Llama la atención que al hablar sobre cuáles son sus cuentos preferidos, la mayoría de los escritores entrevistados mencionan autores más que textos específicos. Es decir, su inclinación es sobre un conjunto de cuentos.
Para José de la Colina, por ejemplo, entre sus cuentos preferidos están los de Juan José Arreola, como El guardagujas o Hizo el bien mientras vivió, y los de Juan Rulfo, como Luvina, relato que considera extraordinario porque casi no hay historia, ''es sólo un ambiente".
Entre los extranjeros no resiste mencionar un clásico: Edgar Allan Poe, ''quien quizá fija el paradigma del cuento moderno" con textos como La caída de la casa Usher, Los crímenes de la calle Morgue y muchos más. Otro es Hemingway, ''un campeón" en el cuento realista.
Los cuentos mexicanos preferidos de Gerardo de la Torre son, entre otros, Tachas, de Efrén Hernández, y Diles que no me maten, de Rulfo. Y sobre autores extranjeros confiesa, como casi todos, que ''está difícil", y agrega: ''Pero me quedo con un cuento que siempre me perturba, La pata de mono, de Jacobs William Wymark, y con otro de Hemingway, Colinas como elefantes blancos''.
Bárbara Jacobs menciona Tachas, de Efrén Hernández, y Luvina, de Rulfo, relato del cual prefiere no hablar porque le provoca el llanto.
Para Guillermo Fadanelli su escritor favorito siempre ha sido Jorge Ibargüengoitia y su libro La ley de Herodes, ''una primera revelación y un estímulo". De sus contemporáneos dice que Enrique Serna ''tiene un magnífico libro de cuentos por ahí".
Y de los extranjeros cita a Jerome David Salinger, Charles Bukowski y, ''sobre todo", a Raymond Carver. ''Son los que se me ocurren en estos momentos y no constituyen una ortodoxia personal", aclara.
Los autores mexicanos predilectos de Serna son Monterroso y, de las nuevas generaciones, varios ''muy buenos" como Mauricio Montiel, Ana García Bergua y Mauricio Molina. De los extranjeros dice que, como le gusta mucho el cuento cruel, prefiere a Oscar Wilde, Virgilio Piñera y Rubem Fonseca, entre otros.