LUNES Ť 24 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Una acción bélica siempre deja miserias a la humanidad, dice el arzobispo primado

México nunca será aliado de la guerra: Rivera

Ť Pide que se castigue a los responsables del terrorismo, pero se deje en paz a inocentes

JOSE ANTONIO ROMAN

"Aliado de la guerra, nunca", afirmó el cardenal Norberto Rivera al referirse a la posición que debe adoptar el gobierno de México tras los ataques terroristas en Estados Unidos.

"La guerra siempre deja miserias a la humanidad, complica más las relaciones entre los pueblos y no resuelve nada, además de que habla mal de todos los seres humanos", señaló.

misa_basilica03Rivera Carrera indicó que México apoya a Estados Unidos en todas las acciones contra del terrorismo porque es un mal que debe ser extinguido de la humanidad, pero el país siempre estará a favor de la paz, nunca será aliado de la guerra.

Rivera Carrera celebró ayer en la Basílica de Guadalupe la misa por la paz y posteriormente en la Catedral Metropolitana su acostumbrada liturgia dominical.

En la primer misa oró tanto por las víctimas de los sismos de 1985 en la ciudad de México, como por las de los actos terroristas en Estados Unidos, especialmente por los connacionales que en esos hechos.

En la celebración de la Basílica, a la que acudieron los gobernadores de Nuevo León, Fernando Canales Clariond; Puebla, Melquiades Morales, y Veracruz, Miguel Alemán, así como el secretario del Trabajo, Carlos Abascal, el arzobispo primado de México señaló que los acontecimientos que estamos viviendo a nivel internacional y nacional "fácilmente nos pueden paralizar de terror.

"Sabemos que son momentos en donde se necesitan tomar decisiones llenas de sabiduría, por eso guiados por San Pablo hacemos oraciones, plegarias y acciones de gracia por todos los hombres, y en particular por los jefes de Estado y las demás autoridades, para que podamos llevar una vida tranquila y en paz", dijo el prelado.

En su mensaje matutino, el cual repitió casi en su totalidad en la misa de la Catedral, Rivera Carrera se refirió a la urgencia con la que el Evangelio llama al hombre a decidirse por la salvación.

Explicó que en el tiempo de Jesús decidirse significaba creer en el Evangelio, hacerse discípulo suyo y estar a su lado, pero para aquel que ya está en la Iglesia decidirse significa "ganarse amigos con el dinero, tan lleno de injusticias, para que cuando muera lo reciban en el cielo."

Por ello, dijo, una actitud concreta del cristiano frente a las riquezas no es considerarlas como algo malo, sino como algo que debe administrar bien; no pretendiendo ser dueño, sino administrador que entregará cuentas; no tener las riquezas para acumularlas, sino tener habilidad de transformarlas en fuentes de trabajo, de alegría y desarrollo para los demás.

Señaló que la actitud ante las riquezas no puede ser solamente la posibilidad de dar ayudas o donativos, pues hay una responsabilidad mayor, la de ser buen administrador, para que esas riquezas produzcan más y se distribuyan con mayor justicia.

Este principio del Evangelio también vale con relación a los países y a los organismos internacionales que con habilidad y responsabilidad pueden lograr el desarrollo y el progreso de los pueblos, y evitar así que con movimientos financieros y especulaciones monetarias sumerjan a los países del tercer mundo en una mayor miseria, ya que la huida de los capitales suprime la posibilidad de abrir nuevas fuentes de trabajo y cancela la posibilidad de crecer en salud, educación, vivienda y alimentación digna, dijo el cardenal.

Ya en entrevista, concedida en los escalones que conducen a la sacristía de la Catedral, el prelado expresó su deseo de que las decisiones de los jefes de Estado vinculados como consecuencia de los hechos terroristas sean "sabias", que llegue el castigo a los culpables, pero que se deje en paz a los inocentes.

"Para todos los países una guerra no ayuda en nada, ni a su crecimiento ni a su dignidad ni a sentirnos realmente lo que somos: seres humanos. Contra el terrorismo, sí; aliado de la guerra, nunca", dijo refiriéndose a la posición de México.

El cardenal Rivera viajó anoche mismo a Roma, donde participará en el Sínodo Mundial de Obispos, con lo cual estará ausente del país durante casi todo un mes. Junto con el cardenal Riverra serán cuatro los prelados que representen a la jerarquía católica del país en dicho acto convocado por el Papa Juan Pablo II.

Los obispos Carlos Aguiar Retes, de Texcoco; Mario de Gasperín, de Querétaro, y Juan Sandoval Iñíguez, de Guadalajara -este último como invitado especial del Papa-, serán los prelados que representen a la jerarquía católica mexicana.

Por otra parte, Edit Antal, académica del Centro de Investigaciones sobre América del Norte, dijo que para vencer el terrorismo todas las naciones deben actuar por la vía de la diplomacia y la política, pero sobre todo Estados Unidos debe repartir el poder entre las naciones aliadas, porque los hechos ocurridos en su país no se pueden resolver a partir del ataque a un solo territorio.

Aseveró que este momento es crítico porque los foros internacionales no tienen consenso, los gobiernos muestran una nula cooperación y tampoco pueden resolver los grandes problemas. "Son organismos creados después de la segunda guerra mundial, que en su momento cumplían un papel más útil, pero hoy su eficacia está cuestionada".