Ť Recibe distinción de manos de Vicente Fox durante la comida anual de la CIRT
Reconocen los 70 años como compositor de Manuel Esperón
ARTURO CRUZ BARCENAS
Ayer viernes, el maestro Manuel Esperón recibió un reconocimiento de manos del presidente de la República, Vicente Fox Quesada, por sus 70 años de aportación a la música culta y popular, desde 1933, cuando compuso el tema de la película La mujer del puerto. Tiene un récord difícil de igualar en el mundo: su participación en 548 obras cinematográficas, en la denominada época de oro del cine nacional.
La distinción la recibió en la comida anual de la 42 Semana Nacional de Radio y Televisión. Esperón nació en agosto de 1911 en la ciudad de México, en la colonia Guerrero, calle de la Estrella número 3. Su padre fue Manuel Esperón Alcalá, nieto del compositor oaxaqueño Macedonio Alcalá, autor de Dios nunca muere, canción considerada como himno en la antigua Antequera. Debe a su madre, Raquel González Cantú, de ascendencia francesa, la vocación por la música.
Estudió ingeniería en el Politécnico, pero sólo tres meses. Desde entonces empezó a estudiar la que sería su carrera en la Escuela de la Música Popular, que después se convirtió en la Escuela Nacional de Bellas Artes.
A sus 90 años de edad (los cumplió el pasado 3 de agosto) luce sano, camina por su propio pie y hace gala de gran sentido del humor. En una entrevista publicada hace un año en este medio, el compositor de la música de Amorcito corazón dice que "en esto de la música no hay que olvidar que una cosa es el impacto y otra es el éxito. El impacto se puede dar con una porquería enorme, algo del momento, pero que pasa, y otra es cuando la gente asimila, cuando le gusta y después continúa en la aceptación del público, por mucho tiempo o para siempre",
En las instalaciones de la Asociación de Compositores de México, en Coyoacán, dice que a sus 90 años sigue componiendo. Su esposa Beatriz García informó que está escribiendo una biografía del maestro, cuya inspiración legó Cocula, Serenata tapatía, Mía, Amorcito corazón, No volveré, Mi cariñito, Ay Jalisco no te rajes y Flor de azalea, entre otras.
Trabajaba sobre pedido, con la incorporación de algunos letristas -como Ernesto Cortázar, Zacarías Gómez, Antonio Guzmán, Amado Nervo, Jesús Camacho y Felipe Bermejo (con quien hizo la inolvidable Mía)-. "Empecé con un letrista llamado El chamaco Sandoval, que a su vez era el letrista de cabecera de Agustín Lara."
-¿Cómo se daba eso de hacer una canción de acuerdo con el cantante?
-La voz de Jorge Negrete era potente, muy extensa, amplia, con mucha fuerza. Las canciones tienen una extensión de dos octavas, que no se usa mucho en la música mexicana, porque el cantante de ranchero tiene una extensión de una octava y media, cuando mucho. A Negrete yo le hacía unas cosas muy elaboradas.
"Pedro Infante tenía una voz muy pequeña. Para él hice cosas de una octava y dos notas, cuando mucho. El quería cantar como Negrete. Me pedía que le hiciera temas como los que eran para Jorge. Le decía: oye, manito, para eso se necesita otra garganta, porque con la que tienes no vas a poder. Tú canta tu Amorcito corazón, tu Noche plateada y esas cositas que te quedan de maravilla, en una octava, que es una voz natural, tranquila, sin gritos, sin aspavientos. Era totalmente el reverso de la medalla de Negrete. Pero tuve la oportunidad de atinarle a los dos.''
-Usted ayudó a crear una idea del mexicano, por medio del cine nacional.
-Hay una idea errónea de que el mexicano es holgazán. Hay trabajadores, activos, honrados, decentes, pero, sobre todo, cantadores. De vez en cuando un tequila no cae mal; yo de vez en vez me tomo mis tequilitas. La música mexicana defiende al mexicano en dos aspectos: el romántico, que no se puede negar, y el bravío. Por eso los dos ejemplares auténticos son Infante y Negrete. El primero era salidor, fuerte, importante, gritón, y el otro era tranquilo, chillón.
El próximo 21 de octubre se le rendirá otro homenaje, pero en el Palacio de Bellas Artes, impulsado por su amigo Jacobo Moret.