Ť Han dejado huella en las letras, la historia, la ciencia, la astronomía y las matemáticas
La Universidad Nacional otorgó el doctorado honoris causa a nueve académicos e intelectuales
Ť Poniatowska, Schally, Díaz, Atiyah, Poveda, Rossi, Peset, Greiner y González de León
KARINA AVILES
Vestidos con togas negras, todavía sin el birrete y la capa, uno a uno tomó su lugar. Son los primeros nueve académicos e intelectuales que reciben el grado de doctor honoris causa de la Universidad Nacional Autónoma de México en el siglo XXI: Elena Poniatowska, Andrew Víctor Schally, Clementina Díaz y de Ovando, Michael Atiyah, Arcadio Poveda, Alejandro Rossi, Mariano Peset, Walter Greiner y Teodoro González de León.
Ellos, al igual que la Universidad Nacional, han dejado huella en las letras, la ciencia, la historia, la filosofía, las matemáticas, la astronomía, la arquitectura, la academia, la física y la medicina.
Los nuevos doctores honoris causa se suman a las 127 personas que en el siglo pasado recibieron el máximo reconocimiento al mérito universitario que confiere la institución. Ayer, en la antigua Escuela de Medicina, se celebró el cumpleaños 450 de la máxima casa de estudios y por ello está de fiesta.
Uno de los distinguidos fue el premio Nobel en Fisiología y Medicina, Andrew V. Schally, de quien se indicó que durante más de 40 años de investigación, su obra científica comprende descubrimientos, conceptos y aplicaciones que han sentado las bases y han contribuido al conocimiento actual sobre el funcionamiento del sistema neuroendocrino y sobre la creación de nuevos y más eficaces métodos para el tratamiento de diversos tipos de cáncer.
Con una sonrisa y un evidente orgullo, Elena Poniatowska escuchó la semblanza que de ella hizo el coordinador de Difusión Cultural, Ignacio Solares. "Es actualmente la escritora mexicana de mayor reconocimiento en nuestro país y en el extranjero y una de las voces más audibles de nuestra identidad mexicana, como dijera acertadamente Octavio Paz... Tanto en su narrativa como en los géneros periodísticos que ha explorado vemos a la historiadora, a la universitaria, a la formadora de opinión y a una pionera del feminismo en nuestro país; en suma, a una creadora y luchadora social de vasta producción y fina inteligencia".
De la universidad emergen los movimientos más nobles
Más tarde, la escritora manifestó que para ella fue un gran honor recibir este reconocimiento y lo único que le dolía es que su madre, quien falleció hace unos cuantos meses, no estuviera presente. Si hay algo importante en este país, dijo, es la UNAM, pues de ella emergen los movimientos más nobles de la nación.
Michael Francis Atiyah, apuntó el director del Instituto de Matemáticas, José Antonio de la Peña, es un "contraejemplo" a la suposición de que los últimos matemáticos capaces de contribuir en forma significativa en varias ramas se habían acabado alrededor de 1950. Atiyah, en colaboración con Hirzebruch, creó una de las teorías más profundas de la topología algebraica, la llamada teoría K. Y refirió que problablemente el resultado más sobresaliente del científico sea el Teorema del Indice.
La directora del Instituto de Investigaciones Estéticas, María Teresa Uriarte, habló de la historiadora Clementina Díaz y de Ovando. Expresó que Clemen, como la llaman con cariño en esa institución, ha sido pionera en muchas áreas, "escribió con profundidad y con convicción sobre la historia y la cultura" del siglo XIX, periodo del que no se conocía plenamente la importancia que había tenido para el desarrollo del concepto de nación y de la trascendencia de esta etapa en la consolidación de la nacionalidad mexicana.
Otro de los merecedores del grado fue el arquitecto Teodoro González de León. Su obra "se ha caracterizado por una permanente evolución; parte de una profunda influencia del racionalismo del siglo XX, que abarca desde sus raíces y tradiciones, hasta las influencias de la cultura contemporánea ?las cuales se expresan hoy en una balanceada relación con la naturaleza? en el reto que plantean las nuevas tecnologías y el desarrollo de un nuevo lenguaje más allá de la modernidad".
El español Mariano Peset es un hombre que ha dedicado toda su vida al estudio, a la academia. Lo mismo es doctor en Derecho, que licenciado en Historia, Ciencias Económicas y Derecho. "Peset ha incorporado al trabajo histórico en Iberoamérica sus nuevas tendencias; pionero en el estudio sociológico histórico de la población universitaria en nuestro continente, comparte con la Universidad de Oxford la primicia en dichos estudios... sus trabajos académicos sobre la matrícula universitaria en México del siglo XVIII descubrieron que, mientras que las universidades españolas se despoblaban, la Universidad de México aumentó su matrícula constantemente hasta la guerra de la Independencia".
La directora del Instituto de Astronomía, Silvia Torres, expresó que los trabajos del astrónomo Arcadio Poveda abarcan "desde importantes estudios sobre galaxias, estrellas y medio interestelar, hasta comportamiento físico y estadístico de meteoritos y cometas", y sus hallazgos tienen profundas implicaciones para la evolución estelar y del medio interestelar.
El físico alemán Walter Greiner ha realizado un modelo de dos centros "que se usa para describir la dispersión de dos núcleos y su Teoría de Fragmentación hizo posible predecir teóricamente la existencia de elementos superpesados con vida media larga que recientemente fueron descubiertos en Dubna, Rusia".
El filósofo Alejandro Rossi llegó a México en 1951 e ingresó a la Facultad de Filosofía y Letras, "donde destacó como uno de los alumnos más brillantes del filósofo José Gaos", indicó Paulette Dieterlen. "Al inicio de la década de los sesenta descubrió la filosofía que habría de definirlo y, con él, a las generaciones que posteriormente formó: la filosofía analítica". Es autor de una importante y celebrada obra literaria, entre la que se cuentan los siguientes libros: El cielo del Sotero, Diario de guerra y Cartas credenciales.
Al final, a nombre de los cinco mexicanos reconocidos, la historiadora Clementina Díaz y de Ovando convocó a unir voluntades y pensamiento para hacer de la UNAM, "a la vez antigua y de hoy, un centro de investigación y docencia que esté no sólo a la altura de las exigencias de nuestro tiempo, sino también a la altura de lo que deseamos para México". También hizo votos para que en el futuro congreso universitario se anteponga a cualquier ideología e intereses particulares el bien supremo de la universidad.
Por parte de los honoris causa procedentes de universidades extranjeras, Mariano Peset expresó que con esta celebración de los 450 años, la universidad del presente la recuerda y la considera parte de su pasado.
Al final, los nueve galardonados se colocaron el birrete de borla dorada y la museta (capa) con cintas de color azul, oro y de sus respectivas disciplinas, símbolo del grado.