Ť El creador de los programas con más vigencia
en la tv se queja de falta de reconocimiento
La ingratitud, el mayor obstáculo que ha debido enfrentar Chespirito
Ť En lugar de que los medios saquen notas del éxito que he logrado, sólo hablan de lo negativo, asevera Roberto Gómez Bolaños Ť Sin el escaparate de la televisión no habría hecho nada, dice
MONTSERRAT HAWAYEK ESPECIAL
Una casita de muñecas, sillones tu y yo, mesitas con figuras de yadró y varios relojes cucú colgados en las paredes, así como un dibujo realizado por su padre --el ilustrador Francisco Gómez Linares-- conforman la ambientación en la estancia donde, puntual, nos recibe Roberto Gómez Bolaños Chespirito, escritor, actor y productor que con sus películas, obras de teatro y populares series de televisión se ha mantenido vigente entre el público latinoamericano por más de tres generaciones.
Actualmente El Chavo del ocho y el Chapulín colorado, series que fueron hechas hace 31 años, y que Televisa capitalizó en México, Centro y Sudamérica, han vuelto a retransmitirse con excelentes resultados --17 puntos de rating segun Ibope en los programas transmitidos a las 15 horas (El Chapulín colorado) y a las 15:30 horas (El Chavo del ocho) por canal 2 y 10 puntos por canal 5 a las 20 horas (El Chavo del Ocho). Al igual que El Chapulín colorado, Roberto Gómez Bolaños, ingeniero convertido primero en publicista, después en escritor, productor, actor por accidente y director, ¿tenía todo fríamente calculado?
Ese niño desvalido del que todos tratan de abusar, cuyo único anhelo es comerse una torta de jamón, en pocos meses vuelve a cautivar el nuevo público infantil por el acierto en la interpretación de personajes como Don Ramón, La Chilindrina, El señor Barriga, Doña Florinda, Doña Clotilde, Kiko y por supuesto el Chavo del ocho, sumando alrededor de 20 puntos de rating --trece millones de personas-- en sus tres emisiones diarias.
La crítica: platillo común
Aunque el éxito entre públicos tan disímbolos como el de Brasil, Angola, España y Sudamérica no ha mermado, el escritor se queja de la falta de reconocimiento de algunos programas de crítica y uno que otro periódico, en los que no sacan notas del éxito de los programas y sí se concentran en hablar de lo negativo, "eso ha sido un platillo común de mucho tiempo, aunque en este momento ya no existe ni periódico, ni televisión que me pueda hacer un daño o un beneficio terrible yo sé hasta donde caminé y llegué ".
El hombre cuyo mayor obstáculo no ha sido encontrar una fórmula exitosa sino afrontar la ingratitud de la gente afirma: "decía don Jacinto Benavente a un dramaturgo que le comentó que fulano andaba hablando mal de él '¡que raro si nunca le hice ningún favor!'. Muchas veces así es la cosa, esos a los que uno les hace un gran favor son los que golpean por detrás y más que coraje da tristeza"
Durante la entrevista, la cual ha sido acompañada del insoportable sonido de una grabadora que chifla como un grillo, Chespirito se levanta varias veces para ir al baño, debido a la diabetes que padece; ha tomado varios vasos de agua natural que su esposa, Florinda Meza, le ofrece. Recuerda que entre sus mayores satisfacciones está el haber recibido llamadas de ídolos del futbol como Pelé y Maradona, hablando de la deferencia con que siempre lo trató Emilio Azcárraga Milmo. "Un día que le di las gracias por una computadora que me regaló me dijo: 'no, tu no des las gracias. Televisa es la que debe estar agradecidísima'. Pero si yo no hubiera tenido ese escaparte que es la televisión no habría hecho nada".
Sin dejar de lado la "jugosa" exclusividad que todavía recibe de Televisa, la postura de su marido no convence a Florinda. "Si tu hubieras estado en Brasil, en vez de darte una isla, como se la dieron a Xuxa, tendrías un continente". Con El chavo del ocho posee un récord que ni los guionistas gringos han logrado. Si se considera a América desde México para abajo su programa es el único que ha estado en primer lugar de rating en algún momento en cada país del continente".
