REPORTAJE
Somos un país de cuentistas, coinciden escritores
Posible, un ''buen momento'' editorial del cuento en México
''Hay una gran riqueza del cuento en México. Y pese a ser un género que se cultiva quizá un tanto de manera marginal, siempre se ha hecho con gran calidad", sostiene Augusto Monterroso
ARTURO JIMENEZ
México es un país de cuentistas y de cuentos. Y su calidad ''marcha con la hora del mundo, no atrás", como dice Gerardo de la Torre. Pese a ello, son pocas las posibilidades de que se avecine un boom de ese género aquí y en otras naciones iberoamericanas.
Lo que sí conceden varios escritores es que podría acercarse un ''buen momento" editorial para el cuento mexicano. El argumento: el leve pero constante aumento en la publicación de libros y antologías acerca del género. La paradoja la fija Augusto Monterroso:
''Hay una gran riqueza del cuento en México. Y pese a ser un género que se cultiva quizá un tanto de manera marginal, siempre se ha hecho con gran calidad."
En cambio, aunque en el país y América Latina hay buenos novelistas y novelas, éstas aún no alcanzan el nivel de las grandes creaciones europeas de los siglos XIX y XX. ''A veces se sobrevalúan las novelas que se publican en Latinoamérica", considera De la Torre.
''En las novelas mexicanas -comenta- andamos persiguiendo modelos del siglo XIX y estamos lejos incluso de la grandeza de Tolstoi, Dostoievski, Stendhal o Flaubert, también de Proust y Joyce y, desde luego, muy lejos de la renovación de la novela que se da a mitad del siglo XX. En cambio, en cuento marchamos con la hora de todo el mundo, no estamos atrás."
Resume el autor de Muertes de Aurora: ''Veo mucha charlatanería en la poesía. La vitalidad de la novela no la veo tan bien, aunque hay novelas bien escritas. Estoy seguro de que México es un país de cuentistas".
El cuento, indica, es ''quizá la parte más saludable" de la literatura mexicana. ''Por desgracia, no es la parte más divulgada, pues en general al lector le atrae en mayor medida la novela."
Ante la sospecha de un posible auge del cuento en México, siete escritores nacionales, todos ellos cuentistas reconocidos de diversas generaciones y estilos, ofrecen un diagnóstico general sobre el momento de este género en el país.
Ellos son, aparte de Monterroso y De la Torre: José de la Colina, Bárbara Jacobs, Alberto Chimal, Guillermo Fadanelli y Enrique Serna.
Docenas y docenas
Para José de la Colina (Santander, España, 1934), hay una especie de desprecio al cuento en relación con la novela. ''Pasa como cuando, por ejemplo, algunos consideran que José Luis Cuevas no es un buen artista porque hace dibujo y no óleo. Es que son géneros diferentes."
Y no duda en afirmar: ''Hay en México un verdadero auge y un gran desarrollo del cuento. El cuento siempre ha sido un género muy noble y muy bueno en el país, más que la novela, aunque hay grandes novelas. Pero aquí ha habido grandes cuentistas, desde Manuel Gutiérrez Nájera".
En tanto, Gerardo de la Torre (Oaxaca, 1938) recuerda que México no ha dejado de tener buenos cuentistas desde principios del siglo XX, ''y un poco desde el XIX", con Guillermo Prieto, Vicente Riva Palacio y otros.
El siglo XX, abunda, ha sido pródigo en cuentos, y en los más diversos géneros: fantásticos, realistas, de ciencia ficción. ''Lo que me gusta de los cuentos mexicanos, y también se ve en la novela pero no con tanta gracia, es que buscan estructuras bastante más originales."
Según él, Julio Torri, Efrén Hernández, Juan José Arreola y Juan Rulfo ''llenan con tranquilidad la primera mitad de la centuria. Y en la segunda mitad hay docenas y docenas".
