Tiburón blanco Conservación y manejo de los tiburones en México
José Leonardo Castillo Géniz Correo electrónico: [email protected] Los peces cartilaginosos -tiburones, rayas y quimeras- son un grupo grande y variado con cerca de 920 especies descritas. Entre 375 y 478 son especies de tiburones, mientras que las rayas constituyen un grupo de entre 494 y 572 especies. En aguas mexicanas del Golfo y Caribe de México y del litoral del Pacífico se ha documentado la presencia de unas 80 especies de tiburones. Esta diversidad permitió que se desarrollaran pesquerías ribereñas importantes en algunas regiones. Hoy es una de las más significativas para las comunidades pesqueras. En México, el aprovechamiento del tiburón se remonta hasta tiempos prehispánicos. Su característica más sobresaliente es que prácticamente todo su cuerpo puede ser utilizado: aletas, piel, carne, hígado, cartílago y dientes. Hoy, las aletas son el producto más preciado mundialmente por su enorme demanda en los mercados orientales. Los tiburones son un recurso importante para las ciencias biomédicas por ser fuente de sustancias medicinales y excelentes animales para pruebas de laboratorio. Por ejemplo, de la sangre de algunas especies se obtienen sustancias anticoagulantes que se emplean en el tratamiento de enfermedades cardiovasculares. Parte de su esqueleto cartilaginoso sirve para tratar quemaduras y para estudios inmunológicos. En Estados Unidos, las córneas de tiburones han sido usadas como exitosos substitutos de las humanas. En la actualidad, la pesquería artesanal de tiburón representa para el país una valiosa fuente de alimento, empleo y divisas para las comunidades ribereñas de ambos litorales. La mayor parte de la producción de tiburón y de cazón (tiburón pequeño) se destinan fundamentalmente al consumo humano directo. Destaca la comercialización de su carne y de sus aletas como sus principales productos derivados. En 1999, la producción de tiburón y cazón fue de 26 mil 164 toneladas en peso vivo (el 2.03 por ciento de la producción pesquera nacional), con un consumo anual per capita estimado de 230 gramos. Según el anuario estadístico de pesca de la FAO de 1993, México ocupó el sexto lugar mundial en la captura de tiburones. A fines del siglo XIX se llevaron a cabo las primeras exportaciones de aletas de tiburón hacia el mercado oriental; se realizaron desde la ciudad de La Paz. En junio de 1939 se efectuó la primera exportación de hígados de tiburón del Puerto de Guaymas a Los Ángeles. Durante la Segunda Guerra Mundial fue tan alta la demanda de Estados Unidos por hígados de tiburón, ricos en vitamina A, que un grupo de empresarios mexicanos instaló plantas procesadoras en Guaymas, Mazatlán y San Blas, dando un impulso muy fuerte a la pesca de tiburones en el Pacífico mexicano: en 1942, exportamos más de mil toneladas de hígado de tiburón al país vecino. Sin embargo, la síntesis en laboratorio de la vitamina A a un menor costo hizo que la producción a partir de hígados de tiburón se hiciera incosteable. Las plantas procesadores prácticamente cerraron sus instalaciones y nuevamente la pesca de tiburón se volvió una actividad local, practicada por algunas comunidades ribereñas. Sin embargo, el crecimiento demográfico impulso nuevamente su pesca. México presenta un desarrollo de sus pesquerías tiburoneras muy similar al observado en otras naciones: un inicio lento, un incrementó dramático de sus volúmenes de captura, para luego estabilizar su producción a un nivel relativamente alto de más de 25 mil toneladas por año. En los últimos años, numerosas naciones presentan dramáticas disminuciones en sus capturas a causa de diversos factores, como la sobreexplotación, la degradación de los hábitats esenciales, la contaminación y la poca rentabilidad económica para los pescadores, entre otros. Los estudios realizados por el Instituto Nacional de la Pesca en los golfos de México y Tehuantepec y en el Mar de Cortés han permitido conocer el ensamble de especies de tiburones que conforman las capturas comerciales, particularmente las que provienen de las flotas artesanales, que representan el mayor porcentaje del esfuerzo aplicado a este recurso. Este conjunto incluye especies con una alta