JUEVES Ť 25 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť Llama la Cruz Roja a las partes en conflicto a respetar los derechos de los civiles
Acusa la ONU que Washington utilizó bombas de fragmentación en sus ataques sobre Herat
Ť Fueron bombardeadas no sólo instalaciones militares, sino también un hospital y una mezquita
Ť Se estima que han muerto más de mil afganos desde el comienzo de la guerra, el 7 de octubre
REUTERS, AFP, AP Y DPA
Kabul, 24 de octubre. La Organización de las Naciones Unidas (ONU) denunció hoy que Estados Unidos lanzó bombas de fragmentación en sus ataques sobre Herat, donde bombardeó un hospital militar, una mezquita, un pueblo vecino y un asilo de ancianos.
En el mismo tenor, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) llamó a todas las partes en conflicto en Afganistán a respetar los derechos de los civiles.
El portavoz de del programa antiminas de la ONU, Richard Kelly, urgió desde Islamabad a Washington a que informe sobre la forma para desactivar los explosivos que no han estallado y cada uno de los cuales contiene 200 bombas de un kilogramo y me-dio, en referencia a que muchos de esos ar-tefactos que cayeron en Herat en los bombardeos de la víspera permanecen en las calles ante la vista de la gente y el peligro que representan.
La vocera de la ONU, Stepanhie Bunker, reafirmó que los bombardeos estadunidenses de esta semana contra Herat, al oeste del país, no sólo afectaron instalaciones militares sino también un hospital, una mezquita y un pueblo cercano.
Al respecto, el mismo Pentágono admitió que una bomba cayó "por error" en las in-mediaciones de una residencia para ancianos en la misma ciudad.
Bunker indicó que el pueblo atacado, sin citar su nombre, se hallaba entre 500 y mil metros del campamento militar y fue alcanzado por las bombas de fragmentación.
"Hubo gente trasladada hacia el principal hospital de Herat en vehículos por la carretera, dejando suponer que hay gente que resultó herida o que murió", expresó.
Al parecer el pueblo atacado y citado por Bunker es Deh Raud, con un posible saldo de 12 muertos, y que habría sido confundido con un campamento militar por encontrarse aislado en la región sureña.
Además, el régimen talibán dijo que 52 civiles murieron en otro ataque en el pueblo de Chakor Kariz, cerca de Kandahar.
La portavoz del organismo mundial dijo que los habitantes del poblado pidieron ayuda para desactivar los fragmentos de las bombas, en tanto que el talibán aseguró que dos hospitales fueron destruidos en Herat el fin de semana e insistió en que como resultado hubo al menos cien muertos entre enfermos y personal médico.
Exodo de las principales ciudades
La ONU señaló que luego de 18 días de bombardeos los estadunidenses han logrado que aproximadamente 70 por ciento de la población se haya visto obligada a huir de Kandahar, Jalalabad y Herat, tres de las principales ciudades del país, en lo que analistas de prensa consideraban como parte de la estrategia de guerra de Washington para desalojar a la gente y aislar al talibán.
El CICR emitió en Ginebra un comunicado en el que pidió a todas las partes en conflicto, como son Estados Unidos, Gran Bretaña, la milicia afgana talibán y la oposición armada de Alianza del Norte, que respeten a "las personas que no participan en las hostilidades" y que "sean tratadas con hu-manidad en todas las circunstancias", pues apuntó que los civiles no deben ser desplazados por la fuerza y sus propiedades deben ser respetadas.
Luego de recordar que los ataques dirigidos contra civiles están prohibidos, al igual que los perpetrados sin discriminación, ins-tó a todos los combatientes a "autorizar y facilitar las operaciones de socorro humanitario imparciales", a "garantizar la seguridad del personal médico y humanitario" en la zona, así como respetar los emblemas de la Cruz Roja y la Media Luna Roja.
Hasta la fecha se estima que los bombardeos han causado más de mil muertos y cientos de heridos desde el comienzo de los ataques sobre Afganistán, del 7 de octubre, aunado a grandes daños en instalaciones militares y civiles del país centroasiático.
En medio de esta situación, el gobierno talibán rechazó rumores de que el multimillonario saudita Osama Bin Laden, el principal sospechoso de los atentados de septiembre en Estados Unidos, haya muerto.
"Los ataques estadunidenses no han causado daño a las autoridades del emirato islámico ni a sus invitados", señaló el mi-nistro de Información, Abdul Hanan He-mat, al igual que el embajador en Pakistán, Abdul Salam Zaeef.
Mientras el régimen talibán insistía en que no entregará a Bin Laden y que seguirá peleando hasta la última gota de sangre, los aviones estadunidenses continuaron con sus ataques por cuarto día consecutivo contra las posiciones de la milicia gobernante en su frente del norte de Kabul, en un aperente intento por menguar su fuerza militar y facilitar una ofensiva armada de la opositora Alianza del Norte.
En paralelo, la Alianza del Norte dijo haber logrado su primer "avance" gracias a los bombardeos de la aviación de Estados Unidos sobre el frente del talibán. El jefe opositor Mohammad Atta anotó que tal avanzada se consiguió en la región de Keshene, en el valle de Dara-e-Suf, en la norteña provincia de Samangan.
Explicó que la "oleada tras oleada" de los ataques estadunidenses permitió que sus soldados se aproximaran a unos 70 kilómetros al su de la estratégica ciudad norteña de Mazar-e-Sharif y que pudieran tomar cuatro poblados, además de haber causado unas 80 bajas al régimen talibán, hacer "prisioneros" y provocar "deserciones".
Otro de los líderes de la oposición, Abdullah Abdullah, reconoció que los bombardeos contra objetivos del talibán han causado mucho dolor entre la población civil, y por ello instó a Estados Unidos y sus aliados de la Alianza del Norte a evitar "a toda costa" esas muertes, pues el pueblo afgano ya ha sufrido el terror de otras guerras.
No obstante, Estados Unidos intensificó sus ataques en la noche del miércoles al bombardear los alrededores del bastión talibán en Kandahar y en las inmediaciones del aeropuerto de Kabul, de acuerdo con la te-levisión árabe Al Jazeera.
En medio de las detonaciones de los ataques en la capital, la defensa antiaérea volvió a responder.
Mientras, los aviones estadunidenses lanzaron sus bombardeos desde gran altura en las afueras de la ciudad de Bagram, en ataques relámpagos que iluminaban el cielo y en cuyas inmediaciones se encuentra un puesto de la oposición armada.
La oposición dijo que algunos misiles cayeron cerca de cuatro baluartes del talibán en la zona, junto al aeropuerto.
Voceros del gobierno talibán reconocieron que estaban en amplia desventaja ante las oleadas de ataques aéreos, pero que se mantenían resueltos a combatir y estaban distribuyendo armas a la población para organizar la resistencia en todas las poblaciones y provincias ante un posible ataque de la infantería estadunidense.
El ministro de Educación, Amir Khan Muttaqi, afirmó que si las tropas estadunidenses entran a Afganistán por tierra "sufrirán muchas bajas", más elevadas que las sufridas por los rusos en la década de los 80, que perdieron unos 17 mil soldados.
En tanto que el régimen talibán consideraba como sospechoso de espionaje al pe-riodista japonés Daigen Yangidu, detenido el lunes pasado en la provincia oriental de Kunar, el líder supremo del gobierno, mullah Mohammad Omar, reiteró que las plantaciones de amapola han quedado totalmente prohibidas en Afganistán.