JUEVES Ť 20 Ť SEPTIEMBRE Ť 2001
MEXICO S.A.
Carlos Fernández-Vega
AL IGUAL QUE LAS TRES administraciones anteriores, la del cambio considera a la inversión extranjera -directa y especulativa- como uno de los pilares para sustentar el crecimiento económico del país.
EL CAPITAL FORANEO productivo cuenta con la generosa colaboración y ''comprensión'' del aparato gubernamental para que se instale a sus anchas en el país, mientras los dineros especulativos gozan de la protección que les otorga la ley mexicana, especialmente en materia fiscal, y todos contentos.
UNA MARAVILLA PARA EL futuro nacional. Sin embargo, los resultados obtenidos en este renglón revelarían que para llegar a tan sesuda opinión el análisis gubernamental -el actual y los de sus antecesores- no consideró ciertos elementos, porque a todas luces algo ha fallado: "Las 22 mil empresas trasnacionales registradas en México repatrian 70 por ciento de utilidades a sus matrices y naciones de origen, mientras el resto lo reinvierten en las subsidiarias, reveló la Secretaría de Economía con base en el Informe sobre las inversiones en el mundo, elaborado por la Conferencia de las Naciones Unidas para el Comercio y el Desarrollo (UNCTAD)" (La Jornada, Humberto Ortiz).
LA ANTERIOR ES UNA excelente noticia, toda vez que de cada dólar de inversión que el capital extranjero "inyecta" a la economía mexicana, 30 centavos permanecen en el país y con ellos, supuestamente, se complementa la disponibilidad de recursos y México, entre muchas otras cosas, genera empleo suficiente y bien remunerado, construye infraestructura de primerísima, mejora el perfil de su déficit fiscal por los impuestos pagados por esos dineros (šJá!), puede cubrir el servicio de la deuda externa e interna, desarrolla las zonas -abundantes, por cierto- depauperadas, y lo que sobra se abona a las reservas internacionales con las que cuenta la nación.
LOS 70 CENTAVOS RESTANTES se remiten a las naciones de origen de las trasnacionales y demás inversionistas extranjeros, con lo que todo el mundo queda contento al aplicarse una fórmula tan equilibrada. Por ello, el gobierno del cambio no debe estar preocupado, ya que lo anterior parece corroborar su tesis de que la presencia del capital foráneo es una pieza fundamental para el crecimiento sustentable del país.
LO MEJOR DEL CASO es que los funcionarios del cambio están conscientes del papel que debe jugar el nuevo gobierno con el capital foráneo para que las cosas caminen por el rumbo correcto. Un ejemplo de esa claridad es el director de Inversiones Extranjeras de la Secretaría de Economía, Carlos García Fernández quien, nacionalista a ultranza, advirtió: "De no concretarse las reformas eléctrica y hacendaria el país no tendrá el motor necesario para responder a las necesidades de las empresas extranjeras que busquen invertir aquí".
LO ANTERIOR RESULTA NOVEDOSO, toda vez que por este funcionario la sociedad se entera de que la propaganda gubernamental sobre la Nueva Reforma Hacendaria Distributiva no dice la verdad a los millones de ciudadanos que, atentos y felices, cotidianamente captan el mensaje. Hasta ahora, dicha promoción sostiene que los cambios fiscales se orientarían a mejorar el nivel de vida de los mexicanos depauperados, nunca que la pretensión es "responder a las necesidades de las empresas extranjeras que busquen invertir aquí".
UN POCO MAS SERIO, el informe de la institución especializada de la Organización de las Naciones Unidas considera que "México parece experimentar una rápida trasnacionalización debido probablemente a que su economía se está abriendo al exterior, en particular por su pertenencia al Tratado de Libre Comercio de América del Norte". Ello a pesar de que el país ocupa la posición número 15 a nivel mundial en lo que a nación receptora de inversión extranjera se refiere.
QUÉ BUENO QUE, de acuerdo con el reporte de la UNCTAD, en México opere 37 por ciento de las 60 mil empresas trasnacionales que de manera oficial existen en el planeta. De seguir así, el crecimiento sustentable de la economía mexicana es cuestión de horas, tal vez de minutos.
EL ORGANISMO DE LA ONU señala que esas 60 mil trasnacionales cuentan con 800 mil empresas filiales distribuidas por el mundo. Las 100 principales compañías reportan activos por 2 billones 124 mil millones de dólares y ventas por 2 billones 123 mil millones (para efectos internos son millones de millones; para los anglosajones, trillones) y sólo dan empleo a 6 millones de personas en el mundo.
LO ANTERIOR NO DEBE llamar a sorpresa, dado que es uno de los resultado visibles del proceso de apertura y modernización que, con sus matices, se practica con rigor milimétrico en las distintas economías del planeta desde hace cuando menos dos décadas. A estas alturas, quienes verdaderamente controlan y deciden la actividad económica (y por ende, buena parte de la actividad política y la toma de decisiones de los gobiernos), resultan ser las grandes trasnacionales.
ENTRE LAS ANTERIORES se cuentan, sólo por citar a un grupo y de acuerdo con una evaluación realizada por el Instituto de Estudios Políticos de Washington, las corporaciones Mitsubishi, Mitsui, Itochu, General Motors, Sumitomo, Marubeni, Ford Motor Company, Toyota, Royal Dutch-Shell, Exxon, BPI, Mobil, Chevron, Nissho Iwai, Wal-Mart, Hitachi, Nippon Telephone and Telegraph, ITT, American Telephone and Telegraph (ATT), Chrysler, Nissan y Toyota, muchas de ellas con fuertes intereses en México.
Y LAS QUE FALTAN POR llegar, siempre en aras de sustentar el crecimiento económico del país.
Las rebanadas del pastel:
FELICIDADES: EL GOBIERNO del amigou Bush echó a andar su aparato de guerra con la operación Justicia Infinita... El objetivo, en primera instancia, no es otro que Afganistán, ese poderoso país del primer mundo con 652 mil kilómetros cuadrados de territorio y un producto interno bruto por habitante que apenas roza los 800 dólares anuales, es decir, 2 dólares diarios y una inflación anual de 240 por ciento, que reporta una esperanza de vida para su pobladores de 46 años y una tasa de mortalidad infantil cercana al 16 por ciento... Bien por la Justicia Infinita.
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