VIERNES Ť 12 Ť OCTUBRE Ť 2001

TIEMPO DE BLUES

Un encuentro de voluntades /II

Ť Raúl de la Rosa

"La Castañeda y Los Nakos,
Juan Valdivia, Los Yerberos
y diferentes soneros,
Delfor Sombra vendrá un rato,
César Olguín sin contrato,
Marimba Chiapas tocando,
Vendrá el Quinteto Mocambo,
habrá videos y confeti,
Los Rincón y Luis Pescetti,
Trío Aguacero con Huapango".

Eduardo Bustos

LA FIESTA COMENZO el 4 de octubre. Despues del cuarto día flotaba una interrogante: ¿que motivó a mas de 40 mil personas a asistir al festival de Pentagrama en el Centro Nacional de las Artes- La posibilidad de ver a más de 70 grupos a lo largo de cuatro días de manera gratuita era una buena razón, pero la mayoría asistió (a pesar de dos días de lluvias torrenciales) porque querían ver a sus artistas -y aprovechar para conocer a otros más-. Era, finalmente, el otro público. Fiel a géneros tradicionales como trova yucateca, danzón, son y tango, junto a roleros y rockeros. El sentido danzón se bailó y con La Castañeda el slam apareció. Hubo de todo para todos.

banda TLAYACAPANSE MONTARON CINCO escenarios para realizar espectáculos simultáneos. En la Plaza de la Música inició Marcial Alejandro y después Mario López, acompañado por un batallón de músicos juchitercos. La convocatoria de Oscar Chávez, el Caifán mayor, es tumultuaria y esperada, como siempre.

EN LA PLAZA de las Artes estaban los roleros y rupestres ante su público. El desenfado y sus letras cargadas de ironía provocaron que la banda les hicieran coro. Rafael Catana, Roberto González, Carlos Arellano, Nina Galindo y el Mastuerzo (vestido con sus mejores garras) convocaron a ese público que no existe para las grandes empresas de entretenimiento o institutos culturales.

Las frases del público fueron variadas, pero siempre demostrando las ganas de ayudar.

"Hay un público que pide y espera otras propuestas", decía al micrófono un locutor, mientras que un policía vestido de civil acomodaba sillas motu propio mientras aseguraba: "Oiga mi jefe, lo que necesite, estoy para lo que ordene" -y lo hizo durante los cuatro días que duró el festival.

"Me gustaría apoyarlos más, pero les compro una tarjeta de 5 pesos para que me alcance para mi pasaje", decía uno de tantos asistentes, mientras que otro se declaraba sorprendido con la seguridad, ''nunca actuaron con prepotencia".

A SU VEZ un organizador afirmó que "después de que terminaron los grupos de son, los adultos mayores se fueron a descansar para dar paso a los jóvenes, que fueron a bailar reggae con Los Yerberos. Al principio los adultos sólo miraban, pero poco a poco se fueron integrando. La música borró la brecha generacional. Terminaron todos juntos bailando''.

EL SABADO LLOVIO a cubetazos y se tuvo que adecuar el auditorio Blas Galindo para que actuaran todos los artistas programados en el foro al aire libre. No cabía un alfiler y durante las cinco horas continuas de música nadie se movió, por lo que otros tantos quedaron fuera. Parecía palenque. Cuando Eulalio González se presentó, al final del maratónico concierto, el respetable empezó a corear, como en los toros: "Pi-po-rro, Pi-po-rro"... Y este hombre tan sin embargo hizo las delicias de la raza.

TODA LA ESCALA de la sociedad estuvo presente, sobre todo la clase media y gente de recursos más modestos. Todos tuvieron la oportunidad de estar expuestos a los artistas y géneros musicales de su preferencia y a otros que no conocían. Algunos más fueron a deleitarse con los trovadores llegados de Yucatán. Los cantores y músicos venidos de más lejos también tuvieron sus fans, y se declararon sorprendidos de cómo el tango está arraigado en el gusto mexicano.

AUNQUE NO REPORTO ganancias (el propósito era no perder), gran parte de los costos fueron cubiertos con la venta de discos, vasos, camisetas, plumas y con el apoyo de empresas privadas.

SOLO QUEDA ESPERAR que este festival se repita el próximo año. Que tenga lugar nuevamente un encuentro de voluntades. Es necesario.

"El arte que concientiza,
apoyo a nuestros valores
El respeto a los creadores
en Pentagrama es premisa;
el pensamiento y la risa,
disentir e imaginar
todo ha encontrado lugar
(como dientes del mismo ajo)
y 20 años de trabajo
son dignos de festejar".
Guillermo Velázquez