MARTES Ť 2 Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť Se le rendirá un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes
Fallece José Antonio Alcaraz, musicólogo, compositor, crítico y director de teatro y ópera
Ť ''No creo en la experiencia unívoca, sino en los quehaceres múltiples'', señalaba
Ť Las cenizas del autor de Al sonoro rugir del telón serán esparcidas en el río Sena
ARTURO JIMENEZ
El compositor, narrador, director de teatro y de ópera, musicólogo, crítico y profesor José Antonio Alcaraz falleció la madrugada de ayer lunes en esta ciudad a la edad de 63 años, debido a un paro cardiorrespiratorio y una deficiencia renal complicada por la diabetes que padecía.
Hoy a las 12 horas Alcaraz recibirá un homenaje de cuerpo presente en el Palacio de Bellas Artes y a las 2 de la tarde sus restos serán incinerados en el Panteón Español. Como dispuso, sus cenizas serán llevadas a París por Sergio Vela, quien las esparcirá en el río Sena.
A José Antonio Alcaraz le importaba prácticamente todo. La diversidad fue la marca de su vida creativa: ''No creo en la experiencia unívoca sino en los quehaceres múltiples", decía. Sus libros dan una idea del amplio universo que le era cercano.
En crónica: Allá en el teatro grande y La ciudad. En ensayo: Hablar de música, En la más honda música de selva, Suave teatro, Al sonoro rugir del telón. En teatro: Ni a tontas ni a locas, en coautoría con Gonzalo Valdés Medellín, y Estamos en todas partes.
Nacido en la ciudad de México el 5 de diciembre de 1938, Alcaraz estudió en el Conservatorio Nacional de Música, en la Schola Cantorum de París, en el Conservatorio Marcello de Venecia y en el Centro de Opera de Londres. Fue alumno de José Pablo Moncayo, Otto Mayer-Serra, Pierre Boulez, Bruno Maderna y otros.
Fungió como director de la Compañía Micrópera de México, de Difusión Cultural de la UAM-Xochimilco y de la Escuela de Escritores de la Sogem. Escribió en varias publicaciones periódicas, entre ellas Proceso.
Director, compositor, ensayista
Alcaraz fue director escénico de las óperas El castillo de Barba Azul, El prisionero, Romeo y Julieta, Salomé, Tosca, Bohemia, La traviata y La mulata de Córdoba.
Realizó música para la obra de teatro Seis personajes en busca de autor y para las películas Los días del amor y El muro. Dirigió obras de teatro como Y sin embargo se mueve y La esfinge de las maravillas.
Entre sus obras musicales figuran Elegía nocturna, Homenaje a García Lorca (Gran Premio de la Universidad de Teatro de las Naciones, París, 1962) y Arbre D'Or Deux Tetes, además de Yo Celestina, vieja puta y De Telémaco.
También es autor de los libros José Pablo Moncayo, Confrontaciones, Rodolfo Usigli: una voz que clama en el desierto y Carlos Chávez, un constante renacer, así como La música de Rodolfo Halffter. Publicó libros de cuentos para niños y biografías sobre la infancia de músicos como Mozart y Beethoven.
Recibió la Medalla Mozart (1992) por su contribución a la vida musical mexicana y a la difusión de la obra del compositor austriaco.
Mordisqueados y bendecidos
El pasado 10 de agosto, Alcaraz recibió un homenaje-festival en Bellas Artes. Ahí, José Antonio Robles Cahero dijo: ''Dentro de su trabajo como crítico, Alcaraz ofreció especial atención a los músicos mexicanos, a quienes ha defendido, atacado, mordisqueado y bendecido".
En agosto de 1999 recibió otro reconocimiento para celebrar sus 60 años. Esta vez lo ubicaron entre las figuras más importantes de la cultura mexicana desde los años sesenta, como dijo Gerardo Estrada.
Esa ocasión Maya Ramos lo describió como una ''casa de la cultura ambulante" y agregó que pese a su disciplina nunca perdía el sentido del humor. ''Es un gigante que en el fondo no es egoísta", ponderó.
Alcaraz basaba su pedagogía en un dominio de los temas y en la provocación a sus alumnos mediante el sarcasmo y la ironía. El resultado eran clases llenas de adrenalina y, muchas veces, de sublimación.
Por ejemplo, una tarde, en una de sus clases en la Escuela de Escritores de la Sogem, habló de A la búsqueda del tiempo perdido, de Marcel Proust. El maestro llevó su auditorio a un clímax narrativo mediante la repetición, de memoria, de pasajes en francés de Por los caminos de Swan, los cuales intercalaba con la traducción al español y un análisis literario de elevado lirismo sobre el mundo del personaje infantil (el mismo Proust).
A mediados de 1999, Alcaraz publicó En la más honda música de selva, en el que explora la obra de 13 compositores mexicanos del periodo nacionalista. De ellos dijo a La Jornada:
''Encontraron los términos óptimos que establecieran una congruencia entre su época, las necesidades del país y sus ánimos individuales. Tendríamos que ser capaces, hoy, de hacer otro tanto, Ƒno?"