JUEVES Ť 4 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť Visita una languideciente cooperativa azucarera
Ofrece el panista López Orduña solucionar personalmente problemas de ciudadanos
ROSA E. VARGAS Y ERNESTO MARTINEZ E. ENVIADA Y CORRESPONSAL
Puruaran, Mich., 3 de octubre. A unos metros del ingenio Puruarán, que languidece, que pide a gritos que el gobierno federal lo apoye e impida el fin de una de las pocas cooperativas del gremio azucarero que subsisten en el país, el candidato del PAN a la gubernatura, Salvador López Orduña, reúne a unas cien personas que le manifiestan una adhesión "pasada por agua'' y a las que él sólo atina a ofrecerles "ver cómo se soluciona; sentarme con ustedes a buscar una salida. Lo haré personalmente, pues nunca me gustó poner intermediarios que negocien en mi nombre''.
Chavo, como lo conocen todos, llega acompañado por Machín, su sobrino político y candidato blanquiazul a la alcaldía de Turicato, de donde Puruarán es una congregación. La visita tiene el mérito de que desafía la enorme presencia que tiene en esta región el PRD y que ofrece alguna distracción a gente que no tiene mucho horizonte frente a sí. La actividad agropecuaria, por un lado, y la industria del azúcar, por el otro, atraviesan su peor crisis.
Sin embargo, para nada de esto trae Chavo una oferta específica. Aunque de otro modo, el panista enfrenta problemas de expresión o de comunicación de masas muy similares a las de su contendiente del PRI. No se le da la oratoria, se ve a leguas porque asegura que él no es político, aunque a estas alturas ya ha sido alcalde de Morelia y diputado federal.
Asegura que anda en esto ''por ayudar'', que le gusta la verdad y no soporta la injusticia. Y para mostrar que nada le es ajeno, asegura que "sabemos de las verdes, de las maduras y de las podridas''. Mantiene inalterable su oferta de honestidad y se muestra ufano de que "no pagaremos facturas a nadie que nos haya apoyado en la campaña a la gubernatura. Nuestro compromiso es sólo con los michoacanos, no como otros candidatos...''
Y hasta ahí. No dice más. No parece tener otra cosa que ofrecer que una imagen mezcla de timidez con distinción y mucho apego y disciplina a lo que marca el compromiso.
En el esquema proselitista del candidato, al que sus contrincantes adjudican menos posibilidades de triunfo, lo único que parece operar es la determinación de decir que se cumplió y hasta ahí.