MIERCOLES Ť3 Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Los indios chortí, rodeados de abundancia, no tienen ni para comprar elotes

Afectará a ciudades el efecto de la sequía

Ť Este año habitantes de Jocotán y Camotán no podrán emplearse ni en la agroinudstria

BLANCHE PETRICH ENVIADA

Chiquimula, Guatemala. La aldea Plan del Mono está rodeada de milpas de riego y platanares, cultivos de calabaza y frijol. Pero esos sembradíos pertenecen a otro predio y los campesinos chortís del caserío no tocan ni una mata. Ni tienen dinero para comprar un manojo de elotes. Son tierras "de los ricos", de la gente de la cabecera de Camotán. Hace tres o cuatro generaciones eran tierras suyas. Pero fueron despojados. Sus parcelas están en lo alto de los cerros, entre los peñascos. Son de temporal. Y de 1988 a la fecha han visto pasar un huracán y tres sequías consecutivas. Cada año hubo menos cosecha. Este, ninguna. No hay alimento en las casas. Ni empleo en las tierras ajenas. Lo que hay es hambre rodeada de abundancia.

En los municipios de Jocotán y Camotán, epicentro de la zona afectada por la pérdida de las cosechas de primavera, hay otras estampas de esta contradicción. En el entronque de la carretera, miles de familias esperan que pase alguno de los convoyes con ayuda alimentaria que estos días de gran exposición periodística del "hambre en Chiquimula" envían los consorcios locales. Pero los envíos se han suspendido. Las familias esperan bajo el aguacero. ƑEmergencia para la sequía? šPero si ya empezó a llover! La solidaridad no suele ser muy consistente.

Y por alguna vereda va ascendiendo una familia entera. Logró que en un centro de acopio le donaran un quintal de grano. Y con los pocos quetzales que llevaban en un puño compraron chatarra. Cada miembro de la familia va devorando el contenido de las bolsitas de celofán: churritos sin valor nutritivo a precio de oro para los malnutridos.

Apenas el principio

Las pérdidas de la cosecha "de primera" (o primavera) de maíz en el oriente de Guatemala se calculan entre 90 y ciento por ciento. En la mayor parte de los municipios tendrá un efecto dominó, porque al tocar fondo, en las economías campesinas tampoco hubo semilla para la siembra de frijol ni para el ciclo de invierno. Es decir, esta crisis alimentaria no es de ahora pero, como lo subrayan casi todos los expertos que siguen impotentes el fenómeno, es apenas el principio.

No queda más que "salir a ganar", como dicen los hombres de Plan de Mono. Tradicionalmente, los hombres de los departamentos occidentales suelen viajar a las fincas cañeras de Zacapa, La Unión y El Petén para la temporada de la zafra. Del altiplano y el norte bajan al sur, al corte de café. Pero circula una noticia que les alarma: este año no habrá corte de café ni zafra. Los precios internacionales de estos productos han clavado un clavo más en la tumba del modelo agroexportador que se impuso en Guatemala desde principios del siglo pasado, mantenido a sangre y fuego por los poderes económico y militar y que según la "Estrategia de la reducción de la pobreza" del gobierno de Alfonso Portillo, sigue vigente.

De todos modos los hombres del pueblo se preparan para la tradicional emigración temporal. "Los jefes tenemos que ir a ganar. Ni modo de quedarnos como el zenzontle". Pero sí, han oído en la radio que las fincas este año no van a abrir.

El diagnóstico de las consecuencias, descrito por Jorge Morales, es terrible: "Los campesinos que siempre vivieron en el límite de la subsistencia, sobreviven de la migración temporal como peones en las fincas agroexportadoras. La agroexportación ha dejado de ser rentable. En la industria cañera, los mercados internacionales están cotizando el quintal de azúcar en 15 dólares. Producirlo cuesta 18. Por lo tanto, es muy probable que la zafra de invierno -noviembre y diciembre- se suspenda y otros miles de campesinos que se empleaban en las plantaciones y los ingenios encuentren cerrada la última puerta que quedaba abierta."

