LUNES Ť 22 Ť OCTUBRE Ť 2001
La Carmen y El Juli
Ť Lumbrera Chico
A petición de Televisa, el Instituto Nacional de Bellas Artes (INBA) inició las gestiones necesarias. Buscó la mejor orquesta que estuviera disponible el día de la fecha. Llamó a los dueños de las voces más adecuadas. Consiguió al director escénico. Elaboró una lista de requerimientos técnicos para iluminar y suplir las graves carencias acústicas de un espacio como la Monumental Plaza Muerta (antes México) donde todas las empresas que han dado allí funciones taurinas jamás se han preocupado por cosas tan elementales como lograr que se escuchen los pasodobles de la banda de música o las infrecuentes alocuciones del juez, o que las faenas se aprecien en forma nítida cuando el sol se pone tras el tendido de sombra.
Pero el maestro Ignacio Toscano, que acogió el proyecto con entusiasmo, resolvió en el papel cada uno de los problemas. Televisa proporcionaría los equipos de luz y sonido y el INBA el personal artístico. Todo estaba encaminado para montar en el embudo de Mixcoac la más hermosa representación de la Carmen de todos los tiempos, con un ingrediente de lujo: en este caso, el "toreador" sería Julián López El Juli.
ƑQué era entonces lo que faltaba? Pues amarrar el contrato con el diestro europeo y adquirir un torillo propicio para la fiesta de gala. Era este el modesto aspecto en el que tendría que intervenir el inevitable cacique de la plaza, el veterinario y ex director del rastro capitalino, Rafael Herrerías Olea. Este, en efecto, se puso en contacto con el padre-apoderado de El Juli y amarró el acuerdo. La música de Bizet jamás sería tan halagada como esa noche que rayaba en el ensueño.
Una mañana, sin embargo, sonó el teléfono en la oficina del director de Bellas Artes. Era Herrerías. Solicitaba, pero a la voz de ya, la nómina de músicos y cantantes, tramoyistas, vestuaristas, técnicos y demás, para su "visto bueno". Excuse me? ƑCómo? ƑEs en serio? La cúpula de Bellas Artes se cimbró con la noticia. ƑQué diablos tenía que "supervisar" un ex traficante de vísceras de res en el montaje de una ópera? ƑPara qué demonios requería una nómina que no iba a pagar de su bolsillo? ƑA qué venían sus absurdas exigencias?
La oficina de Ignacio Toscano presentó su queja ante la de Emilio Azcárraga Jean y fijó su posición con claridad: si Herrerías no se limita a lo suyo, esto es, a comprar un torete y contratar un matador, el INBA se retira del proyecto con toda la pena del mundo. Ni la Dirección de Opera, ni la orquesta, ni los cantantes estaban dispuestos a someterse en modo alguno a un individuo que a lo largo de su gestión como "gerente" de la México ha mostrado un desprecio tan grande por los artistas, la cultura y el arte.
De la oficina de Azcárraga vino la apenada respuesta: era imposible satisfacer la demanda porque Herrerías, se argumentó, es titular del contrato de arrendamiento de la plaza y está en su derecho de conocer todas las particularidades del evento en cuestión. Pues qué lástima, respondió Bellas Artes, pero no estamos dispuestos a ceder. Y el asunto quedó en el reino de la nada.