JUEVES Ť 20 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001

Ť ''Era un gurú, un visionario, un loco...'': Rafael Catana

Develan placa en honor de Rockdrigo González en pleno Metro Balderas

JUAN JOSE OLIVARES

Y fue en la "estación del Metro Balderas", como lo dijo el "más creativo de los guarros, el nuevo tipo de intelectual" llamado Rodrigo González, mejor conocido como Rockdrigo, quien ayer al mediodía en el mismísimo Metro Balderas (línea verde) fue objeto de un homenaje con la develación de una placa (que contiene la letra de su rola Metro Balderas) y un mini concierto ofrecido por su amigo Rafael Catana y Armando Rosas.

Poco a poco la gente se juntó en el punto donde se sitúa la placa. Algunos se acercaron por ver algunos instrumentos dentro de los andenes, otros porque veían a gente de traje murmurar; otros más sabían de antemano que el Profeta del Nopal recibiría un homenaje. Pero así, se congregaron alrededor de 300 personas.

placarockdrigo_ok"ƑY quién es Rockdrigo?", preguntaron unos. "Era un artista urbano que murió en el sismo", contestaban otros. ƑY dónde está?, era la duda de los más jóvenes.

Pero esa duda fue respondida por los representantes de ediciones Pentagrama; la delegada de Cuauhtémoc, Dolores Padierna; Agustín Sánchez González, representante de la delegada en Coyoacán, María Rojo, y Magna García, en sustitución del director del STC Metro, así como por Javier González Garza, quienes en protocolario rollo coincidieron en que Rockdrigo fue "un cronista de la tolerancia quien retrató a la ciudad con un estilo que llamó la atención de intelectuales y gente común".

Pero la vida común del Metro seguía: cientos de rostros desconocidos con rumbos desconocidos volteaban su mirada a la muchedumbre, las voces de los vendedores hacían eco y el sonido de la voz de Rafael Catana enmarcaba el cuadro subterráneo.

El mismo Catana, cuate personal de Rockdrigo y generador de ideas para el "manifiesto rupestre", comentaría: ''Los mejores homenajes son en vivo, eso es lo efectivo, pero la onda es no perder la memoria. Creo que el cuate no era un intetectual formal, académico, sino un pensador callejero; es algo que tiene que ver con el amor a la ciudad".

"Era una especie -agregaría Catana- de gurú callejero, con lo amorosa y odiosa que puede ser la ciudad. En ese sentido era un visionario, un loco. Los rupestres siguen vivos, y no es el momento de matarlos, más bien cada quien sigue haciendo sus proyectos y cuando hay chance nos juntamos."

Las rolas y los recuerdos continuaban, ahora en voz de Armando Rosas y dos miembros de su Camerata Rupestre. Rosas dio su versión:"La difusión que se le haga a Rockdrigo es para todos los compositores mexicanos chilangos o avencindados en el DF. Sería formidable que cada septiembre se tuvieran la posibilidad de difundir su obra en un lugar común como lo es el Metro. Es el mejor homenaje para toda la canción rupestre. Sin duda, la muerte da el valor a las personas".

Mientras Lalena, hija del compositor tampiqueño, autografiaba ejemplares de La Jornada con la nota de aniversario de su padre, Mireya, primera pareja del trovador citadino, decía a todo lo alto: ''Se nos fue físicamente, pero está aquí y lo sentimos; está feliz como lo estamos nosotros. Esto no sólo es significativo para su familia, sino para el rock mexicano. Rockdrigo no era un ser citadino, más bien era cósmico... universal. Creo que es algo justo, porque es impresionante cómo, luego de 16 años, aún tiene vigencia. Hay chavos que tenían 5 años cuando él murió y son los que le organizan homenajes. Cuando alguien le pone convicción a su trabajo, es de valor. Sus rolas son vigentes.

"Nunca nos ponemos a valorar a las personas cuando las tenemos enfrente; pero yo, como la persona que vivió muchos años con él, me llena de satisfacción porque siempre creí en él."

El tururú del Metro no cesaba, la gente pasaba y pasaba, y el rock urbano de Armando Rosas llegaba a su máximo volumen, en tanto Lalena brillaba de orgullo.

"Me da gusto y ya me lo esperaba desde hace un rato -dice la chica de 22 años-; es una emoción ver a tanta gente, aunque si encontrara una placa de Joaquín Sabina o Silvio Rodríguez sentiría la misma emoción, porque tengo muy dividido lo que era Rockdrigo, el artista y Rockdrigo, como mi papá; no tengo muy trenzadas las dos relaciones."