Las organizaciones no gubernamentales prevén que en las próximas semanas la falta de alimentos asolará no sólo la región oriental. Y señalan que a esta hora el gobierno aún no ha hecho una evaluación realista de la crisis ni cómo se va a enfrentar. "No hay una lectura integrada de lo que va a pasar con la seguridad alimentaria", a pesar de haber declarado la zona como de "calamidad".

Morales estima que el impacto de esta crisis llegará, como un efecto dominó, a las zonas urbanas y periféricas. Cifras oficiales registraban para mediados de septiembre un flujo de 25 nuevas familias campesinas por semana que llegaban a asentarse a la capital. En la segunda ciudad en importancia, Quetzaltenango, en loguatemala_fgb que va del año se registró el cierre de 25 maquiladoras.

Repartir la riqueza, el gran tabú

En Plan de Mono son 123 familias. Difuntos por hambre hay muchos pero no los cuentan ni los reportan a autoridad alguna. Desnutridos son al menos una cuarta parte de los niños, según reporta el "guardián" de salud, o promotor. Casos muy graves, son varios los que están en el dispensario de Bethania.

A cuentagotas, la ayuda alimentaria ha llegado. Por las veredas despliegan sus mantas las empresas que tienen programas de emergencia para paliar la crisis alimentaria: Cervecería Centroamericana, Club de Rotarios, Fundación Castillo Córdova, firmas del poder económico tradicional que fincaron sus fortunas en la alta concentración de la tierra.

Reflexionan en colectivo. Les gustaría un microproyecto de riego, fertilizantes, pollos para granjas familiares. Pero nunca han tenido nada de eso. Ni siquiera cuentan con una interlocución con la autoridad municipal.

ƑUna mejor distribución de la tierra?

La sola palabra hace que los jefes de la comunidad den un brinco hacia atrás. Nuestro guía nos advierte con un codazo: "Es un tema muy delicado, aquí".

Es la cicatriz de una guerra muy antigua.

Fue en esta zona de oriente donde dos jóvenes oficiales, después de un golpe reformista frustrado, se replegaron para organizar la resistencia contra la dictadura del general Ydígoras en los años 60. "Quizá por hacer una lectura mecánica del marxismo, pensaron que la insurrección prendería más rápido en medio de la pobreza extrema", comenta Jorge Morales, funcionario de Oxfam, una de las organizaciones no gubernamentales de mayor presencia en el país.

A la implantación de las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Yon Sosa y Turcios Lima en Chiquimula le siguió la tarea de los "boinas verdes" del Pentágono, que instruyeron a tropas del ejército guatemalteco en técnicas modernas de contrainsurgencia. Guatemala conoció otra modalidad de esta lucha: los asesinatos políticos masivos, el sino de la historia moderna de Guatemala.

En el oriente la guerrilla fue aplastada, pero la represión tuvo otro efecto -siempre según las explicaciones de Morales-; el pueblo chortí quedó segregado del resto del tronco maya, que integra casi el 80 por ciento de la población del país. Hoy suele ser nombrado como "en vías de extinción". Indefensos ante la expansión de la población mestiza, los chortíes.

Una definición con la que, por cierto, Martina Ramírez Frías no coincide. Ella es vicepresidenta de la Coordinadora para el Desarrollo Maya-Chortí y aunque reconoce que su pueblo "se retrepó hasta los peñascales, a donde ni las víboras viven", ante la expansión de la población mestiza; aunque se ha perdido el traje y casi el idioma "aún es tiempo de recuperar". En la naciente organización, dice, "estamos reflexionando. Ya pensamos que lo que más se necesita es saber sobre nuestros derechos e identidad. No sabemos cómo solucionar, pero sí lo que tiene que ser nuestra prioridad".