JUEVES Ť 11 Ť OCTUBRE Ť 2001

Philippe Faure Ť

El regreso de Naciones Unidas

Cuando el presidente de Francia, Jacques Chirac, visitó Naciones Unidas el 19 de septiembre, después de reunirse con el presidente George W. Bush, hizo hincapié en que para luchar contra el terrorismo necesitamos una coalición global, y que para construirla es fundamental el papel de la Organización de las Naciones Unidas. Menos de tres semanas después de ese llamamiento, podemos hacer un primer balance muy positivo en cuanto al desempeño de la ONU.

Las Naciones Unidas no habían estado esperando los atentados del 11 de septiembre para actuar contra el terrorismo. La gran mayoría de los 12 convenios internacionales existentes sobre terrorismo han sido negociados en el seno de la Asamblea General de la ONU. El más reciente es el convenio sobre la represión del financiamiento del terrorismo, iniciativa francesa adoptada por unanimidad en diciembre de 1999, que todavía no ha entrado en vigor. Sin embargo, aún falta un convenio marco contra terrorismo, que defina con precisión este concepto, así como un texto contra el terrorismo nuclear (India y la Federación de Rusia, respectivamente, han presentado propuestas al respecto).

El Consejo de Seguridad también ha luchado en su momento contra el terrorismo mediante la imposición de sanciones a los Estados que apoyaban grupos terroristas. A partir de los trágicos atentados del 11 de septiembre, el Consejo de Seguridad, bajo la presidencia pro tempore de Francia, reaccionó con rapidez y eficacia.

Apenas cuatro horas después de los atentados, el consejo hacía pública una declaración a la prensa. Al día siguiente, mi país hizo que se adoptara, en menos de una hora, la resolución número 1368 calificando los atentados de ataque armado reconociendo así el derecho de legítima defensa de Estados Unidos.

Finalmente, el 28 de septiembre pasado, el Consejo de Seguridad votó por unanimidad una resolución histórica: la número 1373. Este texto -fundado en el capítulo VII de la Carta de las Naciones Unidas (artículo bajo el cual el consejo puede autorizar el uso de la fuerza para proteger la paz y la seguridad internacional)- obliga a los 189 Estados miembros de la ONU a cooperar en la lucha contra el terrorismo en todos sus aspectos, en particular en las redes de financiamiento. En los próximos tres meses, todos los países del planeta deberán presentar al consejo un informe sobre las medidas que han tomado para cumplir con esta obligación. Además, Francia creó un comité de seguimiento, asesorado por peritos, para evaluar de manera multilateral el desempeño de todos los Estados y recomendar eventualmente al consejo sanciones en contra de los países que no cooperen. La resolución 1373, además, retoma las principales disposiciones del convenio sobre represión del financiamiento del terrorismo con alcance universal, inmediato y, por supuesto, vinculando a todos los Estados.

La Asamblea General de la ONU también reaccionó rápidamente emitiendo una declaración que condenaba los atentados terroristas.

Más allá de la emoción que sentimos al recordar a las víctimas del 11 de septiembre, es motivo de satisfacción para países como México y Francia -que creen en el papel esencial de Naciones Unidas para manejar los grandes problemas del siglo XXI- ver que esta organización, a veces criticada por su ineficiencia, es nuevamente el principal centro de decisiones para proteger la paz y la seguridad internacionales.

Los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad (China, Estados Unidos, Francia, Gran Bretaña y Rusia) han estado a la altura de las responsabilidades especiales que les otorga la Carta de las Naciones Unidas.

Otro motivo de satisfacción y de esperanza es el nuevo compromiso que Estados Unidos parece asumir con la ONU y que se concretó con la aprobación -por parte del Congreso de Estados Unidos- del pago de 582 millones de dólares que este país debía a la organización desde hace años. Esperamos que esta actitud positiva se manifieste también en otros temas.

Francia está consciente de que la lucha contra el terrorismo no debe convertirse en el alfa y omega de la acción de las Naciones Unidas. Los grandes problemas que azotan al planeta -pobreza, conflictos armados, sida, cambio climático, proliferación de armas de todos tipos, necesidad de justicia penal internacional, para mencionar solamente algunos- siguen pendientes. Lejos de olvidar estos problemas, la tragedia del pasado 11 de septiembre debe motivarnos a enfrentarlos con mayor esfuerzo y unidad. Ojalá las Naciones Unidas puedan asumir plenamente sus responsabilidades para no decepcionar las esperanzas de nuestros pueblos.

Ť Embajador de Francia en México