También para Bárbara Jacobs, autora de la antología Los mejores cuentos mexicanos. Edición 2001, que recientemente dio a conocer Joaquín Mortiz-Planeta, México es un país de cuentistas. Y da ''grandes ejemplos": Gutiérrez Nájera, Ermilo Abreu Gómez, Alfonso Reyes, Juan José Arreola, Juan Rulfo, Rosario Castellanos e Inés Arredondo. ''Sin mencionar a otros importantes o a los más recientes."
El factor público
El narrador y editor Guillermo Fadanelli (DF, 1960) pondera: ''Habíamos pensado que la brevedad del relato le daría cierta preminencia sobre la novela.
''En una época de medios de comunicación, antirreflexiva, en la que la gente se cansa muy rápido, pensábamos que el cuento podía integrarse en un estado de cosas semejante. Sin embargo, la novela sigue siendo, en términos de venta y de gusto, más importante que el relato."
Para Enrique Serna (DF, 1959) ''siempre" ha habido en México y en Latinoamérica mejores cuentistas que novelistas. ''El problema no es de divulgación sino la falta de un público más o menos amplio para leer cuentos.
''La mayoría de las personas prefieren la novela, y eso tampoco es privativo de México, pues se trata de un fenómeno internacional. El cuento es uno de los más populares porque nació y se propagó mediante la tradición oral. Y sin embargo, en los últimos años ha decaído frente al empuje que tiene la novela."
Sin embargo, Alberto Chimal (Toluca, 1970) precisa que México es un país de cuentistas ''como lo son otras naciones del mundo, sobre todo aquellas que tienen una tradición muy antigua". Pero reconoce:
''En este momento el país tiene una gran cantidad de cuentistas que lo hacen estar por encima de la media en América Latina, aunque de otros lugares es más difícil saberlo."
Cuenta que hace poco estuvo en Perú, donde editaron una antología de cuentistas nacionales de los últimos diez años. ''Es como un directorio telefónico. No se ha hecho eso aquí, pero creo que perfectamente podría publicarse una recopilación similar de excelentes cuentos mexicanos".
De ''moderno" a ''tradicional"
El ''cuento moderno" surgió en el siglo XIX pero ahora, luego de varias transformaciones, los escritores más jóvenes se refieren a él como ''cuento tradicional".
Para Chimal, en términos formales, ''actualmente existe una tendencia de multitud de autores a explorar el cuento mediante toda clase de técnicas experimentales", aunque considera que no siempre son prácticas tan radicales como las que hicieron distintas tendencias que experimentaron con la narración breve ''hasta sus últimas consecuencias".
Por otro lado, advierte una intención de recuperar el cuento como herramienta para contar historias, no sólo para hacer viñetas o describir ambientes, que es otra tendencia muy socorrida en los últimos años.
Y en cuanto a la temática, Chimal dice que en el presente es muy variada. ''Entre los más socorridos están los cuentos sobre la vida en la ciudad, las relaciones de pareja, la violencia, la abulia, la decadencia y la degradación urbana, lo que llaman 'realismo sucio'." Esta vertiente se completa con temas sobre ''un mundo más subterráneo", poco conocida en las publicaciones formales.
Chimal menciona además singularidades como el cuento histórico y enlista el fantástico, el imaginativo y subgéneros ''más locochones" como ciencia ficcción y vampiros.
Fadanelli va más allá. ''Quizá más adelante, en los próximos años, sí veremos un auge del relato o del texto breve, sobre todo del fragmento", dice, y abunda:
''Sigo pensando que el fragmento terminará de imponerse más allá de todo texto canónico o con estructuras formales prestablecidas. Las universidades, las tradiciones canónicas seguirán pugnando por el relato formal, por el cuento tradicional, pero cada vez hay más relatos o textos breves que quieren condensar la experiencia del mundo en unas cuantas páginas."
Fadanelli ataja posibles fisuras de esta perspectiva: ''He sido un lector de cuentos, desde Chéjov hasta Carver, desde Rulfo hasta Ibargüengoitia, y sin embargo no llamaría cuentos a mis relatos, sino fragmentos, textos breves, incluso ocurrencias, con todo lo que esa palabra tiene de romántica y de desprestigiada".