miercoles Ť 24 Ť octubre Ť 2001

José Steinsleger

Perdidos en el espacio

Estando en sexto de primaria llegó a la escuela una gringa de 17 años que participaba en esos programas que el gobierno de Estados Unidos aún promueve para fomentar el intercambio cultural entre los jóvenes del mundo. Creo que se llamaba Cathy o algo así.

En una edad en la que todo lo relativo a "Norteamérica" resulta fascinante (películas, juguetes, revistas... šchicles!), la presencia de Cathy nos puso locos de contentos. Los paralelos se disputaban su presencia. Hasta que un día, Cathy llegó al nuestro. La maestra de inglés observó que para ayudar a la invitada, por esa única vez hablaríamos en español.

"Mi noumbre es Catalina y hablo un poquitou de español", dijo la joven para decir lo que ya sabíamos. Seguidamente se puso a dibujar en la pizarra un mapa de California. "This is my country", aclaró con orgullo. Pero el negro Otero, que nunca dejaba de hablar, la interrumpió: "ƑEs tu país o tu estado?" "Oh, sí... šright! Mi país ser los Estados Unidos". Y a continuación explicó que California queda en el oeste y el Pacífico baña sus costas. Incontenible, el negro Otero musitó: "Me parece que la gringa nos tomó de pelotudos".

Treinta años después me hallaba en Washington en la cafetería de la Universidad de Georgetown con otra gringa encantadora, graduada en ciencias políticas. "Where you live?", me preguntó. Para extender la plática le respondí que vivía en un país del sur que limita con el suyo. La gringa alzó los ojos al cielo, frunció el ceño, aplastó su índice derecho en el colmillo izquierdo, pensó, pensó, pensó y dando un saltito de alegría respondió: "Mexicou". "Yes!!!...", ratifiqué con ganas de darle ánimo y nada más.

En esos días (septiembre de 1988), la revista Newsweek arrojaba los resultados de una encuesta de Gallup y National Geographic sobre los conocimientos de geografía, realizada entre 10 mil 820 estadunidenses estudiantes: 14 por ciento (mil 515 personas) no supo identificar Estados Unidos en un mapa y 5 por ciento (541) ignoraba que Washington es la capital de la nación. Sólo la mitad de los encuestados sabían que los sandinistas y los contras luchaban en Nicaragua y que árabes y judíos se enfrentaban en Israel. Uno de cada tres jóvenes no pudo nombrar un solo miembro de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) y 16 por ciento (mil 731 estudiantes) pensaba que la ex Unión Soviética formaba parte de la OTAN. Las muestras comparativas con otros países vecinos, como México y Canadá, y con otros desarrollados de Europa, arrojaron resultados poco halagadores. Según el informe de Newsweek, Suecia y Alemania Federal quedaron en primer lugar. Estados Unidos quedó sexto después de Italia, Gran Bretaña y México.

Ante lo que la profesora Anne Kelleher, académica de la Universidad Luterana del Pacífico (Washington) ha llamado "la gloria de la ignorancia", Marvin Harris, autor de La cultura estadunidense, una visión antropológica, escribe: "cuando yo era niño, tomábamos lecciones de geografía. Sabíamos dónde quedaba cada lugar pero no podíamos pagar el pasaje para llegar hasta allí. Hoy todos pueden pagarse un pasaje a cualquier lado sin saber dónde queda".

Orville Schell, decano de la escuela de periodismo en la Universidad de Berkeley, señala que "mientras los estadunidenses están cada vez más involucrados en el mundo, cada día conocen menos del mismo... personas que no conocen las diferencias entre Suiza y Suecia... estudiantes que piden menos información sobre algo de lo cual no saben casi nada" (Milenio, 29/9/01). En consecuencia, podemos imaginar la jaqueca de rangers y soldados yanquis cuando sus jefes del Pentágono les informan que deben liberar las ciudades Kabul, Kandahar, Herat y Mazar-e Sharif y que no tengan pena porque los afganos disidentes de Feyzabad los apoyan y sus aliados de Uzbekistán y Tadjikistán cierran filas con los de Islamabad y Peshawar, en Pakistán.

El año pasado la funcionaria Condoleeza Rice, asesora en seguridad naciona,l declaró al New York Times y USA Today que "Irán difundiría el fundamentalismo islámico entre los talibanes" y hacía "...toda clase de cosas en Pakistán", teniéndole sin cuidado que los chiítas iraníes son adversarios a muerte de los gobiernos islámicos sunnitas. Bueno...Ƒqué se puede esperar de alguien que se llama Condoliza? El problema es que los planes de esta guerra que masacra a los pueblos afganos surgen de las conversaciones privadas entre la señora Rice y el presidente George W. Bush.

En septiembre de 2000, en plena campaña electoral, Bush tuvo serias dificultades para hablar de la geopolítica de su país en los Balcanes, a más de ignorar quién era el presidente de Pakistán, principal aliado de Estados Unidos en Asia central. Cuando los medios le requirieron precisión acerca de lo que pensaba hacer con los talibán, el candidato preguntó si se trataba de un grupo de rock. El vocero de la gira aclaró que Bush había confundido al gobierno talibán con el grupo musical Los Tucanes, de Tijuana, al que admira.