LUNES Ť Ť OCTUBRE Ť 2001

Ť Ofrece el candidato priísta la creación de una secretaría de asuntos indios

Anaya Gudiño llamó "entes pensantes, con intelecto" a indígenas michoacanos

Ť Purépechas, mazahuas, otomíes y nahuas se quejaron de desatención a sus problemas

ROSA E. VARGAS Y ERNESTO MARTINEZ ENVIADA Y CORRESPONSAL

Ziracuaretiro, Mich., 30 de septiembre. Traídos de las cuatro regiones indígenas de Michoacán, purépechas, mazahuas, otomíes y nahuas, reunidos en el balneario de Caracha, se enteraron que su anfitrión, Alfredo Anaya Gudiño, candidato del PRI al gobierno del estado, los considera "entes pensantes, con intelecto'', y "seres humanos de primera, como son todos los michoacanos y mexicanos''.

De esta última frase podría desprenderse que quizá, y por más que lo parezca, en esas expresiones no hay necesariamente un tinte racista, y que en todo caso se trata de una muestra más de la limitación del lenguaje del priísta, lo que tanto preocupa a sus asesores y estrategas de campaña.

Aunque entrados en la vorágine de la búsqueda del voto, tal vez eso ni siquiera se note demasiado.

Los tres periódicos que se editan en Morelia destacaron la oferta del priísta de crear, incluso antes de los comicios, una secretaría de asuntos indígenas y, en la que de ganar -dijo Anaya- tendrán abiertas no sólo las puertas físicas, sino las "espirituales", que fue la forma elegida por el priísta para expresar a los grupos étnicos que "los vemos y los atendemos."

Varias veces lo dejó claro: a él no le cabe duda de que los indios "son seres capaces, con grandes potencialidades''.

Entes, pues a los que dice conocer y querer con una convicción que le viene "desde dentro y de corazón''.

El encuentro del priísta Anaya Gudiño con los indígenas resultó símbolo y muestraANAYA_PRI3 fiel de que los métodos políticos del tricolor, al menos en Michoacán, involucionan.

Nadie en la estructura partidista se ruboriza cuando se reviven esos tiempos del partido aplanadora y se recurre a estructuras gubernamentales y a funcionarios del estado y la Federación recién separados del cargo, para reunir en Caracha a autoridades civiles y comunales de las poblaciones indígenas.

Con una estrategia tan afinada como previsible, esos líderes oficialistas traían "coincidencia'' por abogar a favor de la famosa Secretaría de Asuntos Indígenas, pero de inmediato exigieron que sea uno de los suyos quien quede al frente.

Con todo, la rebeldía se impuso en muchos de los indígenas, y se quejaron de desatención al enumerar sus reales, eternos, problemas relacionados con la falta de apoyos productivos, el saqueo de sus bosques, los malos precios de sus artesanías, la pérdida de sus vasos lacustres aunque, al fin políticos, muchos lanzaron lamentos que nada tenían de ingenuidad política.

"Se nos dice que somos rateros; la verdad es que no hay autoridad que salga limpia. Nos dicen cuánto se chingaron, pero la verdad es que tenemos que salir para presentar los problemas porque si no, dicen que no hacemos nada. En nuestras comunidades no escogen a los preparados porque ellos no aceptan, sino a los más tontitos'', lamentó el comisionado de Huahua, del municipio de Aquila.

Así planteaban, uno a uno, cuando llegaban al micrófono convocados por Rosa María Molina Rojas, ex titular de la oficina de Asuntos Indígenas del gobierno estatal, oriunda de Chichota (población purépecha y ubicada en la cañada de los Once Pueblos) y que conserva, como se vio, gran influencia entre muchos representantes indios.

No muy lejos del templete observaba atento Víctor Manuel Tapia, ex delegado de Sedeso, y quien durante por lo menos cuatro años manejó los programas sociales para las zonas marginadas de la entidad, entre ellas las indígenas.

En Michoacán, alrededor de 12 por ciento de la población forma parte de alguna de las cuatro etnias que ahí viven.

En marzo de este año se realizó en Urío, en el corazón de la meseta tarasca, el Congreso Nacional Indígena, al que acudieron representantes de 40 etnias y la comandancia del EZLN.

Ubicar la sede aquí no fue casual: hay más de 500 mil indígenas y muchas comunidades combatientes, rebeldes, imbatibles. Los hay viviendo en sitios tan alejados del centro de la entidad como los nahuas, cuyas comunidades están en los límites con Colima.

En decenas de autobuses algunos debieron viajar entre 10 y 12 horas para llegar hasta aquí.

Lo hicieron para escuchar que alguien que quiere ser gobernador, que les regala camisetas con una frase que nadie ha logrado entender: "Anaya en acción'', y les dio un plato de arroz con carnitas y unas cuantas tortillas les llama, desde el fondo de su corazón, "entes pensantes''.