MELON
Digno heredero
Ť Luis Angel Silva
AL DIRIGIRME A pie al Palacio de Bellas Artes -el Metro dejó sin funcionar varias estaciones, entre ellas la de Bellas Artes- iba rezando y prometiendo una manda si no encontraba esnobs y villamelones en el concierto de Chico O'Farrill, cosa que no sucedió. Sin embargo, encontré a músicos mexicanos que formaron parte de su orquesta durante la estancia de Chico en nuestro país.
CUANDO APARECIO LA palabra salsa los advenedizos y demás brotaron cual hongos en época de lluvias. A partir de ahí he tenido que soportar su presencia. Ahora, con la programación de Conaculta para este mes, espero que la resignación llegue a la voz de ya. Los jazzistas ejecutantes de esta época están de plácemes, ya que tendrán todo el mes para saciar sus ansias de novilleros, lo que me hace ir al pasado y suspirar por Pablito Jaimes, Mario Patrón, Macario Luviano, Chilo Morán, Tomasito Meza Negrita y muchos más, sin olvidar a Héctor Hallal El Arabe, que formó mancuerna con Chico O'Farrill para regalarnos música de campanillas, desgraciadamente por poco tiempo.
ESTA SITUACION ME obliga a preguntar a quien corresponda: y los soneros ¿cuándo? Ya que no creo que el que llevó a cabo este proyecto sepa lo que es jazz, de ahí lo de snobs, como los que aplauden antes de tiempo y los gritones que no permiten disfrutar de un concierto a los que vamos a escuchar, no a exhibirnos y tampoco a disfrazarnos de conocedores.
CONFIESO NO SER jazzista, pero me gusta el género y estoy acostumbrado a escucharlo desde temprana edad gracias a los músicos que tuve de compañeros en diferentes grupos y orquestas de una época llena de musicalidad, no de ruido como ésta que sufro, y me obliga a la nostalgia de un México que simple y sencillamente no volverá.
AL SUFRIR A estos descarados de los que hice mención, el recuerdo del tiempo en que compartí tarima con grupos notables de jazzistas en el 33 llega a mi memoria con fuerza. En aquellas noches inolvidables muchas veces escuché a varios despistados decir a sus acompañantes: "Ahora sí vas a escuchar jazz del bueno. Richard Lemus toca El hombre del brazo de oro como nadie". Sin dejar de reconocer la calidad de Richard, eso no era precisamente jazz, era pantalla pura, y les pasaban de noche las filigranas de los otros miembros del grupo.
LO MISMO PUEDO decir del público, o mejor dicho la mayoría que asistió al concierto, que enloqueció con la sola presencia de Paquito D' Rivera, así como en el momento en que dentro de su improvisación tocó Monalisa. No quiero decir que Paquito carezca de calidad bien reconocida o que ese recurso no tenga valor, pero no darse cuenta de lo que son Mario Rivera y demás solistas, como músicos, porque no son populares, me parece risible.
ESTO TAMBIEN CORRESPONDE a Arturo O'Farrill (hijo), digno heredero, y su orquesta, la sección de trompetas, las cañas y los trombones, sin ser agresivos como ha dicho el que califica, al que no quiero volver a nombrar, de parteaguas, y un sexteto como la orquesta del siglo, fueron de verdad un mentís a sus conceptos. Espero que este cuate se haya encontrado entre la audiencia para que se dé cuenta de que no hay que oír con los ojos.
ESTO SI ES un parteaguas. Esto que escuché es música, no pantalla, digno de nombrar y felicitar a la sección rítmica por su disciplina porque hace lo que tiene que hacer simple y sencillamente, ni más ni menos.
PUDE SALUDAR A Lupita, viuda de O'Farrill, y recordar cuando en el Capri compartí tarima con Chico y volver a ver a mis amigos músicos con los que actué en un pasado que me puso a gozar.
PARA TERMINAR, UN saludo cordial a Fernando Figueroa. La invitación sigue en pie.