LUNES Ť 22 Ť OCTUBRE Ť 2001

ASTILLERO

Julio Hernández López

DOS DE LOS principales responsables de que haya orden y justicia en México disfrutaron de un domingo placentero. Rafael Macedo de la Concha fue, en uno más de sus sospechosos lances en busca de popularidad, al estadio Jalisco para dar la primera patada del clásico del balompié mexicano, con el pretexto de promover la campaña de la Procuraduría General de la República contra el consumo de drogas (el América y el Guadalajara habrán de donar parte de sus ingresos de taquilla de los clásicos para tal causa, según se informó). Santiago Creel Miranda, por su parte, apareció, de cachuchita blanca, en la carrera de cinco kilómetros Terry Fox, luciendo luego una medalla que le entregaron por su destacada participación -nada que ver el nombre del acto deportivo con el patrón político. Terry fue un canadiense de 18 años que en 1977 estuvo afectado de cáncer en los huesos y que luchó heroicamente contra su desgracia, sobre todo corriendo en el maratón de la esperanza, a pesar de que le habían amputado parte de una pierna. En su memoria, y para ayudar a recaudar fondos para la lucha contra el cáncer, se organizan actos como el de ayer.

OTRO ALTISIMO PERSONAJE del poder público mexicano aspiraba también a tener un domingo inolvidable. Luego de acompañar a su esposo durante la gira realizada por el extranjero (y aventar ramos nupciales y canjear estremecedoramente audiencias públicas por privadas), Martha de Fox estaba ayer lista para presenciar el impactante inicio de su principal criatura política, la fundación Vamos México, con un acto espectacular que le podría otorgar espacios importantes en las publicaciones frívolas internacionales (rosas o del corazón, se les llama), en las que últimamente se cantan con entusiasmo los logros de la primera pareja romántica de Latinoamérica (no, desde luego que no se habla aquí de Carmela y Rafael). La velada musical de ayer, con Elton John como principal personaje, ha suscitado un vivo debate público en el que, además de analizarse los aspectos personales, maritales y político electorales de estos actos de filantropía imperial, también se ha buscado saber con precisión el mecanismo de transferencia de fondos públicos a privados que estaría usando la presidenta de (Vamos) México, tal vez mediante exenciones de pagos de impuestos en los tres conciertos públicos que ha organizado la empresa contratante de John, una firma recién creada que se especializa en espectáculos masivos y es propiedad de Televisa.

METIDOS EN ASUNTOS tan éticamente plausibles, esos funcionarios -como el resto de ellos, comenzando por el jefe siempre viajero- siguen esforzándose en creer que el ejercicio del poder público es un asunto de buenas intenciones y sentimientos, de buen corazón y comportamiento decente. Pareciera que aún no se dan cuenta del terrible daño que a la nación están causando el vacío de poder, la ingenuidad, la frivolidad, la chabacanería, la impericia, la palabrería y la falta de proyecto.

UN EJEMPLO NOTABLE de esa vida color de rosa (a bordo de un lindo globo aerostático animado con canciones de Walt Disney, todo con cargo al erario, desde luego) lo da el hecho de que el gobierno federal parece no entender la gravedad del asesinato de Digna Ochoa. Ni en las primeras horas posteriores al crimen -concediendo la posibilidad de que, siendo como son, ignorantes de los significados reales de hechos como el mencionado, luego algún asesor generoso les hubiese dado luz- ni en las siguientes ha habido una postura de los miembros destacados del gobierno federal que muestre entendimiento pleno del significado de ese golpe a la auténtica defensa de los derechos humanos en México. Hubo, cierto, declaraciones tibias, de compromiso, de Creel, ofreciendo ayuda policiaca del gobierno federal y ofreciendo investigar hasta el fondo. Pero no hubo presencia física de representantes presidenciales en el sepelio de Digna Ochoa -no porque ella ni su causa necesitaran tales protocolos, pero sí como muestra de mínimo compromiso político- ni expresiones oficiales que hagan ver que al gobierno federal le preocupa algo más que preparar el siguiente viaje de oropel, esta vez a Nueva York, el próximo 10 de noviembre, para que el mundo oiga al Presidente mexicano desde la ONU.

LAS PALABRAS SIEMPRE tienen consecuencias, más si se dicen desde el más alto nivel político de un país. En el concurso de despropósitos de estos días aparecieron esas escalofriantemente torpes declaraciones presidenciales de que desea cercar y echar mano a la guerrilla no zapatista, sin entender, desde luego, ese fenómeno en su contexto social y político, reduciéndolo, como lo hacen los artífices de la guerra sucia, a asunto de seguridad nacional, de necesario exterminio, perros muertos para que se acabe la rabia. Digna se dedicaba exactamente a la defensa humanitaria de aquellos que son perseguidos injustamente por el poder, de aquellos que no son sometidos a los procedimientos legales para indagar si son responsables de presuntos actos delictivos, sino que son secuestrados, torturados y desaparecidos porque el poder político (sea priísta o panista-foxista) supone que sus motivaciones políticas o ideológicas les han llevado a combatir por la vía armada al gobierno y al Estado constituidos.

DIGNA, COMO OTROS miembros del Centro de Derechos Humanos Miguel Agustín Pro, estuvo permanentemente amenazada por las fuerzas reales que hoy luchan por hacerse del gobierno real de este país, y que no son las de la vida color de rosa. Esas fuerzas hacen política, toman decisiones y actúan mientras el Presidente viaja y sus funcionarios pelean, como Jorge Castañeda, esta vez con Luis Ernesto Derbez, dejando el canciller convenios con la República Checa sin firmar, montando un súbito retorno de berrinche y dando de baja al embajador de México en la República Popular China al que Derbez, como revancha, le ha dado nueva chamba, o como la continuación de la batalla entre Alejandro Gertz Manero y el procurador futbolero, Macedo de la Concha, con Wilfrido Robledo en medio, ahora con el fincamiento de responsabilidades por presunto daño al erario por varios millones de pesos que ha hecho la Secodam de 18 ex funcionarios de la Policía Federal Preventiva, tres de los cuales son, actualmente, los dos directores -general y adjunto- de la Policía Judicial Federal, y una de las asesoras del antes citado centro delantero de la PGR

EN ESE MARCO de abandono y descomposición hasta el dirigente del PAN ha reconocido, en reunión del consejo nacional de ese partido, que hay desilusión popular por los resultados del gobierno de Fox. Si los próximos comicios federales les preocuparan a los panistas, no deberían angustiarse tanto. El BID ha autorizado créditos a México por entre 6 y 7.5 mil millones de dólares que, según informe oficial, habrán de otorgarse "con atención detallada al periodo 2001-2003".

MIENTRAS TANTO, QUE sigan los procuradores futboleros, los secretarios de Gobernación atletas, los funcionarios peleoneros, las primeras damas caritativas y los presidentes viajeros, aunque aquí, en la realidad cotidiana, en el México que no está pintado de rosa, sigan muriendo las personas dignas.

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