VIERNES Ť 19 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť El Presidente habló con el prelado del terrorismo, los indígenas y el desempleo

Por separado, el papa Juan Pablo II recibió a Vicente Fox y Martha Sahagún

Ť Después de la recepción en el Vaticano festejaron con un beso en la plaza de San Pedro

JUAN MANUEL VENEGAS ENVIADO

Ciudad del Vaticano, 18 de octubre. El presidente Vicente Fox Quesada tomó de la mano a su esposa, Martha Sahagún, y sonriente la invitó a posar para las cámaras con la basílica de San Pedro como fondo... y en el momento la besó. "šBravo!", festejó él mismo.

Así sellaron el mandatario y su esposa el momento final de su visita a la catedral del mundo católico, donde fueron recibidos, por separado, por el papa Juan Pablo II.

Y así terminaron, también, semanas, meses, largos días de especulaciones, gestiones y sinsabores para la pareja presidencial. Importante que era para ellos, el objetivo se cumplió finalmente: el Papa sí los recibió y se puso punto final -así se espera, confiaron sus cercanos- a los rumores.

-ƑHablaron del matrimonio? -insistió alguien.

-šEso es estrictamente personal! -atajó la señora Sahagún de Fox.

Recibimiento oficial

Empecemos por la visita del Presidente de México que, diez minutos antes de las 11 de la mañana del jueves, llegó al patio de San Damaso de la Casa Pontificia, en donde fue recibido en ceremonia oficial por el prefecto, monseñor James Harvey, cuya figura y funciones -si hubiera comparación- serían el equivalente a las de alcalde de la ciudad.

Con la guardia de honor que montaron la Policía Suiza -encargada de la seguridad- y los Caballeros del Vaticano, distinguidos por mostrar en el pecho una enorme y dorada Cruz de Malta, por segunda vez en la corta historia de las relaciones diplomáticas (nueve años) de nuestro país con el Estado vaticano se entonó el himno nacional mexicano. Como ocurrió en la visita oficial que realizó Ernesto Zedillo en 1997.

Pasaron a la presentación y saludo de la comitiva el canciller Jorge Castañeda; el embajador Fernando Estrada Sámano; el coordinador de Políticas Públicas, Eduardo Sojo; el jefe del Estado Mayor Presidencial, Armando Tamayo; el vocero Juan Ignacio Zavala; el subsecretario de Asuntos Religiosos de Gobernación, Javier Moctezuma Barragán; el subsecretario de Economía de la cancillería, Miguel Hakim; los gobernadores de Guerrero, René Juárez Cisneros, y Nuevo León, Fernando Canales, y los empresarios Valentín Diez Morodo, Claudio X. González y Federico Sada.

Entonces Fox Quesada fue conducido por el prefecto Harvey hacia la biblioteca de la Casa Pontificia, donde el Papa acostumbra recibir a los jefes de Estado y de gobierno que lo visitan. A las 11 en punto cruzó el Presidente la puerta del lugar. Su comitiva se quedó en un salón adjunto:

"šEstoy muy contento de estar aquí!", dijo Fox sin arrodillarse ni inclinar la cabeza para besar el anillo del Papa.

Se veía, sí, impactado, impresionado. Algo nervioso, se diría. El Papa, afectado en su salud, cansado, aseguran quienes lo conocen y saben lo que ocurre en torno a la basílica de San Pedro, se observó más fatigado que de costumbre.

Pasaron a sentarse; frente a frente, con el escritorio de Juan Pablo II de por medio. La conversación duraría 27 minutos, más de los 15 que se había acordado en el protocolo. Sólo ellos saben lo que ahí se habló.

Luego caminaron a otra área de la biblioteca. Sentado en un sillón blanco, el Papa esperó la llegada de los acompañantes del Ejecutivo mexicano. Uno a uno fueron presentados por el mandatario. Castañeda Gutman, que recibió un rosario, fue el primero en saludar a Juan Pablo II.

