JUEVES Ť 11 Ť OCTUBRE Ť 2001

CIUDAD PERDIDA

Miguel Angel Velázquez

Ť Malabares para imponer Texcoco

Ť A la Corte, el tema del aeropuerto

LO QUE pasó ayer entre las autoridades del gobierno federal y los representantes de la administración y los partidos políticos del Distrito Federal no fue más que la demostración cruel y patética de eso que la voz popular denomina "derecho de pataleo".

EL TAMAÑO de la cerrazón mostrada hasta hoy por los secretarios de Gobernación y de Comunicaciones, Santiago Creel y Pedro Cerisola, respectivamente, es el mismo que el de los compromisos del gobierno al que representan.

LOS REPRESENTANTES del pueblo y de las autoridades de la ciudad de México querían, de cualquier forma, dejar bien claro que se oponen, con razones científicas y políticas, a la construcción del aeropuerto en Texcoco, y el gobierno de Vicente Fox hizo lo mínimo justo para que su decisión no se califique como de absoluta imposición: escucharlos.

YA UNA vez, no hace mucho tiempo, los mismos representantes de Fox se habían negado a recibir a la gente del DF, porque en términos prácticos no tenía ningún caso. El gobierno tenía tomada la decisión y los argumentos de quien fuera, de cualquier tipo, salían sobrando; recibirlos sería perder el tiempo.

POR ESO, con una indiferencia inmensa, Cerisola dejó caer el antifaz y les dijo con fastidio: "Eso -la argumentación- ya lo hemos estudiado y revisado muchas veces", y por eso mismo, ahí, frente a frente, los del DF le hicieron saber que optar por Texcoco tendría repercusiones serias.

FIEL A su dicho y desafiando los ventarrones azules que ya se han desatado, José Luis Luege, el presidente del PAN en la capital, estuvo presente en la reunión, postura que todos aplaudieron, sabedores del rumbo del gobierno foxista, aunque hubo también quienes, en el uso de la duda, se preguntaron si esa actitud era auténtica o simplemente formaba parte de una charada que se montó desde la Secretaría de Gobernación con el fin de aparentar un disenso que en el fondo no existe.

DE CUALQUIER forma, la presencia allí del líder panista colaboró para hacer notar a los representantes foxistas que todas las fuerzas políticas de la ciudad están en contra de Texcoco.

Y ESO mismo se recalcó una y otra vez en la reunión. No hay diferencias; todos, apoyados en los estudios de todo tipo, rechazan a Texcoco como alternativa y veladamente lanzaron la amenaza: habrá conflictos si la decisión del gobierno federal está en desacuerdo con la postura de los dirigentes y las autoridades de la capital.

AL FINAL de la reunión cada uno tenía una lectura diferente de lo que había sucedido, pero todos coincidían en una cosa: las autoridades federales quieren el nuevo aeropuerto en el estado de México.

POR ELLO, el anuncio que según los panistas en la Asamblea Legislativa del DF debería hacerse el próximo viernes, tendría que estar precedido por una campaña de difusión en los medios electrónicos y por algunas reuniones que supusieran un ambiente democrático, donde el peso de la razón científica, apartada de los intereses políticos y económicos, podría triunfar.

COSA DE hacer circo, de saber malabarear la pelotita del supuesto cambio democrático para seguir firme en la línea gubernamental del engaño continuo. Algo muy parecido a lo que ya vivió este país durante más de siete décadas.

POR LO pronto los representantes del DF ya han cerrado con un amargo sabor a engaño la primera fase de esta lucha, en la cual todo parece indicar que han ganado los intereses contraídos por el gobierno de Vicente Fox; pero las cosas no quedan ahí.

AHORA VIENE la siguiente etapa y en ésta ya no hay mucho por discutir y nadie se prestará para adornar otra pista en el circo de los "acuerdos democráticos"; la etapa que viene es la de la oposición legal.

EL GOBIERNO del DF llevará hasta donde sea necesario, en el campo legal, su desacuerdo con la opción hallada por el foxismo. Allí, en la Corte, serán los jueces quienes deberán sopesar los fundamentos en que se apoya la discrepancia del GDF.

LA OTRA tarea estará de parte de los partidos políticos. El PRD y el PRI ya han empezado a dibujar los escenarios donde deberán moverse para tratar de evitar que el nuevo aeropuerto se construya en Texcoco.

LA GRAN dificultad se dará en Acción Nacional. La postura de Luege no parece tener el respaldo de los legisladores de su partido, y los pasos que pudieran seguir PRI y PRD en conjunto podrían no encontrar eco en un PAN que, entonces sí, deberá mostrar su verdadero rostro, y nadie, nadie, podrá llamarse a sorpresa cuando el azul pinte de blue.

El error


EN LA columna de ayer se dijo que Enrique del Val había renunciado al Instituto Interamericano Indigenista; me equivoqué, se trata, desde luego, de José del Val.

PERO ADEMAS hay quien me dice que en lo profundo del asunto está el presupuesto de la institución, que se nutre en 70 por ciento de donativos de México y Estados Unidos y que ninguno de estos países han pagado sus respectivas cuotas y no hay nada que hacer en la institución.

TAMBIÉN ME aseguran que Del Val tenía la posibilidad de relegirse por un periodo más, aunque hay quien asegura que no era posible. Disculpas por el error.

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