LUNES Ť Ť OCTUBRE Ť 2001

ASTILLERO

Ť Julio Hernández López

UN MIEMBRO MAS de la familia presidencial ha sido llamado a escena. Se trata de Rodrigo Fox, quien le habría pedido a su padre que le permitiera hablar con su amigo Bush para decirle que sentía mucho lo sucedido el 11 de septiembre, "que quería estar a su lado y que estaba listo para apoyarlo", según la narración del caso hecha el viernes pasado por el Presidente mexicano a Larry King en su muy visto programa de televisión de CNN.

LA NACION MEXICANA entera, según se desprende de las palabras pronunciadas en inglés y con gran énfasis y gesticulación por Fox (Vicente, no Rodrigo), estaría igualmente lista para apoyar a Estados Unidos, deseosa de estar al lado de los vecinos para enfrentar el "cáncer" del terrorismo (tanto que Vicente, no Rodrigo, aprovechará un viajecillo que pronto hará por Europa para organizar a algunos países del área, poco avispados en el asunto, en la lucha internacional contra el terrorismo).

TAL ERA Y es la ansiedad del Presidente mexicano por demostrar a los estadunidenses que no ha sido "tibio" el apoyo a sus intereses, que puso a la orden de sus necesidades bélicas el petróleo nacional, según el siguiente diálogo con King (es decir, con el entrevistador, no con el imperio):

-ƑPiensa, señor Presidente, que Estados Unidos necesitará más petróleo de parte de ustedes?

-Bueno, tenemos el petróleo y estamos listos para trabajar. Suministramos de manera básica el petróleo que Estados Unidos consume. Tenemos petróleo listo para vender a Estados Unidos y otros países.

COMO SERIA DE suponerse, generó enojo y protesta el hecho de poner el energético en la lista del menú que el cliente podría ordenar a un mesero solícito. Lo menos que debería hacer, dijeron algunos legisladores mexicanos, es colocar el tema a debate ante el Poder Legislativo (al momento de redactar esta columna no se sabía si los diputados y senadores consideraban que también Rodrigo deba ser tomado en cuenta como canciller telefónico de emergencia).

IGUALMENTE ENFADADO ESTABA el verdadero secretario de Relaciones Exteriores, Jorge W. Castañeda, porque a su compañero de gabinete Montessori, Santiago Creel, se le ocurrió sugerir ciertas reglas de convivencia. Cuando se le preguntó el significado de las palabras presidenciales sobre el petróleo, con el que estaríamos "listos para trabajar" con Estados Unidos, el hombre de Tlatelolco se quejó con ironía: "Si el secretario de Gobernación ya dijo ayer que quien tiene la única voz en política exterior es el Presidente de la República, entonces no tengo ningún comentario por hacer. Así que en esa circunstancia no estoy autorizado para hacer ningún comentario sobre política exterior".

ALEGRE Y SIEMPRE optimista, el Presidente tenía, por el contrario, muchos comentarios por hacer, de tal manera que se desahogó el sábado en el muy gustado programa radiofónico nacional que tiene a bien estelarizar. En ese espacio anunció que convocará a una "gran alianza" para sostener la planta productiva y el empleo (de México), negó que haya un retorno masivo de mexicanos indocumentados a su patria (pues ellos están "muy contentos trabajando allá" y siguen mandando dinero a sus familiares), aseguró que no se ha caído el turismo, ni siquiera en Cancún, y les advirtió a los mexicano-estadunidenses que el gobierno mexicano no los defenderá para que no entren al ejército, pues "ellos eligieron tener dos nacionalidades" y ahora les toca cumplir con las obligaciones correspondientes a su ciudadanía estadunidense.

LA TELEVISION DE Los Angeles, mientras tanto, daba cuenta ayer de la golpiza que dos estadunidenses blancos (ya detenidos) dieron a un mexicano, Gerardo Pimentel, al que creyeron iraní. Cristal, hija del golpeado, aseguró que "los señores lo llamaban iraní. No podía entender, pues mi padre es mexicano, pero ellos lo seguían golpeando y golpeando". Los agresores, según Mari, habían perseguido a su esposo a bordo de una camioneta en la que llevaban la bandera estadunidense y decían que estaban actuando a nombre de su nación. Los Pimentel señalaron que ya otras veces los han confundido racialmente. La policía de Los Angeles, además, ha pedido la cooperación de los habitantes de aquella metrópoli para encontrar a los asesinos de un vendedor de abarrotes, egipcio-estadunidense, que fue muerto cuatro días después de los ataques terroristas históricos en la tienda de su propiedad, en la que llevaba 20 años trabajando.

BUENA DOSIS DE tolerancia, en cambio, deberán tener los mexicanos a quienes se hayan vencido cierto tipo de visas estadunidenses, pues se han anunciado restricciones que afectarán a unos 3 millones de mexicanos que ya no tendrán derecho a ingresar al vecino país. El nuevo proceso administrativo de expedición de visas ayudará a reducir el volumen de mexicanos viajeros al otro lado de la frontera norte e incluso podría servir para establecer nuevos criterios de selección, en los que podrían agravarse las consideraciones relacionadas con la calificación de las posturas políticas e ideológicas de los solicitantes, sobre todo de quienes se hubieran expresado públicamente, en la coyuntura del 11 de septiembre, en términos que no gusten a las autoridades de ese país.

A NIVEL LOCAL, un priísta ha roto la visa que le permitía ingresar sin problemas al bajo mundo del partido tricolor. José Guadarrama Márquez concluyó este sábado un proceso de separación que inició cuando Jesús Murillo Karam lo hizo a un lado para imponer a Manuel Angel Núñez como candidato a gobernador por el PRI. Desde aquella ocasión Guadarrama comenzó a trabajar en busca de opciones partidistas, pero ha sido hasta ahora cuando ha formalizado tal escisión, al parecer impulsado y cobijado por perredistas que consideran que este singular hidalguense ha expiado ya las culpas que antes le cargaban, sobre todo de alquimia electoral, en terrenos como Yucatán y Michoacán, convertido éste en objetivo supremo a alcanzar por cierta corriente perredista a la que bien podrían beneficiar ahora los conocimientos electorales de quien antaño acusaban de haber sido su verdugo.

BUEN MOMENTO HABRAN escogido los perredistas que busquen explicar la apertura de sus filas a Guadarrama, hablando de que los tiempos cambian. Ayer se produjo un cambio masivo en los relojes de los mexicanos, pues finalizó el horario de verano que durante cinco meses impuso el presidente Fox y que impugnó judicialmente López Obrador. Ahora se aprestan las bancadas de PRI y PAN a signar una buena alianza para proponer que en el verano venidero se establezca nuevamente el tal horario, aunque no recortado a cinco meses sino en su esplendor original de siete meses.

PARA LOS TECOS de la Universidad Autónoma de Guadalajara, en cambio, pareciera que el tiempo no pasa. Han vuelto a acusar de terrorista a un indeseable. No se trata, sin embargo, de un comunista, sino de José María Huerta, quien organiza a nivel nacional la creación de un sindicato de jugadores de futbol. La semana pasada, cuando hablaba con los trabajadores del balompié profesional de la UAG, fue echado a gritos y mentadas de madre por un directivo que, además, advirtió a los deportistas que quien le entre a esa agrupación sindical debe atenerse a las consecuencias.

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