LUNES Ť 22 Ť OCTUBRE Ť 2001

Bernardo navarro Benítez

ƑTienen futuro los colectivos?

Los minibuses y las combis constituyen las opciones de traslado más importantes de la ciudad y su metrópoli. Alrededor de 58 por ciento de los desplazamientos corresponden a los colectivos, con 28 mil ve-hículos registrados en el DF y 26 mil adicionales en los municipios conurbados; éstos trasladan a más de 8 millones de usuarios, para lo cual han establecido 2 mil derroteros que cubren 22 mil kilómetros, comunicando todos los rincones de la metrópoli, incluidas las áreas de nueva expansión y aquéllas en proceso de consolidación urbana.

No existe habitante de la ciudad que como usuario, peatón, conductor de ve-hículo, autoridad, trabajador, etcétera, no tenga contacto, de una u otra manera, con este importante servicio. Esta relación es aún más cercana con los más de 250 mil habitantes que directa o indirectamente dependen de esta actividad. La relevancia de los colectivos en el transporte y en los ámbitos económico y social contrasta fuertemente con la elevada obsolescencia de su parque vehicular -prácticamente 90 por ciento de las unidades ha cumplido su vida útil-; igualmente contrasta la atomización del servicio y la organización artesanal de la actividad. A lo anterior se aúna un elevado grado de corporativismo heredado del viejo régimen que aún prevalece en los liderazgos de algunas rutas.

Las características anteriores provocan que en nuestra vida diaria las más de 54 mil unidades de servicio público que circulan en la metrópoli generen, por su uso intenso, severos problemas de congestión y tensión en vialidades fundamentales de nuestra urbe, así como fuertes impactos ambientales, ya que los minibuses contaminan tres veces más que los autobuses por pasajero transportado, y son responsables de la mayoría de los traslados.

Las características negativas de los colectivos y la inminente culminación de su ciclo de vida tecnológico han provocado, junto a la satanización que hacen los medios de comunicación, la percepción de la ciudadanía de que los "colectiveros" ya no tienen lugar en el futuro del transporte público de nuestra ciudad ƑQué tan válida es esta apreciación?

De no tomar conciencia los actuales "colectiveros" de las severas limitaciones que enfrentan, estarán irremediablemente condenados a desaparecer efectivamente del escenario del transporte capitalino. La única posibilidad consiste en "relanzar" un nuevo ciclo de servicio de transporte fundamentado en una tecnología alternativa a la ya agotada de las combis y los minibuses, siendo su única posibilidad la tecnología de los autobuses. Sin embargo, la sustitución de micros por autobuses no garantiza en sí misma las mejores condiciones de sobrevivencia del sector, ya que se requiere, complementariamente, el replanteamiento del servicio para aprovechar las indudables ventajas de explotación que brindan los autobuses, aprovechando las economías de escala, la gestión colectiva y la administración racional de los ramales, además de la capacitación integral de los operadores. Elementos que les permitirían a los transportistas ordenar su operación, maximizar su ingreso, amortizar sus unidades, lograr un mayor ingreso para sus familias y, lo que es más importante, mantenerse como actores protagónicos en la nueva etapa del transporte capitalino, aportando su indudable experiencia y capacidad, pero bajo nuevas reglas y condiciones que los lleven a superar paulatinamente viejos vicios y lastres que seguramente la mayoría de los transportistas ya no comparten ni desean sostener.

Sin duda una ciudad más democrática es aquella que brinda un mejor transporte público para las mayorías, pero también lo es aquella ciudad que aprovecha y da oportunidades a un mayor número de sus actores sociales. Ojalá los transportistas concurran con determinación a este nuevo pacto social, por el bien de la ciudadanía y de su propio futuro como sector.