SABADO Ť 20 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť No hay globalidad que valga sin localidad que sirva, advierte el escritor

El conflicto actual, entre fundamentalismos: Fuentes

Ť Sin una cultura humanista, "este mundo tiene todas las trazas de que se lo lleve la chingada"

ARMANDO TEJEDA ENVIADO

Valladolid, 19 de octubre. "De vez en cuando se le vuelve a dar la razón a Hobbes: el hombre es el lobo del hombre, y hoy lo estamos viendo", aseguró el escritor mexicano Carlos Fuentes, quien definió el actual conflicto internacional, desatado por los atentados del pasado 11 de septiembre en Estados Unidos y por los bombardeos contra Afganistán, como "una lucha entre dos fundamentalismos".

Fuentes expuso que frente a la desigualdad estructural del mundo -en el que 3 mil millones de personas sobreviven con lo básico-, o se instaura desde la base de la sociedad civil una cultura humanista o "este mundo tiene todas las trazas de que se lo lleve la chingada".

Propuso entonces la celebración de una conferencia mundial para el desarrollo, promovida por los presidentes de México, Chile, Argentina y Brasil, dada su gran tradición diplomática, y que de este modo Europa Occidental, Japón y Estados Unidos realmente atiendan este problema.

El autor de Aura y La cabeza de la hidra, entre otras obras, afirmó en una rueda de prensa que ante la irrupción de la guerra en el orbe, la comunidad intelectual está dividida, y aportó algunas ideas sobre el origen de esas "insatisfacciones" o "fundamentalismos" que empiezan a germinar y a condicionar el "orden establecido".

Así, en el marco del segundo Congreso Internacional de la Lengua Española que se celebra estos días en Valladolid, Carlos Fuentes concluyó que "de vez en cuando se le vuelve a dar la razón a Hobbes: el hombre es el lobo del hombre, y hoy lo estamos viendo''.

"Círculos concéntricos"

Hay un acto criminal, brutal, añadió, que fue el ataque del 11 de septiembre, pero también hay una represalia violenta, de guerra, que está causando la muerte de muchos inocentes y generando, como una piedra que se arroja en un estanque, una serie de círculos concéntricos de violencia en todo el mundo.

"Me pregunto si no ha llegado el momento en que podamos hacer un esfuerzo de civilización para decir: dense cuenta (de que) estas insatisfacciones, estos fundamentalismos son producto, finalmente, de un mundo muy injusto; de un mundo de riqueza muy mal distribuida, en el que se emplean miles de millones de dólares en vanidades y se dejan de lado las necesidades básicas de por lo menos 3 mil millones de seres humanos, la mitad del orbe'', señaló.

En seguida cuestionó: "Ƒno tendríamos la capacidad, a tiempo, cuando no sea demasiado tarde, de unirnos para hacer un gran plan -digamos que sea el Plan Marshall Universal, por darle un nombre que le guste a los gringos- para ir al fondo del problema, invertir lo poco que se necesita para dotar de salud, techo, educación y agua potable a la inmensa mayoría de los seres humanos?"

En ese foro el escritor reclamó para América Latina un papel protagónico en este nuevo "orden internacional".

Sobre si los intelectuales deberían tener en este esquema una posición más activa, Fuentes respondió que sí, pues "se habló del fin de la historia, se habló del nuevo orden mundial, según dijo George Bush papá, pero estamos viviendo más bien el nuevo desorden mundial".

Ahora -añadió- entre los escritores e intelectuales del mundo hay posiciones diversas frente a lo que está ocurriendo. "Fundamentalmente todos deseamos un mundo sin terrorismo, un mundo de paz,spain_language_congress_7ut de respeto a las minorías; también un mundo de justicia, en el que no haya hambre y enfermedad. Para mí ésta es la raíz de todos estos problemas, de ese desorden económico mundial en el que vivimos: esa falta de techo, de salud, de trabajo, que origina finalmente la búsqueda de techos ideológicos, de fundamentos religiosos y de fundamentalismos de todo tipo para darse una razón de ser. Además hay un fundamentalismo de derecha y un fundamentalismo capitalista", señaló.

"Hay dos fundamentalismos frente a frente, y hay que convertirlos en un comunalismo, en un humanismo, para entender que todos somos seres humanos, que estamos en el mismo planeta, y que éste lleva todas las trazas de que se lo lleve la chingada."

Fuentes reclamó para la comunidad latinoamericana una posición de liderazgo "para evitar convertirnos en simples espectadores" del nuevo "desorden" mundial.

Entonces lanzó una idea: "que por la gran tradición diplomática internacionalista de América Latina, que sean los presidentes (Ricardo) Lagos, de Chile; (Fernando) De la Rúa, de Argentina; (Fernando Enrique) Cardoso, de Brasil, y (Vicente) Fox, de México, quienes encabecen la propuesta de una conferencia mundial para el desarrollo, que vaya al fondo de estos problemas y que le permita a Europa occidental, a Japón y a Estados Unidos realmente atender ya este problema".

Eso sería, abundó, "desde luego con la ayuda de nosotros mismos, porque los problemas se solucionan desde la base y no desde arriba. Pero con una aportación importante podríamos quizá ponerle término a este círculo de violencia que parece no acabar nunca y que se está extendiendo de una manera muy peligrosa, šque puede llegar a nuestra propia casa, a nuestro propio techo, el día menos pensado!''

"ƑPor qué esos cuatro gobernantes, cuando, precisamente, en esos países hay una enorme desigualdad y pobreza, conflictos internos, un grueso porcentaje de la población atribulado por la marginalidad a la que parecen estar condenados?", se cuestionó.

"Porque creo que son cuatro gobernante democráticamente electos, que en el mundo actual sigue siendo una excepción, y en América Latina excepcionalísimo. Además, tenemos detrás una tradición diplomática pacifista, de no intervención, que podemos hacer valer hoy de una manera universal, en lugar de ser simplemente espectadores pasivos del gran drama que está ocurriendo en el mundo. Nosotros somos parte del problema, y en consecuencia tenemos que ser también parte de la solución."

Por último, Carlos Fuentes afirmó que sobre la situación en Chiapas, frente al "nuevo desorden internacional", todavía hay mucho que decir, pues "en México sin duda ha habido un racismo contra los indios; en Chiapas ha sido muy notorio, y es uno de los motivos por los que tuvo lugar la rebelión zapatista del año 94".

Recordó que la injusticia de blancos y mestizos contra la población indígena en Chiapas fue tremenda. Por ejemplo, obligaban al indio a caminar en la calle, en el polvo, fuera de la banqueta. "Son este tipo de injusticias internas contra las que hay que luchar, pues a veces nos hemos escudado en combatir la injusticia internacional mientras toleramos la interna. Esto es lo que no puede ser... la caridad empieza por casa.

"Cuando estoy hablando de resolver problemas en el mundo sugiero empezar desde abajo, porque éstos se resuelven con los elementos de la sociedad civil, trabajando desde la base."

Para decirlo con una fórmula: "no hay globalidad que valga sin localidad que sirva. Si los problemas no se resuelven desde la base no vamos a participar realmente en un mundo global, vamos a ser simplemente marionetas".