VIERNES Ť 21 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

EU, EN PIE DE GUERRA

Ť Los ataques marcan un hito en la historia, dice Chomsky

Unanse a nosotros o arriésguense a morir, desafío de EU al mundo

Ť Matar a Osama Bin Laden lo haría mártir, y su voz seguiría siendo escuchada por miles, alerta el lingüista

DE LA REDACCION

La reacción del gobierno de Estados Unidos ante los atentados contra el World Trade Center, en Nueva York, y contra el Pentágono, en Washington, es sólo una versión subrayada de las actitudes que han provocado odio y resentimiento en el resto del mundo, y que implica una disyuntiva lanzada al resto del planeta: "únanse a nosotros o enfréntense a la posibilidad de morir".

britain_attacks_950En entrevista con Radio B92 de Belgrado, el politólogo y lingüista Noam Chomsky consideró que los ataques marcan un hito en la historia, pero no por su magnitud y su atrocidad, sino por su objetivo. "Es la primera vez, desde 1812, que el territorio de Estados Unidos ha sido atacado y está bajo amenaza.

"Desde entonces, Estados Unidos prácticamente exterminó la totalidad de su población indígena, conquistó la mitad del territorio de México, intervino violentamente en toda la región circundante, conquistó Hawai y Filipinas, asesinando a cientos de miles de personas, y durante el pasado medio siglo ha hecho sentir su fuerza en buena parte del mundo. El número de víctimas es colosal. Por primera vez, las armas apuntan en la otra dirección".

A la pregunta de quién cree que perpetró los atentados, Chomsky responde que es admisible apuntar hacia Medio Oriente en busca del responsable, y considerar que éste es Osama Bin Laden. Sin embargo, señala que aunque los atentados hayan sido inspirados por la causa del multimillonario saudita, ello no implica que sea él quien los ordenó.

"Bin Laden se convirtió en líder islámico durante la guerra para expulsar a los rusos de Afganistán. El fue uno de los muchos extremistas fundamentalistas reclutados, armados y financiados por la CIA y sus aliados en la inteligencia paquistaní, con el fin de causar el mayor daño posible a los rusos."

Para esto, asegura Chomsky, la CIA decidió reclutar a los más fanáticos y crueles combatientes a su alcance. "El resultado de eso fue destruir un régimen moderado y crear uno fanático, de grupos que fueron irresponsablemente apoyados por los estadunidenses".

El escritor señala que los afganis, comodenomina a los combatientes en la guerra entre la Unión Soviética y Afganistán, que al igual que Bin Laden no son de ese país, no dejaron de funcionar en cuanto los soviéticos se retiraron del territorio afgano sino que, por ejemplo, se unieron a las fuerzas musulmanas bosnias en la guerra de los Balcanes, así como a los separatistas chechenos en acciones que fueron toleradas por Estados Unidos.

En 1990, muchos de estos combatientes se volvieron contra Estados Unidos cuando Washington estableció bases militares en Arabia Saudita, lo que para estos musulmanes era equivalente a la invasión soviética en Afganistán, por violar la tierra en la que se encuentran lugares santos del Islam.

target_laden_v1qIndependientemente de esto, Chomsky asegura que Bin Laden y sus seguidores están contra Estados Unidos, además, por su apoyo al régimen saudita, al que consideran corrupto. También, por supuesto, por su incondicional respaldo a Israel y sus acciones contra la sociedad iraquí. El escritor señala que Estados Unidos y Gran Bretaña apoyaban a Hussein incluso cuando éste atacaba con gas venenoso a la población kurda, pero que ésta es una de las cosas que todo mundo parece haber olvidado.

El diario Wall Street Journal ?señala Chomsky? publicó recientemente una encuesta de opinión hecha entre árabes prósperos de la región del golfo Pérsico, banqueros, empresarios y profesionistas con nexos importantes con Estados Unidos, y todos expresaron resentimiento contra Washington por su apoyo a Israel y a otros regímenes que consideran antidemocráticos y por imponer barreras comerciales, entre otras manifestaciones de hegemonía. Si individuos no amenazados directamente por Estados Unidos acusan a esta nación de promover las situaciones desesperadas que provocan que atacantes suicidas perpetren atentados con bomba, qué puede esperarse de los millones de personas que sufren bajo dichas situaciones.

Autoadulación y apoyo acrítico al poder

Sin embargo, esto se explica fácilmente al público acusando a los islámicos de "odiar los valores apreciados en Occidente como la libertad, la tolerancia, el pluralismo religioso y el sufragio universal", en lo que Chomsky considera un cuadro de "autoadulación y apoyo acrítico al poder".

En cuanto a la política estadunidense ante los atentados, Chomsky considera que Washington básicamente está diciendo al resto del mundo: "únanse a nosotros o arriésguense a morir", en una actitud que ya presagia en lo que degenerará el ya consolidado intervencionismo de ese país.

"Estados Unidos ya exigió a Pakistán suspender la ayuda humanitaria a Afganistán, que es lo único que impide que miles de personas se mueran de hambre. Si tal demanda es obedecida, se verán afectadas millones de personas que ya son víctimas del régimen talibán y que nada tuvieron que ver con los ataques. Si Pakistán no obedece, se volverá, sin duda, objeto de las represalias estadunidenses, en cuyo caso, no es imposible que asuman el poder fuerzas de vocación semejante a la de los talibán".

Aseguró, además, que matar a Bin Laden lo convertiría en un mártir, cuya voz seguirá siendo escuchada en miles de cintas que circulan por todo el mundo árabe, y de todas partes surgirán kamikazes, sin vínculos con grupo extremista alguno, dispuestos a morir por su causa.

Chomsky considera que el ataque contra las Torres Gemelas y el Pentágono sí marca un antes y un después en la historia, en la que el agresor por primera vez es agredido y, por lo tanto, dice, la respuesta de Occidente es de suprema importancia. "Si los ricos y poderosos deciden mantener la tradición de cientos de años y recurrir a la fuerza extrema, esto contribuirá a la escalada en el ciclo de violencia, en una dinámica familiar con asombrosas consecuencias a futuro. Esto no es inevitable. Un público consciente dentro de las sociedades más libres y democráticas podría contribuir a dirigir estas políticas hacia un camino mucho más humano y honorable", concluye.