miercoles Ť 26 Ť septiembre Ť 2001

José Steinsleger

El poder yankitalibán

La duda crece: Ƒfueron islámicos los autores de los actos terroristas de Nueva York que nadie reivindicó? Quince días de papirofagia y alienación mediática y periódicos, revistas, libros, "expertos" de la tv, documentos y material "bajado" de Internet no han arrojado una sola prueba concreta, un solo argumento creíble, una sola pista fehaciente. Lo único cierto es que el poder yankitalibán consiguió lo que anhelaba: consenso bélico nacional y mundial, reactivación del complejo militar-industrial, luz verde para el posicionamiento geopolítico en Asia Central y la genuflexión de los gobiernos que entonan a gritos: God bless America!

Si el enemigo es el "terrorismo", disentir es inmoral. ƑPero a quiénes interesa el terrorismo? ƑA Bin Laden y su pandilla de puros o a la banda puritana del vicepresidente Dick Cheney, líder de la coalición multinacional contra Irak en la Guerra del Golfo y ex director de la petrolera Halliburton, que negoció con Bagdad 73 millones de dólares en equipo para la producción de petróleo?

En este diario (12/09/01), la insobornable memoria de Guillermo Almeyra nos recordaba el incendio de la cancillería alemana (Reichstag), acontecimiento clave que consolidó el proyecto nazi de dominación mundial. En efecto. El 27 de febrero de 1933, diez agentes de la Gestapo, encabezados por Karl Ernst, penetraron en el edificio a través de un túnel, desde la residencia oficial de Hermann Goering, presidente del Reichstag.

ƑQuién condujo las investigaciones de manera que la responsabilidad recayera sobre los comunistas? Adivinó: John Ashcroft... perdón, Goering. ƑQué le pidió Goering a George W. Bush... perdón, Hitler? Adivinó: poderes extraordinarios. Pero como la política no es una ciencia exacta el comunista búlgaro George Dimitrov, principal "sospechoso", acusó a sus propios jueces.

Inexplicablemente, Dimitrov fue absuelto y liberado. En tanto, el hacha del verdugo caía sobre el cuello de un retardado mental, el holandés Marcus Van der Lubbe. Decenios después, la interpretación histórica de la valiente actitud de Dimitrov se enredó con las componendas de los servicios secretos rusos y alemanes, para los que Gran Bretaña era el enemigo principal.

En las próximas décadas vamos a contar con docenas de libros y documentales que nos explicarán quién estuvo detrás de la catástrofe de Nueva York. ƑO a poco ya sabe usted por qué asesinaron a John Kennedy o de qué murió Marylin Monroe? Cuando los intereses del imperio están en juego, nadie debe saber nada nunca jamás. Subordinación y valor. La patria os necesita.

He leído y expulgado cada palabra y cada oración, el orden sintáctico y el ritmo narrativo del discurso del presidente Bush en el Capitolio. Se me enchinó la piel. No por las amenazas, previsibles, ni por la tautología argumental que conforman genio y figura, sino porque simultáneamente recordaba Tiempo de canallas, de la dramaturga Lillian Hellman, que narra la conspiración macartista en Estados Unidos. La introducción de Garry Wills no tiene desperdicio: "se comenzó por amenazar a los propios ciudadanos. Pero así comienzan siempre las cruzadas. Las del siglo XI 'limpiaron' en primer lugar los 'ghettos' europeos, antes de dirigirse a Tierra Santa... En 1947, según la proclama del Presidente, nos encontrábamos de nuevo en guerra... El comunismo pasó a ocupar el lugar que había ocupado el fascismo" (FCE, Colección Popular No.191, México, 1996).

Para ser creíbles, los tartufos del "Occidente libre y democrático" debe-rían decir conjugar el "todos somos panameños" para sustentar el "todos somos neoyorquinos", es decir, humanos. Pero todos sabemos que en este mundo es preferible ser masacrado en el primero y no en los pinches hoteles y restaurantes del barrio de Chorrillos de ciudad de Panamá, fríamente bombardeado por el bien en diciembre de 1989.

ƑA cuántos apóstoles de la "tolerancia" les importó saber cuántos civiles panameños murieron durante la invasión? Las víctimas de Panamá no tuvieron indemnización ni misas del "mundo libre" ni canciones pop, ni artículos con citas de Hannah Arendt ni reflexiones acerca "del mal" con frases del tipo "el hombre matando al hombre".

El odio larvado y las posiciones del "humanismo" a la carta seguirán ahí y cincuenta 11 de septiembre nada podrán cambiar. Porque la masacre de Nueva York (9 millones de habitantes, 7 mil muertos) les resulta más chida que la de Panamá (600 mil habitantes, 7 mil muertos). Masacre que John D. Negroponte, embajador en México por aquellos años, justificó diciendo: "no fue una invasión. Fue una acción judicial interna de los Estados Unidos".

El discurso del emperador golpista George W. Bush, rencarnación de Nerón, fue transparente: disentir de la voluntad imperial faculta al imperio con poderes para que cualquier persona y cualquier país sean acusados sin investigación, juicio y sentencia: yo, tú, él, ella (y aquél, -la, -llos, -llas). En la lucha del bien contra el mal no importa de qué y para qué se habla. Y ay de preguntar cuándo, dónde, quién y por qué.