Lunes en la Ciencia, 24 de septiembre del 2001
Sandra Lorenzano Las artes en tiempos oscuros La reflexión en torno al vínculo entre el arte ųfundamentalmente la literaturaų y el horror es una de las líneas que caracterizan el trabajo de Sandra Lorenzano (Buenos Aires, Argentina, 1960), investigadora de la Universidad Autónoma Metropolitana, Iztapalapa. "Hay una cuestión que plantea Teodor Adorno después de la Segunda Guerra Mundial y que de alguna manera resume esto: Ƒqué poema podemos escribir después de Auschwitz?, Ƒqué dice la literatura ante una situación de violencia, de represión, de miedo como la que imponen los autoritarismos?, Ƒde qué modo habla el arte cuando la historia nos muestra el rostro del horror?, Ƒcómo 'decir lo indecible'?, se preguntan las obras una y otra vez". Y estas preguntas, lo sabemos, tienen que ver con la memoria y por lo tanto con la identidad, con aquello que nos hace ser quienes somos, "preguntas que tienen en estos días una vigencia absoluta, casi pasmosa", expresa Sandra Lorenzano, doctora en letras por la Facultad de Filosofía y Letras de la UNAM. Uno de los ejemplos más interesantes y a la vez más conmovedores sobre este tema, comenta la ensayista y escritora, es el poema Todesfuge o Fuga de muerte, de Paul Celan, texto que como toda su obra es poesía del silencio, poesía que vuelve de la muerte. "La anécdota que conocemos dice que en el campo de concentración de Czernowitz, lugar de nacimiento de Celan, se obligaba a una orquesta de músicos judíos a tocar un tango mientras los otros cavaban tumbas para los muertos. Por eso el poema se llamó inicialmente Tango de la muerte. Sin embargo, la anécdota no nos dice por sí misma nada del desgarramiento atroz que marcó la vida y la escritura de Paul Celan." Sandra Lorenzano plantea estas interrogantes mirando fundamentalmente hacia América Latina. Toma como contexto y punto de partida de sus reflexiones las dictaduras del cono sur de los años 70, para preguntarse cómo pueden el arte y la cultura enfrentarse al discurso rígido, monológico, autoritario, impuesto por el poder. En estos casos, explica, el arte suele buscar caminos no directos, alternativos. Intenta alejarse de las propuestas miméticas. "Estas experiencias estéticas transgresoras, anticanónicas, constituyen una forma de oponerse a los distintos autoritarismos y las consiguientes exclusiones que hay en la sociedad". En este campo hay que considerar, subraya Sandra Lorenzano, la importancia de un tema como la memoria. "Cada proyecto cancelado es un futuro que no vivimos. No hay posible sobrevivencia de una cultura, de un país o de un grupo social, si no hay memoria". En esta idea, Sandra Lorenzano es muy enfática y señala que la memoria no consiste en hacer monumentos o plazas. La memoria implica hacer justicia. Paralelamente, también como una línea que forma parte de su trabajo dice: no me interesa la crítica literaria normativa. Me interesa un tipo de reflexión que dialogue con las obras artísticas y literarias, que problematice este diálogo y busque ser ella misma una experiencia que conjunte lo racional y lo estético, afirma la autora de Escrituras de sobrevivencia. Narrativa argentina y dictadura, libro coeditado por la UAM-I, Miguel Angel Porrúa y la editorial argentina Beatriz Viterbo, que estará en circulación en estos días. La doctora Lorenzano ha reflexionado también sobre distintos problemas de teoría literaria y, por supuesto, sobre literatura mexicana pero siempre en una búsqueda de espacios alternativos, transgresores, propositivos, espacios cuyo deseo es desviarse de los rumbos pautados por cánones y anticánones. La mirada de la investigadora tiene mucho que ver, como ella misma lo explica, con su propia historia personal, ya que Sandra Lorenzano llegó a México en 1976 como exiliada a raíz de la dictadura militar argentina. después de más de 25 años en nuestro país le gusta considerarse a sí misma argen-mex. "De alguna manera las expresiones que me atraen de la literatura y el arte me permiten reflexionar también sobre mi propio nomadismo, sobre mis propias cicatrices". (Mirna Servín * Fotos: José Antonio López)
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