Lunes en la Ciencia, 22 de octubre del 2001



 
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Eugenia Meyer

Nuevas formas de hacer historia

eugenia_meyer03aRebelde y en contra de la denominada "historia de bronce", más interesada en el estudio de los hombres y mujeres comunes que forman la historia como una actividad humana que en los personajes, Eugenia Meyer (México, Distrito Federal, 1940) ha emprendido la búsqueda por enriquecer, con distintos instrumentos y metodologías. las expresiones de las que se nutre la historia.

A diferencia de buena parte de sus compañeros de generación y maestros, la doctora Meyer se dedicó al estudio de un periodo que en ese tiempo a casi nadie le interesaba: el siglo XX. "Siempre tuve interés en la historia cercana y presente, pero he tenido que librar algunas batallas para que la gente entienda que esto también es historia".

Editora de las obras completas de personajes tan importantes de la Revolución como Luis Cabrera y pensadores políticos como Jesús Reyes Heroles, la investigadora afirma que pertenece a una generación que le tocó ir a caballo entre el historicismo y el materialismo histórico. "Los vivimos , los inhalamos y los padecimos. Por ello, creo que desde esa época empecé a interesarme más en hacer historia social y cultural".

Asimismo, la doctora en Historia por la UNAM ha trabajado largo tiempo con la historiografía extranjera sobre México a partir de la Revolución, como uno de los aspectos fundamentales de la historia.

Eugenia Meyer es considerada también como una pionera de la historia oral, área que abordó con el interés de rescatar el testimonio directo de quienes vivieron experiencias históricas de una manera improvisada y natural.

"Al principio esto nos mereció muchas bromas respecto de la forma de abordar la historia, aunado al hecho de que éramos un grupo de puras mujeres". Aun así, Meyer, junto con la investigadora Alicia Olivera de Bonfil, constituyeron el primer proyecto demeyer_eugenia01a historia oral en los años 70.

Su interés era grabar testimonios de aquellos que participaron en el huertismo, "que es la etapa más compleja y maniquea de la Revolución". Posteriormente, en la línea de historia oral y con el apoyo de Friedrich Katz, historiador estadunidense, Alicia Olivera y Eugenia Meyer elaboraron también un proyecto sobre villistas en los lugares más recónditos del país".

Entre los proyectos de historia oral que desarrolló Eugenia Meyer, están trabajos sobre la llamada educación socialista de Cárdenas, una historia oral de la medicina, testimonios del cine mexicano y el exilio español en México.

En la actualidad esta por concluir los libros derivados de un proyecto colectivo sobre los exilios latinoamericanos en México que incluye la experiencia de argentinos, uruguayos, chilenos, brasileños, haitianos, dominicanos, salvadoreños y guatemaltecos.

"Con esta investigación cierro un círculo y una etapa de interés de muchos años sobre la vida de quienes, por razones políticas, tuvieron que emigrar y refugiarse en México", apunta Eugenia Meyer, merecedora de la beca Guggenheim en 1997.

Otro interés de la doctora Meyer fue retribuir, de alguna manera, a través de la difusión de la historia, a las personas que le cedieron la información a través de sus testimonios. En ese contexto, la investigadora ha coordinado la construcción de museos como el de la Revolución del estado de Chihuahua, el Nacional de Intervenciones, el de la Lucha Obrera de Cananea, el Nacional de la Revolución y el Legislativo Los sentimientos de la nación.

El curriculum de la ahora galardonada con el programa de residencia del Centro Bellagio en Italia, de la Fundación Rockefeller, es sumamente amplio. Los proyectos de trabajo no parecen terminar y resultan extensos de describir sin caer en la simple enumeración. Sin embargo, si en algo insiste la doctora Meyer ahora, es en enseñar a sus alumnos a pensar en nuevas formas de hacer historia, con otro tipo de recursos, más allá de los tradicionales.

Entonces centra su mirada en un cuadro lleno de niños de la Revolución recargados en una pared, que cuelga en su oficina, y explica que así como empezó con la historia oral ahora se ocupa del análisis de imágenes fijas y en movimiento para hacer lecturas históricas de la Revolución.

"Cada rostro muestra algo y la foto tiene una intención, por ello, el propósito es acceder a recursos que antes se soslayaban, porque no hay una historia total, única y verdadera, la historia siempre está en permanente movimiento. Por eso, para mí la reconstrucción de la historia es una tarea liberadora y de enormes compromisos". (Mirna Servín * Fotos: Alejandro Meléndez)

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