesta a la llamada de San Bernardo o de los pontífices fue poco entusiasta y confusa... La única operación militar de éxito fue, más tarde, la reconquista de España".
"Choque frontal, pues, igual que en el pasado -explica Eco-, pero en el pasado había una Europa con fronteras bien definidas, con el Mediterráneo entre cristianos e infieles, y con los Pirineos, que mantenían aislada la parte occidental del continente que aún era en parte árabe".
En los últimos siglos, indica Eco, asistimos a un nuevo enfrentamiento: Occidente espera que Oriente se debilite para colonizarlo. "La pelea no se ha eliminado, sólo se ha agudizado".
Autor de El Nombre de la Rosa, una obra que versa sobre los textos prohibidos en la literatura católica, Eco pregunta: Ƒcuál es la diferencia entre el choque actual y los enfrentamientos del pasado?
"En tiempos de las cruzadas, el potencial bélico de los musulmanes no difería mucho del de los cristianos: espadas y máquinas de asedio estaban a disposición de ambos. Hoy, Occidente tiene ventajas en cuanto a tecnología bélica. Es cierto que en manos de los fundamentalistas Pakistán podría usar la bomba atómica, pero como mucho conseguiría arrasar, por ejemplo, París e inmediatamente sus reservas nucleares quedarían destruidas. Si cayera un avión estadunidense, construirían otro; si cayera uno sirio, tendrían dificultades para comprar otro a Occidente. El Este arrasa París y el Oeste lanza una bomba atómica sobre La Meca. El Este difunde el botulismo por correo y el Oeste envenena todo el desierto de Arabia, como se hace con los pesticidas en los inmensos campos del Midwest, y mueren hasta los camellos. Estupendo. Tampoco duraría tanto, como mucho un año; después, todos continuarían con las piedras, pero ellos saldrían perdiendo".
Otra diferencia respecto del pasado es el adelanto tecnológico, pero "incluso nuestra tecnología más avanzada vive del petróleo y éste lo tienen ellos, por lo menos la mayor parte. Ellos solos, sobre todo si les bombardean los pozos, no pueden extraerlo; pero nosotros nos quedamos sin él".
Para Eco, la guerra global entre Este y Oeste "sería la primera guerra con un enemigo acomodado en casa y asistido por la seguridad social. Pero, atención, el mismo problema se plantearía en el mundo islámico, que tiene en su casa industrias occidentales e incluso en enclaves cristianos como Etiopía".
Llevando al lector hasta el terreno del absurdo, Eco juega con los posibles escenarios de una "cacería global contra musulmanes", plantea el resurgimiento de los campos de concentración e, incluso, especula con la posibilidad de arrojarlos al mar. "Millones de cadáveres flotando en el Mediterráneo. Me gustaría ver qué gobierno se atreve a hacerlo, sería mucho peor que desaparecerlos, incluso Hitler masacraba poco a poco y a escondidas", ironiza Eco.
El semiólogo italiano plantea que un nuevo enfrentamiento global provocaría la proliferación de grupos filoislámicos, "seguidores de Gandhi que se cruzarían de brazos y se negarían a colaborar con sus gobiernos", pero también "fanáticos como los de Waco que empezarían (sin ser fundamentalistas musulmanes) a desencadenar el terror para purificar al Occidente corrupto".
Eco indica que difícilmente la sociedad occidental actual aceptaría el cese de una economía de prosperidad y derroche. Incluso, se pregunta: "Ƒaceptarían todos la disminución de energía eléctrica, sin poder recurrir siquiera a las lámparas de petróleo? ƑEl oscurecimiento fatal de los medios de comunicación y no más de una hora de televisión al día? ƑLos viajes en bicicleta en lugar de en automóvil? ƑCines y discotecas cerrados, hacer cola en el MacDonald's para tener la ración diaria de una rebanada de pan de salvado con una hoja de lechuga?... Imaginemos lo que le importa a un afgano o a un prófugo palestino vivir en una economía de guerra, para ellos no cambiaría nada. Pero Ƒa nosotros? ƑA qué crisis de depresión y desmotivación colectiva nos enfrentaríamos? ƑEstaríamos dispuestos a aceptar el llamamiento de un nuevo Churchill que nos prometiera sangre y lágrimas?"
En resumen -remata Eco- "la guerra entre Este y Oeste podría muy bien mostrar a un Islam menos monolítico de lo que se piensa, pero desde luego vería a una cristiandad fragmentada y neurótica, donde poquísimos se presentarían candidatos a ser los nuevos templarios: es decir, los kamikazes de Occidente".
"Todos los incidentes que he previsto derivan de la existencia de la globalización, y en este contexto, los intereses y las exigencias de las fuerzas en conflicto estarían estrechamente enlazados, como ya lo están, en una madeja que no se puede devanar sin destruir", subrayó el autor de La Estrategia de la Ilusión.