LUNES Ť Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Paquito de Rivera interpretó al saxofón la pieza para piano Pure emotion

En gran cabaret convirtió a Bellas Artes la bing band de Chico O'Farrill

Ť La Afrocuba Jazz Orchestra, bajo la batuta de su nuevo director Arturo O'Farrill, regaló un arreglo de La Cucaracha Ť Alison Deane ofreció un homenaje al músico desaparecido en junio

FABRIZIO LEON DIEZ

El Palacio de Bellas Artes se convirtió en un reservado cabaret cuando sonaron los primeros acordes de la gran banda de Chico O'Farrill el sábado por la noche. Salvo porque se impuso en los asistentes y músicos la solemnidad que inspira el recinto, el ambiente juguetón y la sensación de escuchar el soundtrack de una película que aún no sabemos cómo se llama, pero que nos gusta mucho, creado por la Afro-Cuban Jazz Orchesta fue extraordinario.

Ťo«farrill-orquestaUno de los momentos culminantes del concierto, que duró casi tres horas, fue cuando el saxofonista Paquito de Rivera se adueñó del escenario y regó jazz por los pasillos y techo del viejo teatro, acompañado por la mejor big band del mundo, que no escatimó en generosidad musical, pero que extrañó sin duda el timing de su fundador.

Por su parte el nuevo director del conjunto, el pianista Arturo O'Farrill, hace honor a quien califica como "sacerdote" de los arreglos musicales: su padre.

Luego de un largo y lento preludio, interpretado por la pianista Alison Deane en homenaje al cubano fallecido en junio de este año, los integrantes de banda de metales tomaron sus lugares detrás de los atriles, afinaron en un instante e hicieron sonar las notas de los complicados y barrocos arreglos para "un tema bien conocido": La Cucaracha. Y en ese momento, muchos que vieron dirigir a Chico O'Farrill, se imaginaron la pequeña figura de la persona del músico entrar al escenario, agradecer los aplausos recibidos y, con una amplia sonrisa, dirigir bailando a su orquesta, integrada por fieros adictos de la música que atrae la mejor energía de la vida: El Jazz Afro de la Sordina City, o sea, la música de Nueva York creada por cubanos desde los treinta.

Variaciones para México

Chico O'Farrill vivió muchos años en México y se contagió tanto del desmadre de los meshicas que el repertorio escogido para esta importante ocasión, hizo que Arturo O'Farrill quisiera dedicar a este país las variaciones de las siguientes composiciones: La Suite Azteca, En la oscuridad, Tres movimientos del Afro Cuban Jazz, Pianitis y un súper rolón compuesto por César Portillo de la Luz y quebrado en miles de tonos por don Chico: Delirio.

Paquito de Rivera fue la clave para que el concierto fluyera más al estilo alegre del maestro O'Farrill que al ánimo de cierto luto que muchos de los músicos todavía llevan. El saxofonista con su clarinete corrió con la suerte de estar de buena vena e hizo de La Cucaracha una marcha de ritmo, que para quienes no sabemos describir técnicamente los acordes musicales, podríamos calificarlos como un ritmo martini.

Más adelante, Paquito de Rivera cambió el programa de mano, obsequiado a la entrada del teatro, y tocó una composición suya, con arreglos del jefe Chico y, como el mismo maestro Rivera calificó, es mucho más importante el arreglo que el pretexto. Luego improvisó con el saxofón, como si fuera el símil de una información periodística exclusiva, la composición del viejo cubano Pure Emotion, una melodía melancólica que originalmente es interpretada con piano y que Paquito de Rivera por primera vez tocaba, sólo para satisfacer su emoción de estar a lado de la gran banda de su tío O'Farrill.

Cumplido, un deseo del músico

Música apta para que sea escuchada en Walton Astoria, de Nueva York, o en el teatro Olympia de París, la de Chico O'Farrill traslada a quien la escucha al Tropicana de la Habana o al Cotton Club de Nueva York, incluso a cualquiera de los auditorios populares que sobre la calle de Corrientes, en Buenos Aires, existen. Aquí en el Palacio de Bellas Artes, se cumplió el deseo de Chico O'Farrill de volver a tocar y convirtió en muchos momentos al sagrado recinto de la ópera y la música de concierto en un cabaret popular, aunque los asistentes se comportaran a la altura de una situación que no le gustaba al creador de Blues de la Habana, pero tampoco se podía hacer otra cosa porque por una parte su música embelesa y encanta y por la otra es incómodo bailotear en las butacas y los pasillos que son muy estrechos incluso para caminar entre ellos.

Los organizadores de este recital deberían pensar en llevarlo una temporada al teatro Blanquita o hacerlo en clubes privados y en el Zócalo de la ciudad, para regresar a todos los estratos sociales la música que compuso Chico O'Farrill pensando, seguramente, en los movimientos de cadera y juegos vocales de la gente, luego de esta extraordinaria sesión de jazz en el Palacio de Bellas Artes, que por cierto estaba lleno de sábados: de Sábados Distrito Federal y la Chico O'Farrill Afro-Cuban Jazz Orchesta, la mejor big band del mundo.

El próximo 2 de octubre hay otra oportunidad de disfrutar este concierto a las 20:30 horas, y poder gritarle, de buena gana, a Arturo: "¡Quítate el smoking, chico!" Esto en el nuevo gran cabaret para gente seria: el Palacio de Bellas Artes.