Ť Se derrumbó el mercado del opio después de los atentados del 11 de septiembre
Podrían trastornar los bombardeos de EU contra Afganistán la geopolítica de la heroína
Ť La nación centroasiática es el primer productor mundial con 70% de la elaboración
AFP Y REUTERS
Paris, 12 de octubre. En el mercado de la heroína habrá también un antes y un después del 11 de septiembre: los bombardeos estadunidenses en Afganistán -primer productor mundial de opio ilícito- podrían trastornar la geopolítica de este tráfico.
Ya se han registrado fuertes variaciones de los precios del opio que, extraído de la amapola, sirve de materia prima a la heroína (10 kilos de opio por un kilo de heroína).
El opio afgano, que había subido rápidamente en los últimos meses pasando de 40 dólares a 750 dólares el kilo, se derrumbó a 250 dólares después de los atentados contra Estados Unidos.
Los especialistas de la Oficina de Naciones Unidas para el Control de Drogas en Viena, explican este hecho por un desalmacenamiento precipitado en Afganistán en vísperas de represalias estadunidenses.
"Hay un giro" en estos momentos y el pa-norama será más claro dentro de tres o cuatro meses, estima Alain Labrousse, especialista de la geopolítica de las drogas y de los conflictos.
Afganistán era un pequeño productor de la droga antes de la llegada al poder de los comunistas en 1972, pero durante el clima de anarquía provocado por 20 años de guerra interna se elevó al rango de primer productor mundial con alrededor de 70 por ciento de la producción.
Bajo el talibán se registraron dos años de producción récord, en 1999 y 2000, con respectivamente 4 mil 500 y 3 mil 200 toneladas, las que permitieron constituir enormes stocks de una duración estimada por expertos en dos años.
En julio de 2000, por una cuestión de imagen internacional, el mullah Omar, jefe del régimen talibán, decretó que la cultura de la amapola era impía.
En la primavera pasada los expertos de la Organización de Naciones Unidas dijeron que habían comprobado una caída de 95 por ciento de los cultivos.
A mediados de este mes va a saberse si los afganos reanudan las siembras y en qué volumen, según Labrousse.
Con la "nueva guerra", los talibán suspendieron la prohibición del cultivo de la amapola y, como les han congelado sus finanzas en el extranjero, necesitan dinero: según Labrousse el impuesto al opio les aportaba de 100 millones a 150 millones de dólares al año.
Por otra parte, la amapola es un cultivo poco exigente, poco afectado por la sequía de Afganistán y mucho más rentable que la siembra de trigo.
Queda por saberse si los estadunidenses van a permitir a los campesinos reanudar sus cultivos, cuando en agosto pasado ha-bían felicitado al gobierno talibán por su lucha contra la droga y los británicos muestran su voluntad de detener el tráfico de opio en Afganistán.
"Sin duda así sucederá -afirma Labrousse- porque deben a todo precio ganar la confianza de los afganos".
Existe también el impacto económico del cierre de las fronteras de Afganistán a la exportación de opio e incluso de heroína, ya que cada vez se instalan más laboratorios en el país centroasiático.
Labrousse señala "una escasez total de heroína en Rusia" y evoca una posible reacción del mercado: "Birmania, segundo productor mundial, puede aumentar su producción y también Colombia, que se lanzó a la amapola hace un decenio, a lo que se añaden los opiáceos de síntesis, tipo Subutex".
En cambio, al otro extremo de la cadena, en las calles de Berlín, París o Londres, el proceso de la heroína, esencialmente afgana, "no debería casi resentirse" y se mantendría alrededor de 30 a 50 dólares el gramo, pronostica en Lisboa Alain Wallon, del Observatorio Europeo de Drogas y Toxicomanías: "los intermediarios absorberán las fluctuaciones porque no hay que desalentar al consumidor".
A todo esto, investigadores señalaron en Melbourne que la "nueva guerra" alterará el tráfico de opio del principal país productor mundial y podría originar el surgimiento de la heroína inyectable en Pakistán como po-sible riesgo de una epidemia de sida.
Científicos que asisten a una conferencia internacional en Australia dijeron que el aumento de los precios internacionales de esa droga podría obligar a los adictos pa-quistaníes, que la inhalaban cuando estaba más barata, a administrarse la heroína por vía intravenosa.
"Esto podría desatar una crisis de salud pública de proporciones inimaginables. No se trata de una especulación sin fundamentos", dijo Alex Wodak, del hospital Saint Vincent de Sidney.
El uso de drogas intravenosas es una de las causas principales de la diseminación del VIH, el virus que causa el sida.
Nadeem ur Rebman, que se dedica a la investigación del VIH y el sida en Pakistán para la organización no gubernamental Nai Zindagi (Nueva Vida), dijo que ya había signos de cambio hacia la inyección intravenosa en la ciudad fronteriza de Quetta.
Agregó que la prevalencia de sida en Pakistán es baja, menos de uno por ciento de la población, pero las drogas intravenosas, la venta de sangre a los servicios de salud, la prostitución y el sexo sin protección han dejado al país vulnerable.
Siete millones de personas en la región de Asia y el Pacífico viven con el virus que causa el sida, lo que representa 20 por ciento de las cifras totales a escala mundial, según datos oficiales.