Ť Se está convirtiendo en un enfrentamiento entre el Islam y el resto del mundo, dicen
Preocupa a musulmanes chinos la respuesta de EU
Ť Muestran sorpresa por la rapidez con que señaló a los culpables de ataques terroristas
AFP
Pekin, 23 de septiembre. Los musulmanes chinos se encuentran en una situación que se complica a medida que la respuesta de Estados Unidos tras los atentados del 11 de septiembre se va convirtiendo, según ellos, en un enfrentamiento entre el Islam y el resto del mundo.
En Calle de la Vaca, un barrio musulmán ubicado en el corazón de Pekín, la represalia preparada por Washington suscita reacciones variadas y a menudo hostiles.
"Si Estados Unidos reacciona atacando Afganistán, me gustaría ir a ayudar a los afganos", declaró un estudiante de la región autónoma de Xianjiang, en el extremo oeste de China, donde los musulmanes son mayoría
"Después de todo, tenemos lazos culturales fuertes con ellos", continuó al manifestar sus dudas sobre la realidad de la ayuda que estaría dispuesto a aportar. "Por lo menos rezaré por ellos", agregó.
Hay 18 millones de musulmanes en China, quizá un poco más en realidad.
Varios musulmanes de Calle de la Vaca no disimularon su alegría tras el ataque al World Trade Center y el Pentágono. "Es difícil no pensar que ese ataque fue la obra de Dios", declaró otro estudiante de Xianjiang, oriundo de la minoría uigur, que tiene poco más de siete millones de miembros de la lengua emparentada con el turco, como los kasajos o los uzbekos, en Asia central.
"Todos los días hay personas, civiles, que mueren en Palestina y en Irak, y ahora es Estados Unidos el que recibe el golpe", dijo.
Para otros, la rapidez con la que Estados Unidos señaló a los culpables de los atentados muestra una vez más sus prejuicios contra los musulmanes en todo el mundo.
"Estados Unidos saca conclusiones apresuradas, pero no hay pruebas sólidas por el momento", estimó Liu Qinglin, miembro de la minoría de los hui, un grupo de 9 millones de personas descendientes de comerciantes árabes y persas de la ruta de la seda, que tienen desde hace mucho tiempo al chino como lengua materna.
"¿Quién sabe quién cometió los atentados? Quizás una secta estadunidense", aventuró.
Pero otros, como un carnicero cuyo comercio está ubicado a dos pasos de la mezquita, apoyan por el contrario la lucha antiterrorista. "Poco importa si los responsables son musulmanes. Si cometieron ataques terroristas, Estados Unidos tiene derecho a responder".
Por su parte la Asociación Islámica China sigue invariablemente la línea política del gobierno chino, que declaró apoyar a Estados Unidos, pese a insistir que toda acción sea aprobada por el Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas y localizada, para no matar a inocentes.
Como muchos chinos, los musulmanes consideran que la política estadunidense amenaza los equilibrios internacionales en la época de la postguerra fría. Pero para ellos acaba de agregarse otra dimensión: la amenaza contra el Islam.