productividad biológica, como los tiburones pequeños, llamados comúnmente cazones, y tiburones de gran tamaño, que maduran sexualmente después de los 10 años de edad. La pesca multiespecífica ha "escondido" el efecto que produce la pesca intensa y prolongada sobre estos animales, lo que dificulta evaluar su estado actual. Los estudios del Instituto Nacional de la Pesca (INP) han dilucidado la estructura de las capturas: están sostenidas ampliamente por individuos que aún no alcanzan la madurez sexual; además, durante la temporada reproductiva de la mayoría de estos tiburones es sumamente alta la proporción de organismos neonatos y de hembras preñadas que se capturan en la franja costera. Hoy se percibe una disminución de la abundancia de este grupo de peces, particularmente de los tiburones de gran tamaño que prácticamente han desaparecido de regiones donde era notable su presencia en el pasado reciente. Hoy, la pesca de tiburón ya no es tan rentable como lo fue en los años ochenta, cuando las aletas de tiburón alcanzaron precios atractivos en el mercado internacional. No sólo los grandes tiburones están disminuyendo en México, también los pescadores tiburoneros, aquellos que por generaciones se han dedicado a capturar estos depredadores. Las características biológicas de los tiburones (baja fecundidad, lento crecimiento) y el número tan elevado de quienes se dedican a su pesca los hacen más susceptibles a la sobreexplotación que otras especies. Dada la importancia socio-económica de la pesca de tiburón en México se reconoce la necesidad de establecer un ordenamiento pesquero que asegure su aprovechamiento sustentable, a fin de conservar las valiosas fuentes de alimento y empleo que generan sus pesquerías. La administración de estas especies se fundamenta en la Ley de Pesca y su Reglamento y en las Normas Oficiales Mexicanas. Allí se establecen lineamientos para mantener las abundancias de los recursos en niveles adecuados mediante el aprovechamiento racional de los mismos. En 1995, el Comité Consultivo Nacional de Normalización de la Pesca Responsable de la Secretaría del Medio Ambiente, Recursos Naturales y Pesca (Semarnap) estableció el Grupo de Trabajo Interinstitucional para las Pesquerías de Tiburones de México, con el objetivo de elaborar el anteproyecto de Norma Oficial Mexicana PROY-NOM-029-PESC-1999 "que regula el aprovechamiento de tiburón y especies afines, en aguas de jurisdicción federal de los Estados Unidos Mexicanos, en aguas de alta mar y aguas de jurisdicción extranjera, con embarcaciones de bandera mexicana". Dicha NOM fue publicada el 12 de enero del 2000 en el Diario Oficial de la Federación. Para elaborar el anteproyecto de esta norma se efectuó una consulta técnica nacional para que todos los grupos participantes en el sector pesquero ligados o vinculados con la pesca de tiburón expresaran sus puntos de vista. La comunidad científica nacional fue invitada a participar a fin de contar con el conocimiento científico y tecnológico que sobre la pesca de tiburón se ha generado en los últimos 20 años. Entre las acciones y medidas más importantes contempladas dentro del anteproyecto de NOM se encuentra implementar un nuevo sistema de acopio de estadísticas pesqueras para las tres unidades de pesquería identificadas por el grupo de trabajo: pesquerías artesanales, de mediana altura y oceánicas. Por vez primera se estipula que las capturas y desembarcos de tiburones deberán ser reportadas mensualmente a nivel de principales especies o grupos de especies de tiburones, tanto en número como en peso. A partir de las investigaciones del INP y de otras instituciones consultadas por el grupo de trabajo de esta NOM se propuso establecer cinco "áreas de refugio" en el Golfo de México, en donde la pesca con redes agalleras se suspende durante junio. En la norma se describen también las características de los equipos de pesca y embarcaciones que podrán capturar tiburones en aguas mexicanas y se proponen algunas especies susceptibles de recibir protección especial debido a su fragilidad biológica. La NOM-029 se encuentra en proceso de su publicación definitiva en el Diario Oficial de la Federación.
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