VIERNES Ť 5 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť Afirma que desconocía el informe sobre transgénicos
Diconsa no comercializa maíz importado de EU, dice Perdomo
Ť El grano que vende proviene de milpas mexicanas, señala
MATILDE PEREZ U.
El director de Diconsa, Juan Fernando Perdomo Bueno, afirmó que la institución no comercializa maíz amarillo importado de Estados Unidos, y dijo que las 2 mil 400 toneladas de esa variedad -que se destinan a entidades del norte- y las 600 mil de maíz blanco provienen de milpas mexicanas.
Afirmó que Diconsa verifica la calidad del maíz que ofrece en sus 22 mil 451 tiendas, ubicadas en 90 por ciento de los municipios del país, y cuando ofrece grano importado éste debe tener la autorización de la Secretaría de Agricultura, que aplica la NOM US2 de control fitosanitario.
El pasado 17 de septiembre, los responsables del Instituto Nacional de Ecología y de la Comisión Nacional para el Conocimiento y Uso de la Biodiversidad entregaron un informe al secretario de Medio Ambiente y Recursos Naturales, Víctor Lichtinger, en el que verifican la "presencia de secuencias de ADN usadas en maíces transgénicos en semillas de maíz provenientes de varias milpas de 22 comunidades de Oaxaca y Puebla y de almacenes de Diconsa de la localidad Ixtlán de Juárez".
Los resultados de laboratorio mostraron que en dichos almacenes un tercio de los granos estaba contaminado con maíz transgénico, posiblemente de la variedad Bt-Starlink. "La contaminación es un hecho, (aunque) aún no se sabe si se trata de construcciones para resistencia a insectos o herbicidas, ni de qué laboratorio provienen", establece el documento.
El director de Diconsa dijo desconocer ese informe ya que ninguna autoridad -de Semarnat y Sagarpa- "me ha buscado para hablar del asunto. Desde que asumí el cargo, en junio de este año, no he autorizado la compra de ningún producto importado; en Sinaloa se compraron 170 mil toneladas de maíz, el arroz y frijol se adquirieron en Campeche y Zacatecas", respectivamente.
Por su parte, el subsecretario de Fomento y Normatividad Ambiental de la Semarnat, Cassio Luiselli, manifestó que "no hay una confirmación oficial definitiva, pero el INE parece que tiene más información. De confirmarse la contaminación de maíces criollos en Oaxaca y Puebla es muy importante que, con mucha firmeza, continúen esas investigaciones y (actuar) para defender sobre todo las áreas de gran historia genética, de biodiversidad".
Señaló que es necesario preservar las variedades de maíz mexicano y establecer normas para que no exista contaminación y conservar in situ el germoplasma maicero. "Sabemos que los maíces mexicanos tienen un gran valor porque hay países que están rechazando los granos transgénicos".
Afirmó que la Semarnat ignoraba que había contaminación de maíces criollos, pero corresponde al INE verificarlo en el campo y realizar los estudios científicos para actuar en consecuencia. Respecto de las normas para impedir la entrada de maíz o de otras semillas transgénicas, reiteró que se debe "normar, diferenciar las semillas normales y transgénicas; pero también establecer una política pública para valorizar esos maíces criollos e inducir que se sigan cultivando para que no se haga tan monótono el espectro de los maíces en la agricultura".
A su vez, las organizaciones ecologistas y grupos campesinos que colaboraron en la investigación para verificar la presencia de maíz transgénico en las variedades criollas de Oaxaca y Puebla mantuvieron en reserva los nombres de las comunidades donde recolectaron las muestras, ya que corre la versión de que el secretario técnico en turno de la Comisión Intersecretarial de Bioseguridad y Organismos Genéticamente Modificados, Javier Usabiaga Arroyo -titular de la Sagarpa-, "pretende solucionar el problema quemando los campos".
Puntualizaron que las primeras evidencias de contaminación las obtuvieron en octubre de 2000 de manera accidental, ya que el material se obtuvo durante trabajos de entrenamiento para identificar la presencia de vectores de organismos transgénicos en maíces introducidos por Diconsa entre personal de la Universidad de Berkeley y técnicos de la Unión Zapoteco-Chinanteca. Los participantes no se sorprendieron de encontrar presencia de DNA transgénico en esas semillas (de Diconsa), sino al encontrarlo en variedades locales de maíz.
En noviembre pasado, Greenpeace y la Asociación Nacional de Empresas Comercializadoras de Productores del Campo exigieron al gobierno federal que frenara las importaciones de maíz de Estados Unidos debido a la presencia de grano transgénico, particularmente de la variedad Bt- Starlink, semilla desarrollada por la compañía Aventis con una toxina para matar lepidópteros (Cr9C), que no había sido evaluada en cuanto a su potencial alergénico.