MIERCOLES Ť 24 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Ayer, estreno mundial de la obra de Emilio Carballido en el Cervantino

Zorros chinos, ''tragedia onírica'' sobre la capacidad humana para cambiar la vida

Ť Plantea un mundo mágico protagonizado por mujeres en busca de la felicidad

Ť El montaje dirigido por Carlos Corona se presentará en el Festival Arte 01 del DF

CARLOS PAUL ENVIADO

Guanajuato, Gto., 23 de octubre. Anoche ocurrió en el Teatro Cervantes el estreno mundial de Zorros chinos, obra del dramaturgo veracruzano Emilio Carballido, bajo la dirección de Carlos Corona, en el contexto de la versión 29 del Festival Internacional Cervantino. Es un texto que el creador escénico considera una ''tragedia onírica".

Se trata de una historia en la que el autor plantea un mundo mágico, donde los personajes femeninos ''se cuestionan lo que hasta ese momento les había parecido la vida, para ir en busca de esas pequeñas cosas que aparentemente son la felicidad o por lo menos lo que más se le parece".

La anécdota se desarrolla en un pequeño pueblo michoacano del siglo XVIII al que llegan algunos extraños seres chinos que por las noches se trasforman en mitad zorros y mitad humanos para robarse a las mujeres, quienes siempre regresan cantando de felicidad, ataviadas con vestidos de seda y joyas y que dicen nunca acordarse de nada. Los hombres, evidentemente, están alterados por esos hechos, por lo que deciden tomar cartas en el asunto.

Nueve actores y dos músicos en escena

Es un texto ''al que no se le ha tocado ni una coma, ya que es profundamente redondo", comenta Corona, quien para la puesta utilizó distintas técnicas, como títeres de guante, máscaras y teatro de sombras, ''como el lenguaje de señas, en algún momento".

Sin embargo, puntualiza, ''no es una obra de títeres", ya que se presenta a nueve actores y dos músicos en escena.

En Zorros chinos se reflexiona acerca de ''la capacidad del ser humano de transformar su vida. La protagonista, Yuriria, se enfrenta a la disyuntiva: regresar a su casa o quedarse con estos zorros a beber, cantar y bailar''.

Es una puesta en escena en la cual se intenta crear un ambiente totalmente onírico, mediante la música. ''Es una obra con alma femenina", es una tragedia onírica, señala Corona.

La transformación de los zorros, añade, ''es una metáfora de la capacidad que todos tenemos, en cualquier momento, de cambiar nuestro destino". La intención es que el espectador advierta que ''el hecho de luchar por conseguir la felicidad no significa que se obtenga, significa que vale la pena luchar. La felicidad no está en otra parte más que en el camino hacia ella", apunta.

Zorros chinos se presentará el domingo 28 dentro de la programación del Festival Artes 01 y el 9 de noviembre comenzará temporada en la Sala Xavier Villaurrutia del Centro Cultural del Bosque.