JUEVES Ť 4 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť Siguen detenidas 51 personas; daños en el Centro Histórico
Niega el GDF que el operativo del pasado martes haya sido rebasado
SUSANA GONZALEZ G. Y ELIA BALTAZAR
Mientras Andrés Manuel López Obrador y Leonel Godoy -jefe de Gobierno del Distrito Federal y secretario de Seguridad Pública, respectivamente- rechazaron que el operativo policiaco del pasado martes 2 de octubre haya sido rebasado por los delitos y desmanes que decenas de jóvenes cometieron durante las diferentes marchas al Zócalo, 51 personas permanecían detenidas hasta ayer por los delitos de robo, daño en propiedad ajena y violación a la Ley Federal de Armas de Fuego y Explosivos.
En tanto, brigadas de trabajadores del gobierno capitalino se dedicaron desde la noche del martes a cubrir con pintura las decenas de consignas que los manifestantes escribieron en los muros y mobiliario urbano que encontraron a su paso, de la misma manera que los particulares afectados trataron de arreglar por su cuenta los daños sufridos en sus casas o comercios.
Ambos funcionarios remarcaron que la manifestación, en la que participaron casi diez mil personas, transcurrió con tranquilidad y hubo saldo blanco, pero hubo gente que aprovechó la concentración para cometer ''acciones antisociales y fechorías''. El operativo, dijo Godoy, fue suficiente. López Obrador aseguró: ''No quisimos actuar con autoritarismo ni caer en la trampa de la provocación''.
En total cuatro denuncias fueron levantadas ante el Ministerio Público y, según Godoy, hubo aproximadamente 130 detenidos durante toda la jornada. De ellos, 51 no habían sido liberados, entre ellos 29 menores de edad que fueron trasladados a las 57 Agencia Especializada en Asuntos del Menor de la Procuraduría capitalina. La mayoría fueron aprehendidos por participar en el ''secuestro'' de camiones y por daños en propiedad ajena -averiguación 7/4627/01-10-, mientras que sólo un adolescente de 17 años será remitido al comisionado de menores de la Secretaría de Seguridad Pública federal, por tener en su poder un petardo. Por este hecho se inició la averiguación 4/3632/01-10, según confirmó Alvaro Arceo Corcuera, subprocurador de Averiguaciones Previas Desconcentradas de la PGJDF.
Otro joven fue acusado de destruir el radiotransmisor de una patrulla y resistirse a la acción de la justicia, según consta en el acta 44/3947/01-10. Arceo Corcuera mencionó que la denuncia por daños en propiedad ajena podría ser retirada si en una audiencia de conciliación los responsables pagan los daños, y previó que los representantes de los restaurantes Kentucky y Vips, cuyos ventanales fueron rotos con piedras, adoquines y palos, levantarían el acta correspondiente.
Sin embargo, hasta anoche sólo se presentaron los dueños de la joyería El Uno E, localizada sobre el Eje Central Lázaro Cárdenas, para denunciar un robo (averiguación 1/10-24/2001-10) por el cual hay un menor inculpado.
Por otra parte, rectángulos de todos tamaños y diferentes colores cubrieron ayer las consignas que los manifestantes del 2 de octubre dejaron en fachadas de edificios públicos, comercios, parabuses e incluso en la base de los monumentos de los camellones de Paseo de la Reforma.
Cuando el último contingente abandonó la Plaza de las Tres Culturas, cuadrillas de trabajadores del Gobierno capitalino cargados de cubetas de agua enjabonada y pintura, por lo menos de tres colores distintos, trataron de cubrir las pintas. Pero no lo lograron completamente, ya que si bien a lo largo de Reforma, Hidalgo, Eje Central y Madero fueron pocos los espacios donde ayer por la mañana aún se leían las frases en recuerdo a la masacre estudiantil -o de plano en apoyo a Osama Bin Laden-, los manchones se multiplicaron en el edificio de Correos, el Palacio de Iturbide, el templo de San Felipe, comercios, restaurantes y bancos.
Los trabajadores nada pudieron hacer en las tiendas con cristales rotos, los aparadores de Guess, los restaurantes Kentucky, Vips y La Pitaya, ni tampoco en los cajeros automáticos de Banorte y Serfin, todos ubicados sobre Madero.
En general, los particulares se encargaron de la reparación inmediata de los daños y así, antes de mediodía, los dos restaurantes de cadena ya habían mandado colocar vidrios, cuyo costo por unidad fue de 500 pesos.
En contraste, el cajero de Banorte permaneció con los vidrios estrellados, cruzados con tiras de cinta canela y en la entrada un letrero que rezaba ''No cerrar la puerta'', mientras la puerta del cajero de Serfin quedó limpio de astillas del cristal. Ambos siguieron en funcionamiento y los cuentahabientes retiraban dinero sin importar que estuvieran abiertos.