VIERNES Ť 21 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť Fin a casi dos décadas de charrismo sindical: Adame

Obtiene su registro el Sindicato Democrático Independiente del Metro

LAURA GOMEZ FLORES

El Sindicato Democrático Independiente de Trabajadores del Sistema de Transporte Colectivo obtuvo ayer su registro de las autoridades laborales capitalinas, luego de 18 años de esfuerzos por lograr el reconocimiento de su organización, integrada por personal de base.

Con ello suman tres los sindicatos existentes en el STC-Metro: el Metropolitano de Trabajadores, encabezado por Fernando Espino Arévalo; la Asociación Sindical, conformada por personal de confianza, y el Democrático, que dirige Alfonso Adame Alvizo, quien anunció que buscará de inmediato una reunión con el director del organismo, Javier González Garza.

Adame sostuvo que la jurisprudencia 43/1999 emitida por la Suprema Corte de Justicia de la Nación permitió la diversidad de opciones para los 12 mil trabajadores de base y alrededor de 2 mil de confianza del Metro, con lo cual se acabará la discrecionalidad con que se ha manejado el Sindicato Metropolitano, en beneficio de un pequeño grupo que "ataca a quienes se manifiestan en contra".

Los gritos šduro!, šduro! se dejaron escuchar ayer después de mediodía en el auditorio de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje, donde el director de Conciliaciones, Oscar Alzaga, dio la "toma de nota" a la nueva dirigencia sindical ante más de un centenar de personas, quienes calificaron el acto de "culminación de una ardua lucha que dejó en el camino a decenas de trabajadores despedidos, algunos de los cuales ya fallecieron".

Otros, como Hugo Iñiguez, consideraron que era el golpe final para acabar con el pinochetazo asestado al organismo hace casi dos décadas por el actual diputado priísta Espino Arévalo, y el inicio de una nueva etapa de honestidad y entrega de cuentas claras para evitar cometer los errores del pasado.

La ceremonia de toma de nota culminó con los gritos "šsí se pudo!, šsí se pudo!" y abrazos entre los asistentes, ante quienes Adame confió en que las cosas cambiarán para bien, después de casi dos décadas de "charrismo sindical".