En vez de un continente tiene una casa ubicada en la colonia del Valle, de la que no se cambian por "motivos sentimentales"; además de que en el barrio todo mundo los conoce, pues ahora viven junto a la casa donde la pareja comenzó su relación.
¿Fríamente calculado?
Si el Chapulín colorado, en 1970, había estado fríamente calculado, la serie que en 1975 oscilaba entre los 55 y 60 puntos de rating semanales nació como un experimento. Cuando el actor Rubén Aguirre recibió una oferta para encabezar su propio programa, Gómez Bolaños decidió cancelar el sketch de "los chifladitos". Mientras se preguntaba con qué supliría el espacio al aire de la emisión
semanal --que entonces se transmitía por canal ocho de Televisión Independiente de México-- recordó: "me habían sobrado sketches sobre unos niños, que ya habían salido y de los que la gente me había hecho buenos comentarios". Y así, después de tres programas consecutivos en los que probó lo que el llamaba "sueltos" ?por no tener continuidad? nace en 1972 El chavo del ocho.
"Los personajes tenían gran personalidad, lo cual significaba que de entrada había algo como si ya estuviera escrito, yo sabía cómo tenían que contestar ante cada situación", confiesa el escritor, quien asegura no tener una idea muy clara de cómo logró conformar el universo del programa que se convirtió en su principal acierto.
El chavo, para empezar, era producto de 20 ejemplos de niños de todas clases; una de mis hijas bailoteaba de nervios, entonces copié esos brinquitos y su forma de no el no terminar de decir lo que quería, debido la ansiedad que le producía el querer decirlo; así que saqué cosas de ese tipo de muchos otros niños".
La Chilindrina, en cambio, fue inspirada por una niña que era su coco en la infancia, "un día esa niña me pegó con un palo que tenía un clavo, me quería mucho pero era la mandona". Don Ramón surge del recuerdo de Elsa Bolaños, quien al quedar viuda construyó unas casas que rentaba. "Como mi mamá había construido el inmueble con una hipoteca, el banco le quitó las casas por culpa de dos don Ramones que no pagaban la renta", rememora.
Lo que parecía ser un éxito fortuito tuvo su antecedente. Antes de saltar a la fama como actor, director, productor y escritor Chespirito ya había acumulado experiencia como guionista en seriales, primero radiofónicos y después televisivos como Cómicos y canciones --encabezado por Viruta y Capulina--, y El estudio de Pedro Vargas, programas que entre 1960 y 1965 se disputaban el primero y segundo lugares de audiencia, lo que entonces lo convirtió en el escritor cómico más solicitado de la televisión mexicana.
Más popular que Cantinflas y Pedro Infante
El creador de las series que le abrieron la puertas del mercado internacional a Televisa es un actor un tanto sui generis. A pesar de su experiencia en teatro, televisión o cine, al posar ante nuestra fotógrafa: se petrifica tal y como si lo hubiera paralizado la chicharra del Chapulín colorado. "No me preguntes que cara voy a poner para una foto, porque no sé, nunca he sabido. En una escena sé lo que estoy representando, pero en la vida real no, yo soy tímido y quizás la actuación ha sido un poco medicinal".
A pesar de su timidez, Chespirito reconoce que en términos de números, y gracias a la televisión, podría considerársele más popular que Cantinflas, Pedro Infante y Jorge Negrete juntos. "No te estoy diciendo que sea más importante, más trascendente, ni mejor, sino más popular, que son números de personas que te ven y te siguen". Asunto que cobra dimensiones reales cuando se analiza sus constantes éxitos tanto en las carteleras cinematográficas --con El chanfle en 1978, rompiendo todos los records de taquilla en México hasta ese momento--, tanto como con la obra 11 y 12 --con llenos de martes a domingo desde 92 hasta 99, en el Teatro Libanés, totalizando alrededor de tres mil doscientas representaciones.