MIERCOLES Ť 3 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť La palabra desenterrada relata las matanzas de guatemaltecos a manos de los militares
Menchú llama a respaldar la verdad de un pueblo víctima de genocidio
Ť Sobrevivientes y médicos forenses protagonizan el documental de Mary Ellen Davis
Ť ''Nuestros muertos valen lo mismo que todos los muertos por terrorismo'', dice la premio Nobel
ERICKA MONTAÑO GARFIAS
El genocidio en Guatemala ''demuestra que el terrorismo no viene de uno y otro grupo, viene de grupos diversos incluyendo el Estado'', afirmó la premio Nobel de la Paz Rigoberta Menchú Tum, al finalizar la presentación del documental La palabra desenterrada, de la directora canadiense Mary Ellen Davis, el lunes en la Cineteca Nacional.
Este tipo de películas, en las cuales los protagonistas principales son los sobrevivientes de las matanzas y los médicos forenses que trabajan en las exhumaciones, sirven ''para dar respaldo a la verdad de un pueblo que es víctima del genocidio y estimular la verdad de los sobrevivientes''. La palabra desenterrada ''es un inicio de ilustración de lo que jamás lograremos ilustrar: el horror que se vivió en Guatemala'', declaró a La Jornada la activista por los derechos humanos.
Persistente impunidad
Filmada en formato digital, la película documenta la matanza de mujeres, niños y hombres de la comunidad de Petanac, a nueve horas de la capital guatemalteca a donde se llega por accidentados caminos de terracería. El guía es Mateo Pablo, maya chuj, que perdió a su familia durante la operación militar de 1982 y que, como otras 12 personas, sobrevivió escondiéndose en el monte y después como refugiado en Chiapas.
La vida de Mateo Pablo, quien vive en Montreal, es diferente de quienes se quedaron en el país y ahora padecen hambre y desnutrición como consecuencia de la sequía que destruyó miles de hectáreas de cultivos, no sólo en Guatemala sino en otros países centroamericanos como Nicaragua y El Salvador, que también se recuperan de guerras civiles en las que murieron miles de personas.
Los niños padecen desnutrición, sus padres no tienen medios para volver a sembrar, miles de campesinos perdieron su fuente de trabajo en las fincas cafetaleras -en crisis por la caída del precio internacional del grano-, y en los próximos meses es posible que la situación se agrave aún más, como han advertido diversos grupos de ayuda humanitaria como el Programa Mundial de Alimentos de la ONU.
Pero los gobiernos de Nicaragua y Guatemala insistían hasta hace poco en que no había hambruna en esos países y que algunos sectores, especialmente el militar, se niegan a reconocer su participación en las violaciones a los derechos humanos.
Menchú confió en que el documental ''llegue a muchas personas, que por fin puedan mirar la dimensión de esa tragedia... y tengan el coraje para unirse a la voz de los que buscamos justicia, persecución penal, juzgamiento y castigo a los responsables de genocidio y terrorismo, especialmente lo ocurrido en Guatemala que es terrorismo de Estado''.
Lo principal es evitar que se pierda la memoria, porque ''hay una inercia muy grande de olvidar lo que pasó en Guatemala'', destacó el fotógrafo guatemalteco Daniel Hernández-Salazar, otro de los protagonistas del documental. Sus fotos fueron utilizadas para ilustrar los cuatro tomos del informe Guatemala nunca más, que responsabilizó a los militares de la mayoría de las violaciones a los derechos humanos y, en menor grado, a la guerrilla.
A esa misma conclusión llegó la Comisión para el Esclarecimiento Histórico, auspiciada por la ONU, señaló Amnistía Internacional (AI) en su informe del año 2000 en el cual denunció que, pese a algunos avances, las investigaciones fueron lentas y en muchos casos las personas declaradas culpables recibieron condenas ''que no se correspondían con la gravedad del conflicto''. A esto se suma la impunidad que cubre la mayoría de las violaciones a las garantías individuales cometidas después de la firma de la paz (1996), como el asesinato del obispo Juan Gerardi, en abril de 1998, apenas dos días después de que presentó el informe Nunca más.
Hechos sin esclarecer
En Guatemala, Argentina y Chile ''a pesar de que hubo ciertos progresos en la forma de afrontar un legado de violaciones masivas de derechos humanos, la mayoría de esos abusos quedaron impunes y la verdad de los hechos no fue esclarecida'', agregó AI.
En el debate posterior a la presentación del documental, Menchú Tum subrayó que ''víctimas y victimarios aún comparten la calle, el pueblo, las montañas. Los victimarios están sobre las víctimas y por eso en muchos lugares aún no se han podido iniciar las exhumaciones''.
Ahora es importante que las víctimas y sus familiares testifiquen para llevar a los responsables ante la justicia. Esto no significa que ''estemos reaccionando como reaccionaron muchos líderes mundiales frente a los atentados en Estados Unidos'', aseveró la activista y criticó de forma tajante el discurso del ''ojo por ojo'' adoptado por los líderes de Occidente tras los ataques.
''Nuestros muertos valen lo mismo que todos los muertos por terrorismo, sólo que los nuestros son producto del terrorismo de Estado'', subrayó antes de reconocer los avances en materia de derecho internacional por el arresto del ex dictador chileno Augusto Pinochet y de varios represores argentinos.
El siguiente paso es lograr que un tribunal enjuicie a los responsables de los crímenes de lesa humanidad cometidos en Guatemala, comenzando por el actual presidente del Congreso y ex presidente de facto Efraín Ríos Montt, y siendo más ambiciosos, un proceso contra Estados Unidos y Henry Kissinger por su ''participación planificada y sistemática'' en la Operación cóndor.