MIERCOLES Ť 24 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Mercedes Sosa, Fito Páez y Gerardo Cerati, algunos de sus invitados al Coliseo de Buenos Aires

Charly García festejará sus 50 años con recital gala

NOMBRE

Buenos Aires, 23 de octubre. El músico de rock argentino Charly García, que cumplió 50 años el martes, atesora en su bagaje decenas de canciones que marcaron épocas, haber integrado grandes grupos de la historia del rock local, y haber hecho del escándalo una forma peculiar de comunicación.

Para celebrar su cumpleaños, el músico organizó un concierto el próximo sábado en el teatro Coliseo de Buenos Aires, en el que "compartirá escenario con sus paisanos Mercedes Sosa, Fito Páez, León Gieco y Gustavo Cerati, entre otros.

Una imagen, una sola, capŤvs-garcia-charly-zocalo-jptada por una cámara de televisión, quizá resuma la indescifrable personalidad de este hombre, nacido Carlos García Moreno, cuando en marzo de 2000 se tiró del noveno piso de un hotel de Mendoza (oeste) a una piscina ubicada siete niveles más abajo, de la que salió con una sonrisa y un gesto cómplice hacia la lente que lo enfocaba.

En esa silueta delgada y tan frágil, en caída libre, mil veces repetida, editada, musicalizada en la televisión del lugar, se resumía sin duda la vida del autor de Cuando yo me empiece a quedar solo, del compositor que hizo y deshizo tres grupos referentes del rock argentino: Sui Géneris, La Máquina de Hacer Pájaros y Seru Giran.

"Yo nací para mirar lo que otros no quieren ver", escribió Charly, a quien el músico español Joaquín Sabina describió como "una mezcla de Chaplin y Gardel, sólo que de la era del sexo, la droga y el rocanrol".

Sus colegas reconocen en él un gran músico, un referente, un ser privilegiado a la hora de la creación, un "oído absoluto" que le permitía interpretar cualquier tema con sólo haberlo escuchado una vez.

Sus manos platinadas con pinturas en aerosol, sus uñas en vivos colores, sus desplantes en el escenario, su mirada irónica y su voz rasposa también son un sello de quien -dicen- sólo mantiene la compostura cuando toca junto a la folclorista argentina Mercedes Sosa, especie de madre sustituta del roquero.
Siempre le gustó vivir al límite, y sus declaraciones rozaron no pocas veces esta frontera en la que se confunden las ideologías. Desde siempre, actuó, habló y cantó en solidaridad con las Madres de Plaza de Mayo, aquellas sufridas mujeres que desde abril de 1977 salieron a la búsqueda de sus hijos desaparecidos en tiempos de la dictadura militar (1976-83).