LUNES Ť 1Ɔ Ť OCTUBRE Ť 2001
Ť Luiz Inacio Lula da Silva Ť
La paz posible Ť
El 11 de septiembre del 2001 marcará para siempre un momento trágico en la historia de la humanidad. Los atentados terroristas cometidos ese día en Estados Unidos merecen el repudio más absoluto, como el pueblo estadunidense merece la más completa solidaridad de parte de todos los pueblos y gobiernos del mundo. Estados Unidos, con el apoyo de todos los países, tiene el deber y el derecho de esclarecer las circunstancias en las que se cometieron los atentados, identificar a los responsables de su organización y ejecución, capturarlos y ponerlos a disposición de la justicia para que paguen de manera ejemplar por el crimen que han cometido. Nadie puede escatimar su solidaridad en la búsqueda de la justicia y los resarcimientos.
La gravedad de la tragedia y la profunda conmoción que viven los estadunidenses alcanzan al mundo entero y aumentan en modo considerable el riesgo de represalias generalizadas, venganzas y terrorismo de Estado por parte del gobierno de Washington. Se habla de guerra e incluso de eliminar algunos países del mapa. Pero la violencia generará sólo más violencia y más víctimas, en una escalada incontrolable.
Hay que actuar partiendo de conclusiones comprobadas con hechos, en el contexto de la ley y de los tratados internacionales, y con la participación de Naciones Unidas. Los Estados democráticos no pueden y no deben permitir que sus acciones y sus métodos puedan confundirse con los de los criminales terroristas.
Es necesario reflexionar profundamente y comportarse de manera positiva frente a esta grave situación. Si no reaccionamos con prontitud, correremos el peligro de pagar aún más caro las consecuencias de esta bárbara agresión. Se requiere de un grandioso esfuerzo para que las fuerzas democráticas de todo el planeta se hagan escuchar pronto.
Las sociedades civiles organizadas, las instituciones internacionales, los gobiernos, los partidos políticos y los ciudadanos y ciudadanas de todos los países deben movilizarse y encontrar la manera de hacer manifiesta una reacción mundial preventiva para tratar de evitar que se llegue a lo peor. La enorme tragedia ocurrida en Estados Unidos no debe dar lugar a nuevas tragedias con escenarios diversos.
Otra razón que justifica la necesidad de una reacción preventiva mundial deriva de cierta clase de incitación que ha comenzado a circular con mucha convicción en la prensa nacional e internacional. Se trata de declaraciones que aluden a la adopción de medidas discriminatorias, autoritarias y antidemocráticas de parte de los gobiernos de algunos países.
En nombre de la lucha frontal contra el terrorismo, el cual puede atacar de sorpresa escondido tras la apariencia más inocente, tiende a prevalecer la idea que todos son sospechosos, y algunos son más sospechosos que otros. Los prejuicios y los incentivos a la xenofobia tienden a provocar posturas preventivas y discriminación contra determinadas comunidades étnicas y contra los seguidores de algunas religiones. La historia enseña que este tipo de comportamiento nunca produce buenos frutos. Al contrario, se multiplican los actos de violencia ciega, individual y colectiva, aumentando el odio y las injusticias en las sociedades.
En Brasil, el gobierno se ha manifestado de manera inapropiada en relación con el comportamiento que Estados Unidos puede adoptar en respuesta a los atentados. El gobierno defendió el alineamiento automático y el compromiso preventivo con cualquier posible reacción de Washington, que podrían ser desastrosas. Las fuerzas democráticas y populares brasileñas no pueden caer en esta trampa. Deben promover la realización de grandes manifestaciones en favor de la paz y la democracia, en contraposición al espíritu de guerra y de autoritarismo que se pretende hacer prevalecer en el mundo.
Con estos atentados terroristas, regresan a debate temas fundamentales para la humanidad: o más democracia y solidaridad global, o más barbarie. Nuestro camino continuará siendo el de la democracia y la paz. Por Brasil y por todos los pueblos de la Tierra
Artículo publicado en Il Manifesto
el 23 de septiembre.
ŤPresidente del Partido de los
Trabajadores de Brasil
Traducción: Alejandra Dupuy