LUNES Ť 21 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť Se cree que sólo cuerpos estéticos pueden tener deseo
Por prejuicios los adultos mayores terminan su actividad sexual: experto
CAROLINA GOMEZ MENA
En la mayor parte de los casos no son las enfermedades, sino los obstáculos sociales, las ideas erróneas, los mitos y el hecho de que se concluyó la etapa reproductiva lo que motiva a los adultos mayores a "dar por terminada su vida sexual", señaló Juan Carlos González Llamas, subdirector de investigación y desarrollo social del Instituto Nacional de Adultos en Plenitud (Inaplen), quien refirió que alrededor de 50 por ciento de quienes tienen más de 65 años inhiben el ejercicio sexual porque "ya no es bien visto que tengan esas expresiones".
Pero sea o no aceptada la actividad sexual entre personas de edad, el hecho es que el deseo sexual no entiende de años ni de tercera edad, pues a decir del especialista éste "no desaparece" con el transcurso de las décadas, pese a que con la llegada de la vejez ocurren numerosos cambios biológicos en los aparatos corporales, incluido el reproductivo.
En entrevista, el funcionario planteó que "expresar y cubrir la sexualidad es una necesidad presente en todas las etapas de la vida", pero el problema es que la crítica de la sociedad y la no aceptación de que los años corrieron y que con ellos se perdieron atributos ligados a la estética y la belleza provocan que los hombres, pero sobre todo las mujeres "añosas", renuncien a la práctica sexual.
Y es que "según los valores existentes, sólo aquellos que cumplen con los parámetros de belleza tienen pasaporte directo a cubrir esta necesidad, y en la vejez, cuando perdemos esos atributos, empezamos a marginar nuestra sexualidad, lo vamos aceptando y creyéndonos esas falsedades, particularmente aquellos que ya perdieron a sus parejas y creen ya no tener derecho a buscar otra".
Para Rosa Camaro González, jefa del Departamento de Enseñanza, Investigación e Información del Inaplen, la negación de la sexualidad en edades avanzadas es también consecuencia de la historia personal, de la falta de conocimientos al respecto, de los valores y de la religiosidad, y al respecto auguró que dado que hoy existe mayor apertura en el tópico, se espera que las futuras generaciones de ancianos cambien su manera de enfrentar el sexo en la tercera edad.
Camaro González puntualizó que el antecedente sexual es determinante, es decir, quien durante sus años de juventud y adultez tuvo una actividad sexual nutrida difícilmente renunciará a ella en la edad avanzada, y es que hay un principio de rehabilitación que puede ser aplicado a la sexualidad: "toda función que no se ejerce tiende a desaparecer".
Pero también son los cambios físicos los que influyen, en especial las variaciones hormonales y en los genitales internos y externos.
Respecto a esto Leticia Chávez, del área de enseñanza del Inaplen, detalló que en el caso del hombre "añoso" los testículos y los tubos seminíferos se engrosan, lo que influye en el impulso con que es expulsado el semen. En el caso de la erección, ésta tarda más en presentarse ante el estímulo, lo cual representa una desventaja cuando el individuo desconoce que esto es normal a su edad, pero que puede ser algo provechoso si se tiene en cuenta que muchas frustraciones femeninas tienen su origen en la presteza con que sus compañeros sexuales llegan a la erección y al orgasmo, refirió González Llamas.
Además, en esas décadas existe otra ganancia: la erección se mantiene por más tiempo, lo que da pie para que se "ejerzan alternativas corporales, porque la sexualidad no es sólo genitalidad, por lo tanto es bueno dedicar mayor tiempo a la estimulación de las zonas erógenas, a los juegos", recomendó el sicólogo.
En el caso de la mujer -agregó Chávez- los órganos sexuales externos se retraen, las paredes de la vagina se hacen lisas y la matriz disminuye de tamaño. Los cambios en la vagina generan menor lubricación, por lo tanto la relación sexual con penetración es dolorosa. Si estas mujeres desconocen que existen medios físicos -gel, lubricantes- rechazarán estos contactos porque ya no sienten placer, comentó.
Asimismo, existe la idea de que en la tercera edad las personas no pueden gustar a uno de sus congéneres debido a que la piel perdió elasticidad y grosor, la grasa se redistribuyó -se pierde en los glúteos y las piernas y se acumula en espalda y abdomen-, pero numerosas investigaciones demuestran que "persiste la atracción física", y prueba de ello es que en los centros del Inaplen se dan matrimonios a los que "se les destina un cuarto", indicó González Llamas.
Realizar actividad sexual "mantiene el bienestar físico, social y sicológico", y cuando se posterga los efectos comienzan a manifestarse en neurosis y en la adquisición de numerosos mecanismos de defensa -obsesiones- y somatizaciones de dolores diversos -de cabeza, intestinales, entre otros.
Es para evitar estas consecuencias que el Inaplen imparte cursos de sexualidad en la tercera edad, tanto para los integrantes de sus clubes como para instituciones públicas y privadas, en este caso con cuota de recuperación. Estos están dirigidos para mayores de 50 años, y en ellos se tocan temas como anatomía y fisiología sexual, respuesta sexual humana, menopausia, andropausia, cambios fisiosexuales y salud y sexualidad.