Ť Ofrecieron recital en la Universidad del Nuevo Mundo; hoy, en el Palacio de los Deportes
Papa Roach: Todos los estadunidenses somos responsables de lo que pasa
Ť No sabemos si nos llamarán al ejército, pero no nos gustaría matar, dicen sus integrantes
JUAN JOSE OLIVARES Y JORGE CABALLERO
El cuarteto Papa Roach, de Sacramento, California, en entrevista con La Jornada, reflexiona: "No sabemos si nos llamarán para integrarnos al ejército... no nos gustaría matar... durante este tiempo pueden cambiar muchas cosas". Papa Roach se presenta hoy en el Palacio de los Deportes para presentar su disco debut Infest, del cual han colocado 4.5 millones de copias. Ayer, el grupo ofreció un recital en la Universidad del Nuevo Mundo ante 500 de sus fans.
Integrada por Jacoby Shaddix, Jerry Horton, Dave Buckner y Tobin Esperance, la banda negó que su nombre se refiere a la bacha del cigarro de mariguana: "Lo que pasa es que mi abuelo se apellida Roach", precisa Coby.
Luego opinaron sobre los ataques a Nueva York y Washington: "Nos han unido más como banda, sentimos mucho lo que pasó; pero nosotros no formamos una banda para ser responsables de nada; pensamos dos veces las cosas antes de decirlas en nuestras letras a los fans. Todos los que vivimos en Estados Unidos somos responsables de lo que pasa".
Acerca de su fusión musical hiphopera/funkera/hardcorera, dijeron: "No tocamos sólo ritmos tan fuertes; al final de nuestro disco vienen cosas no tan rudas. Ultimamente estamos haciendo canciones diferentes porque queremos diversificar nuestra música".
La cucaracha padre y los niños bien
Qué mejor premio puede tener una comunidad estudiantil que escuchar a su grupo favorito. Pues los alumnos de la Universidad del Nuevo Mundo tuvieron la oportunidad de remover la cerilla de sus orejas con los californianos y los mexicanos de Resorte, en un concierto gratuito de dos horas -efectuado la tarde de ayer en las lejanas instalaciones del campus, como premio a una trivia musical organizada por MTV- en los que los gritos y guitarrazos retumbaron hasta los cerros.
La cucaracha padre demostró su rabia con 10 canciones de sus cinco discos (Caca bonita, Old friends from young years, 5 tracks deep, Let'em know e Infest), verdaderos cocteles hip hop, funk y hard core. Shaddix, Horton, Buckner y Esperance provocaron una erupción catártica a los cerca de 500 jóvenes bien portados que sólo en algunos destellos de antirrepresión brincaron, hicieron slam y hasta leves mosh pits (o sea, cuando se avientan a la gente).
El que se tranformó en el escenario fue el cantante Jacoby, un auténtico freak californiano, que se azotó el micrófono en la cabeza, en el suelo, se lanzó al público, se comió sus propios gargajos, los escupió, y hasta aparentó inhalar crack cuando se colocaba un respirador de oxígeno para contrarrestar la altura de la ciudad y la del cerro donde se ubica la escuela.
El escándalo lo inició la bandota Resorte -que ya ha tocado con Limp Bizkit, Green Day, entre otras bandas importantes, y prepara un disco con rolas lado B-, no menos potente y gritona que la estadunidense, para calentar las cabecitas párvulas y aparentemente inocentes de los privilegiados. Sonaron las rolas América-Jump, Caliente, Chínguense, Puro rock, Aquí y La mitad, y sus leperadas ya características no hacían tanto eco, quizá por olvidar que no estaban tocando para la raza chida que habitualmente los sigue, aunque fue suficiente para darles puro rock puro.
En aquel alucinante paraje boscoso, el edificio escolar, una construcción tipo monasterio alejada de la ciudad, comenzaba a hacerse más frío. Pero los decibeles de los instrumentos proporcionaban la calefacción, y el brincoteo y el mini slam no se hacían esperar a los primeros acordes de la rola Infest. Jacoby agradecía íntegro de humildad, como cuando iniciaron allá por 1985 en pizzerías y cafés de su ciudad. "Somos y seguiremos siendo una banda underground; hemos cambiado muy poco", comentarían minutos antes en su improvisado camerino.
La energía no cesaba y el alucine se apoderaba de Jacoby con las rolas Blood brothers, Angels, Snakes, Walking through barbed wire y Legacy, poderosos estatutos acústicos que ponían en automático el movimiento de cabeza de los presentes, de arriba para abajo. Más oxígeno ("les digo que es crack") rock macizo, cambio de liras y un mosh pit hacia el público, donde Jacoby desapareció por unos minutos, pero no su poderosa voz.
Binge y Dead cell carburaban los sonidos hard hop que se incrustaban lentos hasta en las ramas de los árboles. Jacoby alfombraba el proscenio con sus escupitajos, al tiempo que fingía demencia y entonaba una melodía con un altavoz, mientras que los saltos de los juveniles eran pistones a toda máquina. Broken home, Never enough y Last resort terminaban por acalambrar y mal influenciar a los muchachos bien. Bien por la mayor de todas las cucarachas: Papa Roach.