Con Fox haciendo un breve comentario sobre su cargo y función, siguieron el embajador Estrada Sámano; Juárez Cisneros ("de Guerrero, estado con muchos indígenas"); Canales Clariond ("de Nuevo León", dijo Fox; "šAh, de Monterrey!", acotó el Papa); Eduardo Sojo; el general Tamayo ("el que me cuida"); Romero Hicks; Moctezuma Barragán (el de las relaciones con todas las iglesias); Juan Ignacio Zavala (el único de la comitiva oficial que se inclinó para besar el anillo papal); Diez Morodo ("gran empresario, es de cervezas Modelo''); González y Federico Sada.

Después se encaminaron a la salida. El Papa distinguió a la corresponsal de Televisa, Valentina Alazraky, "ella siempre me acompaña''. Volteó y dio la mano al presidente Fox: "Que Dios bendiga a su país y a todos los mexicanos."

Fox contestó: "Le agradezco muchísimo el tiempo y las reflexiones compartidas y agradezco todo el cariño hacia México."

Esa fue la despedida. Juan Pablo II extendió su bendición al mandatario y le dijo adiós.

Antes salir de la Casa Pontificia, Fox conversó con el secretario de Estado del Vaticano, Angelo Sodano, durante una hora.

Al final, los reporteros pudieron conversar brevemente con él. Dijo lo que le pareció más relevante del encuentro con Juan Pablo II: "Tuvimos la oportunidad de recorrer con el Papa prácticamente asuntos de México relacionados con la educación, con los asuntos de los indígenas, sobre la ley de derechos y cultura indígena, sobre la situación de las comunidades y de los pueblos; sobre la situación del empleo, y sobre las relaciones con la Iglesia, las relaciones diarias, operativas, con la Iglesia... en la cuestión internacional tocamos el asunto del terrorismo, la posición que México ha adoptado en este sentido. Creo que puedo señalar que la relación con la Iglesia, con el Estado vaticano, es extraordinaria. Hay satisfacción de las dos partes y deseo incrementar esta relación, de fortalecerla'', confió el jefe del Ejecutivo.

Enseguida señaló su interés de sumar a la Iglesia a las tareas cotidianas de los mexicanos. "Necesitamos impulsar una gran cruzada por los valores, por los valores éticos, humanos, y universales. Y en esto, las iglesias y la Iglesia católica en particular son grandes colaboradores. En ese sentido podemos realizar una tarea común en México que será de enorme beneficio para nuestro país. Ante la inseguridad, la criminalidad, que se presentan diariamente, el inculcar valores en los procesos educativos, el vivir valores de ética, valores morales en la tarea de México e impulsar estos mismos valores en la sociedad entera y en la tarea de gobierno, será siempre para bien de México''.

Fox señaló que puso al Papa al tanto del proceso en marcha para dignificar a todos los indígenas de México, para impulsar el desarrollo humano y económico en las comunidades y para buscar afanosamente la paz a través del diálogo.

Un beso en la plaza de San Pedro

Antes de Fox, había hablado con la prensa la señora Sahagún. Reveló que su encuentro con Juan Pablo II duró "unos minutos" en el despacho del Papa.

Visiblemente emocionada, confió en que la recepción que le ofreció el Papa se debió en buena medida a las gestiones del padre Marcial Maciel, máximo representante de los Legionarios de Cristo.

"El Papa estuvo muy cordial. Le pedí la bendición, que le mandara también la bendición a los niños de México, a las niñas y a las mujeres de México; le pedí que no nos olvidara nunca en sus oraciones'', dijo a los reporteros la señora Fox.

Con esas palabras y comentarios finales de ambos, el Presidente tomó del brazo a su esposa y pidió a los fotógrafos una buena placa. En el fondo, la basílica de San Pedro. Y amoroso, la besó frente a reporteros y curiosos.