LUNES Ť Ť OCTUBRE Ť 2001

José Cueli

La Meche torera...

En un palco de la Plaza México recordaba con Mercedes Iturbe los viejos tiempos en que los toreros con duende, Curro Romero y Rafael de Paula, realizaban la magia torera en las plazas andaluzas, a las que engalanaban con las luces y el arte de su torería, expuestos al recreo inefable de la emoción, tan ahíto en esta época de chabacanería.

Era el toreo de los gitanos de intensa emoción genuina. Al que le daban el mayor encanto, ungiéndolo de la señorial intimidad de su Andalucía natal. Ambos oficiaban la emoción del ser torero que conmovía y dejaba adscritos a sus cabales. Actitudes de grandes señores que no necesitaban de posturitas y ratonerías para darles valor a su torear.

Lo recordaba con Mercedes, en estos momentos en que la Contraloría del Estado de Morelos le comunicó a la prensa -no a ella- que la inhabilitaba como funcionaria por supuestas irregularidades administrativas en que había incurrido a su paso -brillante y con duende- por el Instituto de Cultura de Morelos, del que fue directora. Esto el día en que inauguraba su exposición en Bellas Artes, sobre Juan Rulfo, ya que a la fecha es directora del Museo Nacional de Bellas Artes.

Y es que Meche es a la divulgación del arte en México, lo que Curro y Rafael al toreo español. Es decir una figura clave en la vida artística mexicana. La conocí cuando fue mi alumna en el viejo Colegio de Psicología de la UNAM, del que egresó para especializarse en la divulgación de las artes plásticas.

Meche ha sido directora del Salón de la Plástica Mexicana, del Centro Cultural de México en París, (en Francia recibió la condecoración de Caballero de artes y letras por su labor de intercambio). Comisaria de cultura de México en la exposición universal de Hannover, así como directora del Festival Cervantino, por decir lo más sobresaliente. Es además taurina, flamenca y aficionada que chanela el arte en el toreo.

Muchos esperamos que este asunto se aclare en poco tiempo, para beneficio de Meche, y de la sociedad a la que tan brillantemente sirve.