JUEVES Ť 11 Ť OCTUBRE Ť 2001
Paco Ignacio Taibo II
Café, espías, amantes y nazis /II (México 1941-42)
II. Atl, de pintor de volcanes a perseguidor de judíos
De Gerardo Murillo, también conocido como Doctor Atl, se podían decir muchas cosas, pero desde luego no que fuera un personaje políticamente coherente. Había recorrido la turbulenta historia del México contemporáneo dando vaivenes de izquierda a derecha, mientras construía una fama basada en su indudable talento como pintor, su dudoso ingenio como periodista y su muy discutible valor como novelista.
Al final de los años treinta, un furibundo giro lo lanzó a la derecha más conservadora; miembro activo en el 39 del Comité Revolucionario de Reconstrucción Nacional, esa organización que era casi un puro membrete para combatir al cardenismo y promover el pensamiento conservador, le otorgó el cargo de secretario de propaganda. Fue entonces cuando el pintor entró en contacto con Artur Dietrich, jefe de prensa de la embajada alemana.
Las relaciones, que se iniciaron con potentes desayunos, elogios del alemán al talento desperdiciado del pintor, terminaron con el Doctor Atl a sueldo de la embajada alemana cobrando en cheques del Banco de Londres y México o en sobre con billetes que le daba en mano Dietrich para actuar como intermediario con partidos políticos conservadores mexicanos.
El doctor se empeñó en iniciar una cruzada mundial de carácter ideológico apoyando al fascismo y entabló relaciones también con la embajada italiana que le financió la edición del folleto Italia, en cuyo prólogo se dice de Atl, que sería electo presidente de la República por aclamación si se lo propusiera, y en el que Atl en reciprocidad, se deshace en loas baratas a favor de Mussolini, ''defensor del símbolo italiano de la civilización".
A partir del inicio de la guerra en Europa, Atl se mostró muy activo escribiendo varios folletos por encargo de la embajada alemana. Quizá el más logrado se titulaba Paz germana o paz judaico británica, y en él se habla de Hitler como de un hombre de ''extrema fuerza biológica al amparo de las fuerzas históricas, que ha salvado a Alemania del desastre". Entre las barrabasadas de ese folleto se encuentra una definición del nazismo como una nueva forma de aristocracia, equiparable a la propia ''vocación aristocrática" de Atl.
Dietrich alimentó en Atl una nueva pasión, el antisemitismo. Y la alimentó económicamente editando un nuevo folleto del doctor titulado Los judíos sobre América, que contiene algunos párrafos dignos de una antología del absurdo:
''Rascad un judío y saldrá un comunista. Todos los judíos son comunistas, desde los miembros de la más alta banca, de la industria, de la sinagoga, de la política, hasta los que ocupan modestos puestos en organizaciones de trabajadores."
Gerardo Murillo tenía en esos momentos 67 años y era reconocido como un pintor de talento, había publicado varios libros de relatos, material de divulgación científica de dudosa calidad y en los últimos años se interesó en los volcanes, en particular estaba escribiendo sobre el Popocatépetl; por cierto que la conexión alemana permitía que sus artículos se publicaran en Alemania en una revista especializada, Zeitschrift Fur Vulkanologie, editada en Berlín.
La deportación de Dietrich dejó al doctor Atl sin financiamiento aunque mantuvo intacto su racismo neonazi y podía vérsele los días festivos recorriendo las calles del primer cuadro de la ciudad de México con su contrahecha estampa y cojeando fuertemente, como un maniático tomando nota de propietarios de comercios y tiendas, destacando en sus preguntas si se trataba de judíos: ƑCuál era su credo religioso y su nacionalidad? ƑCuántos años de residencia tenían en México?
Afortunadamente, de su memoria, queda su pintura.