MARTES Ť 9 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť El cuerpo, de 3 mil elementos, no crece hace 15 años
Gran parte de los agentes de tránsito rebasó la edad de jubilación: Zavaleta
MARIA ESTHER IBARRA
Personajes de los cincuenta, figuras de la vida cotidiana capitalina que, instalados en sus casetas de sombrilla en cruceros y vías principales, eran imprescindibles con su silbato para el control de tránsito, los llamados tamarindos sobreviven con sus uniformes beige-café y su tradicional libretita de infracciones, pero también como encarnación de la mordida a cambio de una multa.
Otrora figuras de la ciudad de México cuya labor era reconocida en épocas festivas con regalos o presentes de ciudadanos, los agentes de tránsito figuran entre los servidores públicos que más irritación causan a los automovilistas. Ser detenido por uno de ellos, es sinónimo de problemas o de mordida.
Con el poder de emitir infracciones, lo que les permite decidir la suerte de un conductor, también se han hecho "dueños" de calles, banquetas o todo lugar que sirva para estacionar un automóvil.
La mayoría de los 3 mil policías de tránsito ya traspasaron la edad de la jubilación, sin capacidad física por los años acumulados, aun cuando ya ni siquiera cumplan con la básica tarea de estar en las calles, dice la diputada Ruth Zavaleta, presidenta de la Comisión de Vialidad y Transporte de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal.
Y en efecto: en las principales avenidas y calles hay agentes de tránsito que están por arribar a la tercera edad, enfundados en uniformes cuya camisola amenaza con reventar por abultados abdómenes, o con cabelleras canosas que una gorra mal puesta cubre.
Se han aferrado a su puesto más por razones económicas que por espíritu de servicio. Zavaleta no los defiende, pero reconoce que jubilarse les implica una salario más bajo del que devengan. "Muchos prefieren quedarse porque la pensión es muy baja".
Por eso propone que entre las enmiendas a la ley de tránsito se incluya un aumento a sus salarios, pero también revisar que cumplan normas y leyes como servidores públicos. Y es que, asegura, algunos ni siquiera están ya en condiciones de hacer rondines a pie o estar en las calles: hay un ausentismo de entre 20 y 30 por ciento entre los 3 mil agentes.
Además, "desde hace quince años no se incrementa el personal, lo cual indica que tenemos un déficit de estos servidores públicos cuando la vialidad es uno de los principales problemas de esta ciudad", agrega.
En su opinión, urge sustituir a los agentes de edad avanzada por jóvenes de la misma SSP que han ingresado también para labores viales y cuentan con vehículos.