DOMINGO Ť 23 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Habrá un costo alto para la universidad de no realizar cambios, asegura el rector

Llama De la Fuente a anteponer intereses de la UNAM por encima de los de cualquier grupo

Ť Aun en el escenario optimista, el incremento de presupuesto a instituciones no alcanzará, dice

Ť Existen presiones para que se deje de gastar en carreras como las de teatro y música, afirma

KARINA AVILES

Junto a la tentación del Estado de eludir su responsabilidad en la educación se han creado escenarios con una lógica "muy peligrosa" que conduce a la exclusión de "una buena parte del conocimiento" y a la destrucción de la esencia del quehacer universitario, sostuvo el rector Juan Ramón de la Fuente, quien convocó a un pacto a todas las fuerzas de la institución para que se antepongan los intereses de la UNAM por encima de los de cualquier grupo.

En una plática con La Jornada, el rector afirmó que uno de los puntos más críticos en el mediano plazo es la viabilidad financiera de las universidades públicas. Aun cuando dichas instituciones y la sociedad mantengan la exigencia de que el Estado otorgue recursos a la educación, y con ello exista posibilidad de incrementar su presupuesto, "en el escenario optimista no va a alcanzar".

Expresó que de no darse los cambios que se requieren en la máxima casa de estudios "el costo sería muy alto", porque se quedaría a la zaga de otras instituciones y "no vamos a poder actualizarla".

Quienes sostienen que en la UNAM se deben dejar las cosas tal y como están pierden de vista que la universidad "tiene puntos muy débiles, que se ha ido quedando ya atrás en muchos aspectos, que su estructura no está respondiendo plenamente a las necesidades de los profesores, investigadores y de los mismos estudiantes", reconoció.

Convoca a debatir

de la fuente_unam04De inmediato, convocó a los que piensan así a discutir y debatir. "Si hay argumentos sólidos en contra de la reforma habrá que esgrimirlos, porque si bien es cierto que la universidad ha venido funcionando prácticamente durante todo el año pasado y este año, esto no significa que hayamos resuelto ya los problemas de fondo".

En una moderna oficina de la torre de rectoría, desde donde se aprecia una panorámica del campus universitario, De la Fuente expresó que el reto es lograr una "suerte de pacto" en el cual se establezca con toda precisión "que los intereses de la universidad deben estar por encima de cualquier interés de grupo".

Y para que el pacto se lleve a la práctica la prioridad es que haya clases hoy, mañana, dentro de un mes, un año. Es decir, que continúe la investigación, difusión, etcétera. "Si nosotros logramos mantenerlo como un acuerdo fundamental, entonces podemos empezar a abrir de una manera más expedita los canales que de forma paralela van a ir permitiendo avanzar en la discusión y en los consensos. Ese es el congreso".

-¿No se puede llegar al congreso sin este acuerdo?

-Creo que si no lo tenemos lo suficientemente asimilado, el congreso se puede convertir en un proceso mucho más difícil. Tampoco lo pondría como un elemento absoluto. Lo mejor sería tener este primer gran acuerdo, esta suerte de pacto, de que todos los intereses tienen que subordinarse al interés general de la universidad.

-¿Cómo lograrlo?

-Yo creo que tenemos que ir avanzando como lo vamos haciendo. A pesar de que ha sido lento el proceso, vamos avanzando a través de la configuración de grupos, de comisiones, que van siendo representativas y en donde van teniendo cabida si no todas, casi todas las ideologías. En el seno de esas comisiones es donde se van logrando esos acuerdos.

-¿Quiénes son hoy los enemigos de la transformación?

-No quisiera plantearlo en términos de enemigos. Yo creo que hay grupos, sectores, dentro y fuera de la universidad, que piensan se deben dejar las cosas tal y como están, en una idea de que como ya pasó el conflicto para qué buscarle, para qué enredarnos otra vez y que la universidad puede seguir funcionando como está.

-¿Cómo romper la lógica de los grupos universitarios?

-No lo encuentro. La universidad no tiene tampoco muchas otras maneras de romper con esa lógica. Salvo el llevar los argumentos adonde deben discutirse en los cuerpos colegiados, los consejos internos, técnicos, en el Consejo Universitario, en el congreso...

En referencia a la oposición de algunos ex rectores a la modificación de la Ley Orgánica, indicó: "A mí no me lo han manifestado así. Creo que los puntos de vista de ellos por ser quienes son deben atenderse y escucharse". Pero por otro lado "no debe sorprendernos" que haya pluralidad de puntos de vista sobre estos temas. Debe evitarse, dijo, caer en "el expediente fácil" de confundir pluralidad con rompimiento y encono.

Sobre las modificaciones al marco jurídico

De jeans y con una camisa sport, el rector enunció los temas fundamentales del congreso de los que se derivarán también los cambios que habrán de hacerse en el marco jurídico. Entre ellos, encontrar fórmulas para permitir mayor participación de los académicos en la toma de decisiones, es decir, en la democratización.

Por otra parte, expresó que en el corto y mediano plazos "vamos a necesitar fuentes de financiamiento complementarias porque la educación es cada vez más cara, se requiere de mayor tecnología y los estudios van durando más". Los nuevos mecanismos que pueden explorarse son, por ejemplo, los servicios que la UNAM ofrece en términos de sus potencialidades y áreas de competencia. Y reiteró que las alternativas "no pueden provenir del bolsillo de los estudiantes".

En referencia a si el Estado ha eludido esa tarea, manifestó: "Yo creo que la tentación ha estado ahí y creo que a veces las propias coyunturas económicas han empujado un poco más hacia ese lado". El rector manifestó su acuerdo con las auditorías externas a las instituciones de educación financiadas por el erario porque "hay que rendir cuentas de los recursos públicos".

Apuntó que subordinar la educación a las leyes del mercado conduce a que en las universidades sólo se enseñen aquellas carreras que tienen una expresión inmediata en los mercados laborales. "Entonces es una lógica que puede ser muy peligrosa porque destruiría una parte de la esencia misma del quehacer universitario. Aquí es donde yo vería a las humanidades, a algunas de las ciencias sociales y exactas en un grave predicamento".

Por ello, se requiere de otra lógica para preservar a la educación como un valor en sí mismo. La óptica del mercado no valora el conocimiento como tal, de hecho, excluye buena parte de él. Manifestó que "sí ha habido ese tipo de cuestionamientos, de presiones" a la UNAM en el sentido de que hay quienes dicen que gasta en cosas irrelevantes y critican, por ejemplo, la enseñanza de la música o el teatro. Sostienen que cómo es posible que tenga un sistema de bachillerato tan grande que aumenta la ineficiencia de la institución.

"Son el tipo de críticas que recibimos con frecuencia. No creo que sean presiones propiamente dicho al interior de la universidad. Sí van a veces troquelando la opinión pública de manera que se genera una verdadera presión social sobre la universidad".

Por otro lado, indicó que el hecho de que haya mayor demanda de alumnos al sistema de enseñanza medio y superior y, al mismo tiempo, menores apoyos a las instituciones de educación pública "es parte de las contradicciones". Satisfacer la demanda creciente de esos niveles debería ser prioridad, porque de lo contrario se continuarán acumulando los rezagos. "Para una institución siempre es más fácil reducir sus matrículas en aras de mejorar la calidad, que el reto que representa ser una universidad de masas y, en esa dimensión tratar de alcanzar la calidad", expuso.