LUNES Ť 8 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť El ataque desalentaría una invasión talibán a Uzbekistán

Los terroristas no podrán escapar de la acción de la justicia, advierte Rusia

JUAN PABLO DUCH CORRESPONSAL

Moscú, 7 de octubre. A diferencia de muchos otros jefes de Estado, el presidente ruso, Vladimir Putin, no dirigió este domingo un mensaje a la nación, una vez iniciados los bombardeos masivos contra Afganistán. La primera reacción de Rusia se dio por medio de un apresurado comunicado de la cancillería.

Todo parece indicar que Rusia, cuya participación en la coalición internacional encabezada por Estados Unidos es limitada y podría ser mayor de conseguir un irrestricto reconocimiento a su política en Chechenia, sabía de la inminencia del ataque contra posiciones estadunidenses, pero no el día ni la hora exacta en que empezaría la operación.

No se descarta que la decisión de comenzar el bombardeo masivo del territorio afgano se haya adelantado ante la concentración de milicias talibán junto a la frontera con Uzbekistán y el riesgo de que éstas invadieran dicha república ex soviética de Asia central, convertida en importante plaza de apoyo logístico para el despliegue de tropas estadunidenses y la operación toda.

Por la diferencia de horario entre Washington y Moscú es probable que Bush haya tomado la decisión de empezar la "nueva guerra" a primera hora de la mañana, cuando aquí ya era de tarde tirando a noche. Lo cierto es que, apenas media hora antes de dar la orden de lanzar los primeros misiles crucero y bombas en Afganistán, el presidente estadunidense se comunicó por teléfono con su colega ruso.

La llamada de Bush fue un peculiar regalo a Putin, quien hoy cumplió 49 años y se encontraba en su residencia campestre en las afueras de Moscú. Según informó su servicio de prensa, ahí mismo, sin trasladarse al Kremlin, Putin sostuvo una reunión de emergencia con el ministro de Defensa, Serguei Ivanov; el director del Servicio Federal de Seguridad, Nikolai Patrushev, y el jefe del Estado Mayor del ejército, Anatoli Kvashnin.

El primer ministro británico, Tony Blair, se comunicó con Putin poco antes de la medianoche para comentar el balance preliminar de las primeras tres horas de bombardeo en territorio afgano.

Para entonces la reacción oficial de Rusia ya se había dado a conocer por medio de un comunicado del Ministerio de Relaciones Exteriores, que asienta:

"Hoy la comunidad internacional asume que la amenaza a la paz y la seguridad en el mundo representada por los atentados terroristas debe ser combatida por todos los medios, con apego a la Carta de la Organización de Naciones Unidas".

Y advierte: "Los terroristas, estén donde estén, en Afganistán, Chechenia, Oriente Medio o los Balcanes, deben tener muy en claro que no podrán escapar de la justicia".

Para Rusia, la política de los talibán convirtió Afganistán en "centro mundial del terrorismo internacional y del extremismo, de producción y tráfico de drogas". Por ello, el régimen fundamentalista "conduce una guerra contra su propio pueblo y el gobierno legítimo, se contrapuso con la comunidad internacional".

En el territorio controlado por los talibán, sostiene la cancillería local, "encontraron refugio terroristas que han cometido crímenes en muchos Estados, incluida Rusia".

Añade que lo que está ocurriendo en Afganistán es consecuencia directa de la política del régimen talibán y exhorta a las "fuerzas políticas responsables" afganas a aunar esfuerzos para sacar el país de la profunda crisis en que está inmerso.

Moscú se dice dispuesto a contribuir al "amplio diálogo entre los afganos" que hará falta para resolver esta crisis, y reitera que seguirá brindando apoyo al gobierno de Afganistán "reconocido internacionalmente" y a sus fuerzas armadas, en igual medida que continuará prestando ayuda humanitaria a la población afgana.

Aunque la cancillería rusa insiste en que la responsabilidad recae en el propio régimen talibán, omite la reciente tesis justificatoria que formuló el presidente Putin, en el sentido de que la lucha contra el terrorismo internacional "puede causar víctimas entre la población civil, pero ello será culpa únicamente de quienes encubren a los terroristas".

Se espera declaración de Putin

En tanto, se espera que este lunes el presidente Putin haga una declaración formal para ratificar de viva voz la posición de Rusia ante el conflicto. Las primeras reacciones fuera del gobierno abarcan un extenso espectro de opiniones.

Así, para el ex secretario del Consejo de Seguridad de Rusia en los tiempos de Boris Yeltsin, Andrei Kokoshin, la operación de Estados Unidos y sus aliados en Afganistán puede ser considerada como "el comienzo de la tercera guerra mundial, una guerra que, de acuerdo con el carácter de nuestra civilización y del sistema de relaciones internacionales que existe, se expresará de modo nuevo, con una crueldad jamás vista".

El diputado Konstantin Kosachov, vicepresidente del comité de Relaciones Exteriores de la Duma, expresó la preocupación de que, tras los bombardeos con misiles y aviación, comience una fase de combates terrestres que prolongue por tiempo indefinido la operación e "incluso cambie su carácter de antiterrorista a una guerra plena con Afganistán". Las consecuencias, aseguró el legislador, serían muy negativas para los intereses de seguridad de Rusia, ya que junto a las fronteras de varios países de la CEI (Comunidad de Estados Independientes, que agrupa a la mayoría de las repúblicas ex soviéticas) habría un foco permanente de inestabilidad y tensión.

Al mismo tiempo, Kosachov considera que la línea de comportamiento adoptada por Rusia, que calificó de "respaldo pasivo" al golpe de venganza sin participar directamente en él, es la "única correcta", debido a que el país "no le da la espalda a Occidente y tampoco entra en abierto conflicto con los países que se oponen a la operación".

Menos pragmático, el vicepresidente de la Duma, Vladimir Lukin, dirigente de la coalición de oposición liberal Yabloko, se pronunció por una posición de franca neutralidad. "Tenemos que hacer todo lo que esté a nuestro alcance para que sean los propios afganos quienes resuelvan las controversias en su país, nadie debe hacerlo por ellos", afirmó Lukin.

Hasta hace poco encargado del Departamento de Relaciones Exteriores del ministerio ruso de Defensa, ahora vicepresidente de la Academia de Estudios Geopolíticos, el general Leonid Ivashov manifestó que los ataques contra Afganistán "pueden desestabilizar aún más la situación en toda la región de Asia central". Ivashov sostiene que una intervención terrestre devendría en un "combate con una sombra" porque "el problema de Afganistán no es posible solucionarlo por la vía militar".