MIERCOLES Ť 24 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť No existe evidencia de que se derribó un hospital en Herat, sostiene Rumsfeld
Admite el Pentágono "errores de tiro" y algunas bombas desviadas de su blanco original
Ť Quienes atentaron el 11 de septiembre "no se preocuparon por la muerte de inocentes"
Ť Suben de tono los encuentros entre el ministro de la Defensa estadunidense y la prensa
AFP, DPA, REUTERS Y AP
Washington, 23 de octubre. El Pentágono reconoció hoy que la aviación estadunidense cometió dos "errores de tiro" y que algunas bombas se desviaron de su blanco militar durante el fin de semana, cayendo en una zona residencial cercana a Kabul y cerca de una "residencia de ancianos" en la ciudad de Herat.
A su vez, el vicepresidente Dick Cheney advirtió que en la guerra antiterrorista es posible que haya un mayor número de víctimas al interior de Estados Unidos, que en las fuerzas militares de ese país que operan en el extranjero. "Debemos asumir que habrá más ataques", dijo en el Instituto Internacional Republicano.
El Pentágono, si bien admitió los errores de tiro, dijo que no cuenta con información suficiente para verificar las denuncias del talibán respecto de una bomba arrojada sobre un hospital en Herat, y que habría matado a un centenar de personas. Hasta la víspera, el secretario de esa cartera, Donald Rumsfeld, había dicho que no existía "evidencia alguna" de que hubiese sido alcanzado un hospital.
En varias oportunidades, desde el inicio de los bombardeos el 7 de octubre, el Departamento de Defensa aseguró que sus objetivos en Afganistán son sólo militares, pero que los errores son "inevitables".
"Nuestros blancos son militares. Apuntamos a Al Qaeda", la red del fundamentalista islámico Osama Bin Laden, señalado por Washington como responsable de los atentados de septiembre, que dejaron más de 5 mil muertos. "Hay daños involuntarios", admitió este martes la portavoz del Pentágono, Victoria Clarke, al considerar que "hasta el momento (los errores) fueron extremadamente limitados".
"Una vez más, nos preocupamos mucho por las pérdidas de vidas humanas, lo cual no es el caso de quienes el 11 de septiembre se tomaron muchas molestias para matar a miles de personas inocentes", agregó.
Los "incidentes"
El primer incidente del pasado fin de semana ocurrió el sábado, cuando un caza F-14 Tomcat lanzó dos bombas de 227 kilogramos sobre un área residencial en el noroeste de Kabul, señaló la portavoz.
El más grave ocurrió el domingo, cuando una bomba de 545 kilos lanzada por un F/A-18 Hornet cayó cerca de una residencia para ancianos, a unos 91 metros de su blanco, en un hangar militar de las tropas talibán, según Clarke.
"Aunque hay una investigación en curso, las indicaciones preliminares muestran que el sistema de guía de la bomba funcionó mal", dijo la portavoz.
Según los talibán, el inmueble afectado el domingo era un hospital, y más de cien personas murieron durante la incursión aérea.
La Organización de Naciones Unidas, por su lado, afirma que el inmueble era un "hospital militar" en una instalación del ejército.
Los otros errores reconocidos por el Pentágono son el del 16 de octubre, cuando un caza arrojó bombas de 450 kilos sobre depósitos de la Cruz Roja en Kabul, porque creía que ahí se almacenaban equipos militares, y el del 13 de octubre, cuando una bomba guiada por satélite impactó en un barrio residencial de Kabul, a unos dos kilómetros de su objetivo, un helicóptero militar en el aeropuerto de Kabul. En ese incidente se reportaron cuatro muertos y ocho heridos.
El 9 de octubre, a dos días de iniciada la campaña aérea, las oficinas en Kabul de una agencia afgana de desminado fue impactada, por lo que pareció un misil crucero, y cuatro civiles murieron.
Por otro lado, el contralmirante John Stufflebeen, subdirector de operaciones del Estado Mayor conjunto, reveló que un helicóptero militar estadunidense fue atacado por fuego enemigo en Pakistán durante el fin de semana, mientras se reaprovisionaba de combustible en una base aérea paquistaní, previo a una operación de rescate de un segundo helicóptero que se había estrellado en la noche.
A su vez, el portavoz Bryan Whitman dijo que un helicóptero estadunidense de transporte de tropas MH-47 perdió las ruedas el fin de semana al chocar contra una barrera, durante un ataque nocturno en el sur de Afganistán.
Los talibán afirmaron el fin de semana haber derribado un helicóptero y difundieron imágenes que mostraban las ruedas de un tren de aterrizaje, pero Whitman sostuvo que esa pérdida se debió a un accidente y no a una acción hostil.
En este contexto, Rumsfeld admitió que no sabe dónde está Bin Laden: "Usted nunca sabe hasta que lo atrapa", dijo a la Voz de América, radio oficialista. "El es sólo uno de los líderes (terroristas). Hay mucha gente en Al Qaeda", agregó.
Por otro lado, subió el tono entre Rumsfeld y la prensa por los desacuerdos sobre la cobertura mediática de las operaciones militares, generando una tensión que vuelve a poner en el tapete el debate sobre qué es lo que puede publicarse en tiempo de guerra.
Rumsfeld tuvo la víspera palabras muy duras, incluso amenazantes, tras la publicación en la prensa local de informaciones sobre la presencia de militares estadunidenses en operaciones terrestres en Afganistán.
En particular, el secretario de Defensa manifestó que espera que los soldados que participaron en una operación en la noche del 19 de octubre no encuentren a quien generó la fuga de información, que llegó hasta el diario The Washington Post y las cadenas de televisión.
"Espero que los solados que se lanzaron en paracaídas no encuentran a la persona en cuestión", dijo.
The Washington Post, que cimentó su prestigio sobre la publicación de revelaciones que acabaron con el gobierno de Richard Nixon en los años 70, respondió este martes a Rumsfeld.
Existe una política bien establecida de no publicar información que podría poner en peligro operaciones o la vida de soldados", destacó el diario, según el cual "en comparación con guerra recientes, el Pentágono de Rumsfeld impuso controles más estrictos" para el acceso de la prensa a la información.
La flexibilidad de la CIA
Quien al parecer ya no tiene controles tan estrictos es la Agencia Central de Inteligencia (CIA), que ha relajado su política de contratar a agentes de mala reputación, a fin de tener más informaciones sobre terrorismo, aun cuando éstos sean culpables de violaciones a los derechos humanos.
"Las directrices han sido modificadas a fin de acelerar el flujo de información que podría ser útil en la lucha contra el terrorismo", dijo el funcionario citado por Reuters, que pidió no ser identificado.
La CIA ha sido duramente criticada por legisladores que consideraban los atentados del 11 de septiembre como una enorme falla de inteligencia y una señal de que la agencia necesitaba más espías vinculados a grupos extremistas o con conocimiento de esas actividades.
Una política de la CIA, establecida en 1995, requería que sus funcionarios obtuvieran aprobación previa de sus superiores para incluir como agentes, en su nómina salarial, a violadores de derechos humanos. La norma se instituyó tras revelarse los nexos de un militar guatemalteco a sueldo de la CIA, con la tortura y el asesinato de un líder guerrillero.
La política se ha modificado ahora formalmente para permitir a funcionarios de la CIA en el terreno tomar decisiones sin aprobación superior previa.